Capítulo 14

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Después de llegar a la escuela al día siguiente, fui a al aula donde se llevaría a cabo el examen. Hoy sería la prueba del viaje. Estaba un poco nerviosa, pero todo empeoró cuando escuche un sonido que indicaba que la prueba comenzaría en unos minutos.

Varios estudiantes se encontraban en esa sala, y cada minuto me ponía más aprensiva, lo que me hacia sentir que sería un completo desastre en esta prueba. Este momento era muy importante para mí. No podía pensar en otra cosa, solo pensaba en el viaje. Desde pequeña les decía a mis padres que quería ir a Alaska, me gustaría ver la nieve por primera vez, tocarla, sentirla en mi cuerpo. El examen contiene muchas preguntas y el plazo para completarlo sería solamente de una hora.

Traté de prestar máxima atención al examen, cuando finalmente terminé se lo entregué al maestro para que pudiera salir de esa sala, estar dentro me asfixiaba, salí lo más rápido posible, solo quería llorar. A pesar de haber centrado toda mi atención en la prueba, me sentí muy nerviosa, así que no estoy segura si lo hice realmente bien, ahora, solo espero haberlo hecho mejor que los demás.

Annie no quiso tomar el examen y eso me hacia sentir aún más insegura. Si ella lo hubiera tomado, al menos tendría a alguien que me consolara, pero ni siquiera tengo eso en este momento.
Tenía las manos temblorosas y sudorosas, y al encontrar una pequeña habitación donde estaban algunos materiales de educación física, entré y terminé llorando de nuevo.

Sé que ya no tendría la oportunidad de ir a Alaska si esa fuera la opción. En casa no tenemos una muy buena condición, si un boleto era caro no me imagino todos los demás gastos que aquello equivaldría. Estuve toda la noche estudiando y solo dormí dos horas antes de venir a la escuela. Ciertamente, las ojeras eran claramente visibles, además del dolor de cabeza que siento en este momento.

Me quedé parada en la esquina de la habitación con las manos en la cara mientras mis lágrimas caían. Esta prueba y todo lo que sucedía en esos meses me  hacían sentir confundida y la mayoría de mis problemas de frustración me los guardaba para mí, y con la única persona que me desahogaba era conmigo.

Habían días en los que me contenía para no llorar, pero un día todo eso saldría a la superficie, pero simplemente no quería que eso ocurriera aquí.
Sentí angustia en mi pecho, me agaché poniendo mi mochila en mi regazo y enterré mi cara en ella. Solo espero que nadie esté escuchando.Pasaron unos minutos y oí que alguien tocaba la puerta y la abría. Me pasé la camisa por los ojos, lo que no serviría de mucho, y mantuve la cabeza baja.

—¿Helena?.— reconociendo aquella voz, levanté la cabeza y vi a la profesora Zahir cerrar la puerta y dirigirse hacia mí, preguntándome si todo estaba bien. Ella era solo otra razón por la que estaba llorando, y verla me hacía llorar aún más, si es posible.
Ni siquiera podía mirarla, mis ojos debían ya estar muy rojos y de mi rostro ni hablar. Sentí sus brazos envolverse alrededor de mí mientras apoyaba mi cabeza sobre su pecho. Zulema me acarició el cabello brevemente para ver si me calmaba, pero el resultado llegó solo después de unos buenos minutos.

—¿Fue por la prueba?.— susurró cerca de mi cara y solo logré sacudir mi cabeza insinuando un "sí". Sentí que Zulema me ponía sobre sus piernas. —¿Estás más tranquila ahora? ¿Hmm?.

Mientras me preguntaba, pude notar que estaba preocupada. Solo envolví mis brazos alrededor de su cuello y me quedé en esa posición, su perfume invadió mis fosas nasales.

—Está bien si no te va bien, lo importante es que lo intentaste. Además, tengo suficiente dinero para comprar Alaska, solo para ti. No te quiero ver triste, ¿entiendes?.— la miré fijamente a los ojos y le di una débil sonrisa. —Y perdóname por la actitud de ayer, solo quería...

Oh, my teacher. Where stories live. Discover now