Capítulo 16

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POV Helena

Tal vez lo escuché mal o ella había pensado en voz alta.

—Espérame aquí, Helena.—con palabras duras, Zahir se dirigió al segundo piso de su lujosa casa. Observo a la mujer subir las escaleras con astucia y mirar hacia atrás, echándome una última mirada.

Solo recosté la espalda y cerré los ojos, estaba en la casa de Zulema y no me lo creía. Abrí los ojos nuevamente y miré mi ropa por unos minutos, ¿y si mejor me hubiera puesto unos pantalones o algo más largo?.

Al no poder quedarme sentada por más tiempo, decido levantarme, arreglo mi ropa y camino hacia la puerta de la cocina, podía escuchar algunos ruidos provenientes del interior, pero me interrumpen cuando alguien abre la puerta de la sala de estar.

—¿Mamá Zule?.— veo al  pequeño entrar sigilosamente a la habitación, le di una linda sonrisa e incluso me agaché para permanecer a su altura.

—Tu mamá está bañándose, Teo.— Teo tenía algunos osos en sus dos brazos, que  pronto soltó dejándolos en el piso porque dijo que eran demasiado pesados.

—Como ella no está aquí, ¿quieres jugar a la pelota conmigo?.— corrió a la esquina de la habitación y tomó su pelota casi más grande que él y la pateó en mi dirección.

Riendo en el proceso, él pateó la pelota y le devolví la acción pateandola lentamente, le dije que tuviera cuidado de no golpear algo, a mi parecer todo parecía caro y sería un gran problema si sucediera algo como eso.

—No te preocupes, soy un experto, mira solo pateo la pelota, ahí va.— el pequeño  pateó más fuerte que la última vez y me distraje al ver que la puerta se abría, era Zulema, salí de aquel pequeño trance al escuchar como la pelota golpeaba una maceta haciéndola caer al piso. Me asusté con el ruido que causó y pronto siento que algunos fragmentos chocan contra mí. Veo a Teo correr asustado hacia la esquina de la habitación.

—Lo siento, mamá, lo hice sin querer.— dijo con voz de llanto.

Zulema estaba en la puerta con los ojos cerrados y quietos. Escuché un leve suspiro procedente de ella, pasé la lengua por mis labios mirando al niño que temblaba en la esquina, y en un instante corrió a los pies de su madre, ella lo envió a la cocina con Lisi usando una voz que en absoluto no sonaba nada tranquila.
Todavía encima de los cristales rotos la veo moverse hacia mí.

—¿No te lastimaste?.

—No, estoy bien y lo siento por eso...-— me agaché rápidamente para juntar las piezas con mis manos, debí  haber atrapado la pelota, pero debido a mi distracción terminé causando todo esto,  por lo menos debía ayudar recogiendo los pedazos de la maceta.

—Deja eso.

—No, voy a poner todo esto junto, es mi...— con una mano sostenía los pedazos y con la otra los recogía, pero terminé asustándome con Zulema levantándome con cierta rapidez, lo que me hizo cortarme la mano profundamente, haciéndome gruñir y cerrar los ojos.

—¡Te dije que dejaras eso, Helena!.— dijo en voz alta, sorprendiéndome. Me aparté de la mujer que aparentemente estaba furiosa y que me miraba seriamente. Zulema intentó acercarse a mí para comprobar mi pulso y examinar la herida, pero retrocedí con miedo.

Zulema tomó mi muñeca con algo de fuerza y miró el moretón púrpura que había estado en la mañana, causado por Tiago. ¿Como se me había olvidado cubrirlo?. La veo levantar las cejas y acercarme más.

—¿Qué es esto?.— preguntó con valentía.

—No es nada.

—¿Alguien te hizo esto?.—tomó mi mano empapada de sangre y la presionó contra su camisa, manchándola completamente, haciéndome gemir de dolor.— Dime quién te lo hizo.

Oh, my teacher. Where stories live. Discover now