VII-Dos pasiones

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♫♪Lee la parte del baile con la música y te sentirás superior.

Aveces pensaba en nosotros y me preguntaba cosas que evitaba responder, si después de tantos altibajos, si íbamos de mal en peor, si al final... no nos pertenecíamos. Quizás luchamos demasiado, y nunca estuvimos enlazados.

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El tiempo transcurría efusivo, los refinados rendían homenaje al adagio dicho de sabia lengua "El rico nunca se satisface" tan cierto en criterio como en verdad.
Si bien es su trabajo servir en silencio a los invitados, jamás será sano despreciar a un ser.
Jeques, príncipes y doncellas de distinguidas familias lucían sus trajes de espléndidos detalles, pero curioso era preguntarse ¿Así de hermoso será su corazón?

La belleza sin duda es relativa, cómo pueden ver cualidades hermosas en alguien que no resalta nada de sí, cómo tenemos comprensiones distintas sobre un mismo individuo, somos un caso arbitrario envuelto en un saco de sentimientos y pensamientos complicados, un error en una lógica exacta, el caso mas contrariado en la historia de la existencia, como un ser que ama, pero no es amado.

Una historia no se escribe con el corazón roto, pues ya sabrás como será su desenlace.

Las practicas resultaban mejor de lo previsto, se realizaba en un acuerdo emocional que pasaba a todas.
Aún así... no podía borrar de su rostro aquella expresión asfixiante, como si previera la alusión de un desastre irremediable.

Príncipe, baile, responsabilidad, ensayo, 1000 páginas, entrevista, no caer en sus redes.—se tapó los oídos como si ésta acción silenciara el alboroto en su cabeza, se paró derecha frente a la pared de espejos que recorría toda la habitación desde el piso hasta el techo, algo cambió en su interior, rozó su mejilla y lo reconoció.—No de nuevo, no otra vez.

Vio su rostro demacrado, pálido y ojeroso, no distinguió si era parte de una alucinación o lucía así de horrible, cerró los ojos con fuerza, apretó su pecho y sintió los escalofríos en cada poro de su piel, una palma llegó a su hombro, separó los párpados temerosa, la mujer huesuda se desvaneció en su reflejo, giró tan rápido que casi tropezaba con sus propios pies.

La chica retiró su mano con espanto, se mordió el labio y retrocedió —¿Pasa algo? ¿Por qué no estás vestida? Todas ya lo estamos.—la miró y el terror en sus ojos era más evidente de lo podía admitir, sin duda le extrañó pues hacía una pocas horas era ella la conmocionada y sus palabras de aliento la animaron hasta el punto de que ya no podía esperar para salir.

Alaya dejó salir un suspiro cargado de miedo, bajó la cabeza, su cuerpo parecía tendido como una marioneta—Creo que calculé todo bien, excepto algo.—se fijó en sí misma, sus zapatos viejos, aquella camisa de segunda mano, el reloj de plástico en su muñeca, luego alzó el rostro sobre las demás.

La bailarina se impactó, y era notable en su cara—¿Qué? ¿Te sientes bien?

—No pueden verme así...—de pronto oyó una voz en su conciencia
Ellos no pueden, no eres igual, perteneces a la clase inferior

Ensanchó los ojos con una mezcla de sorpresa y tristeza—Verte ¿Cómo?

Alaya desvió la vista a un punto distante e intentó silenciar la voz una vez más, pero allá estaba la mujer demacrada, en cada espejo de la habitación.
—¡Cómo soy!—gritó, y la atención en el cuarto se centró en ella.— No soy como ustedes, se les nota a metros que son de buena familia, yo soy de la clase que les sirve a las personas como ustedes, a las personas como las que están allá afuera, lo notarán, verán que no soy uno de ellos.—se recostó en la pared y fue deslizándose hacia abajo hasta terminar sentada en el piso con las rodillas debajo de la barbilla.—Además si... una foto se llega a filtrar o alguien me ve, y mis padres se enteraran, morirían de decepción, no puedo ¡de verdad no puedo!—se abrazó las piernas con fuerzas, los nervios la invadían, estaba sacando a relucir lo que temió, que a último momento se alzaran todos ellos y la frenaran.

Jaden  {Bilogía El Príncipe de Dubái}Where stories live. Discover now