Capítulo XLIX-Inexistencia

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¿Hay otra esta vida después de esta? ¿Eterna, reencarnación, bucle, inexistencia?...  Un desconocido me dijo que al morir mi cuerpo desaparecería pero mi alma sería guiada a otra especie u otro ser, mis pensamientos en el pasado se borrarían, pero dejarían indicios de lo que fui o lo que seré, si ya morí alguna vez puedo deducir que en el pasado fui una escoria, si viviré en otro tiempo... es fácil inferir en que el destino no será diferente, es una clase de ciclo desdichado e inalterable.

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Una horas atrás.
Edificio della Trinidad.
Perteneciente al clan Alabi.

''Es extraño, hace unos días recibí una invitación por escrito firmada y sellada por el señor Karim Alabi, padre de Amin, la única vez que lo vi fue en aquella fiesta navideña de los Báez, es raro que quiera verme con solo tener un encuentro en común, así que no tengo idea de lo que quiera tratar; la verdad es que es un hombre muy intimidante, y atractivo... siento escalofríos, es muy alto, fornido y atlético, creo que lleva una vida saludable, algo no tan habitual para los hombres de su edad; yo por otro lado, cada año inicio en el gym con toda la actitud y un entrenamiento rigoroso y solo permanezco una semana, definitivamente no nací para el ejercicio, volviendo con el interesante e intrigante señor Alabi... estoy muriendo de curiosidad y expectativa ¿Por qué querrá verme tan repentinamente? ¡Por favor que no sean más problemas, Dios!

—Parece una fiesta.—susurró para sí misma al observar la cantidad bien vestida de gente en el salón, la música clásica era baja pero bastante agradable, más se escuchaba el murmullo y las risas moderadas y bizarras en todo el lugar, estaba un poco apenada, aunque lucía formal, con un traje de pantalón de un color durazno apastelado que le ajustaba muy bien, era claramente la peor vestida comparándose con los demás, y ellos mismos no se disimulaban, lazándole miradas tan sutiles como una ''aguja en un pajar'', una aguja de tres metros.

—¿Señorita, puedo ayudarle en algo?—le preguntó un señor de smoking negro al acercarse y tocar con sofisticación su hombro por detrás, ella se volvió hacia él un tanto avergonzada, el hombre la miró de pies a cabeza y su expresión no fue muy modesta.

—Yo... vine a ver a el señor Alabi.—respondió ella con el tono nervioso.

—''¿A quién?''—el hombre descaradamente le concedió una risilla presumida, como si no le  no le creyera nada.

—A mi ¿Algún inconveniente?—Karim llegó por detrás haciendo que aquel ente grosero sobresaltara por un momento, cruzo los brazos y enarcó una de sus cejas, incluso su plena presencia desprendía un aura amedrentador a un nivel extremo, esos ojos grises y agudos, ese temple confiado y esa estatura vasta, era cada cosa que uno podría desear en un hombre. Lucía un traje divino azul Oxford con parches de color negro en los hombros y el lugar de los codos, desde cualquier distancia se podía apreciar el lujo y su etiqueta renombrada, si algo era incuestionable en el señor sería su buen vestir, siempre reconocía la altura de su título en sus atuendos.

—No señor, disculpe.—dijo el hombre colapsando la vista al suelo enseguida, totalmente estremecido, ofreció una larga reverencia y se fue... ''con el rabo entre las patas.''

—Buenas noches señorita Flores.—comentó ofreciéndole una pequeña sonrisa, por un minuto no hizo más que mirarla, y ella como una retrasada se quedó fija en él. Amplió la perfecta sonrisa e hizo un ademán peculiar, regresándola a la tierra después de ese desconcertante viaje en sus ojos.

—Ho.. Hola...—como era de esperarse apenas pudo entendércele, al descender un poco la mirada se percató de que le estaba ofreciendo su brazo como cortejo desde que había llegado y ella por despistada ni siquiera le prestó atención.—¡Oh, lo siento!—se precipitó a decir con la vergüenza notable en sus mejillas, suspiró con disimulo y recibió el gesto acomodando el brazo a través del suyo, no pasó demasiado para que sus nervios erizaran todo su cuerpo, el traje era tan suave, sus manos tan... cálidas, era tan... caballeroso, ¡todo, este hombre poseía todo!
Incluso pasó por alto las miradas despectivas y los rumores que se escuchaban cuando caminaron por el pasillo, no la soltó ni por un momento, en cambio reforzó con delicadeza el agarre, ella pudo sentir más seguridad, si a él no le importaban las reacciones de gente egocéntrica y poco amable a ella no tendría porqué, los ignoró por igual, no sería vanidad, más bien sinceridad reconocer que él era la persona más importante allí, era el dueño en primer lugar, y estaba a su lado, tomando su mano...

Jaden  {Bilogía El Príncipe de Dubái}Where stories live. Discover now