XIX-Reina mía

1.3K 136 9
                                    

Y si la riqueza me impide amarte, abandonaré hasta la última migaja poseída, pues tú mi reina, serás el único valor concebido en mi vida.

—Si es tan cierto  ¿Por qué no existe en realidad? Dejaré de leer amargamente estos cuentos, lo único que consigo es obstaculizar mi mente en romances idealistas.—mencionó desarrugando aquel ceño fruncido.

El minino regordete de Manu llamado cariñosamente Kétchup debido a su gran y esponjoso pelaje rojizo merodeaba el viejo sillón donde se acomodaba Alaya, y aunque se inclinaba por el clan canino, le había tomado cierto afecto al tierno y molesto gato.

—¡Las culpo a ellas, Kétchup! Aquellas tenaces autoras, tales como Louisa May Arcott que nos convierten en adictas de sus escrituras, ofreciéndole libre albedrío a nuestras imaginaciones en un Edén pintado perfectamente de rosa ¡Cuantas injustas! ¿Por qué presentar algo tan aparente?—bufó alzando un puño, aquel libro siempre le dejaba frustrada.—Ciertamente es ficción, pero nuestro corazón nos obliga a interpretarlo con materialidad e ilusionarnos con amores puros y sinceros pero notoriamente hipotéticos.—chasqueó, con la bofetada de la realidad ¿Por qué? ¿Por qué los personajes, esos chicos perfectos, dioses, sexys chicos malos, no existían?

¿Y si es el correcto?—susurraba una voz en su mente.—¿Si es Ross el indicado?

Agitó la cabeza, toda la noche esa molesta voz le hizo la misma pregunta una y otra vez.
—¡Jamás! Solo nos dejamos llevar por el momento—y qué momento, Dios, todavía recordaba esos labios, esos movimientos, ese sabor, y la boca se le hacia agua, pero la realidad le dio otra bofetada. ¿Elah Ross? El cantante, el monarca. Gruñó, abultando los labios torcidos.—, él... no está interesado.

Recuerda sus palabras Alaya, hablaba de amor... Escúchate a ti misma, es él...

Cerró el libro de golpe espantando al pequeño felino, y tratando de huir de sus pensamientos.

.

—Señor Amin, tiene correspondencia por parte de su padre.—comentó Will entregándole un sobre.

Inclinó su rostro para leerlo con prisa:

Es propicio mencionar las razones por las cuales no me presento como es debido, me encuentro en un viaje de negocios y mi tiempo es absuelto en las horas preferentes para congregaciones, mi redactor se encarga del comunicado.
En siete días será tu primera cena junto a tu prometida, Gabriela Báez.
Te recuerdo que cuelgas de un hilo muy frágil y decaído, te sugiero de antemano que te comportes con altura.

El mismo día se confirmará ante los medios sus nupcias.

Te di una semana para que lo pensaras, tu respuesta fue afirmativa, no queda más que decir. Amin y Ortiz se encargarán del resto.

Will se retiró sin mencionar una palabra.

Amin ya se preparaba mentalmente para lidiar con Gabriela, no sería tarea fácil.

Era un restaurante exclusivo, curiosamente fue el mismo en el que cenaron Ross y Alaya.

Gabriela lo esperaba en un vestido púlpura sin tirantes, muy escotado y con franjas transparentes que entallaban su esbelta figura.

Al ver llegar a Amin lo reverenció inadecuadamente, acomodando su busto al levantarse.
Se acercó con ligereza y lo besó, saboreando sus labios unos segundos después.

—Te he extrañado tanto mi amor ¿Por qué nunca me llamaste?—ambos tomaron asiento, Amin suspiró, desde ya estaba hastiado, ella lo miró con provocación.

Jaden  {Bilogía El Príncipe de Dubái}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora