X-El juego acaba de empezar

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♫♫Escucha la canción mientras lees la parte de Ross, no te arrepentirás.

...

Muchas veces creí hacer lo correcto, era algo que me placía, quería que todos sintieran los insignificantes que eran a mi lado. Observarlos reprimirse, disculparse, inclinarse, castigarse, mis ojos se deleitaban en cuanto  su estima se hundía, y ahora... estoy llegando al fondo, entonces ahora... Literalmente me desplomo.

.

Cómo actuar, cómo interpretar el mandato de su padre o más bien su sentencia.

Su imposición había sido decretada. No como guía sino como dictador de un imperio totalitario.
¿Qué razón podía tener? ¿Qué derecho exigía a su vida?
Trataba de componer una idea adversa, suponiendo una burla, un declive, una confusión... Nada sensato acreditaban sus palabras.
Pero así mismo el conocimiento no siempre es ventajoso, aveces disentir atormenta, aveces el saber nos advierte.
Y sabía más que nadie que su padre no era hombre de juegos.

La distancia era larga, pero se sentían uno frente al otro.
Dudando de sí,  con el pecho roto, buscando la pieza que complete la interrogante, dejó una pausa en sus labios, una que no perduró por mucho, necesitaba escucharlo, necesitaba creer que se había equivocado, pero por más que le de vueltas, Karim Alabi jamás hablaba demás, mucho más tratándose de cuestiones tan serias.
Lo miró sin pestañar, con la cabeza ligeramente ladeada.—Espero que tan solo sea un comentario inoportuno.—revolvió su cabello y le dio la espalda al monitor medio jorobado con las manos en los bolsillos.

Alabi se limitó a contemplar la copa de aquel líquido sin color, parecía absuelto en sus pensamientos, alguno que reflejó una profunda tristeza en sus ojos. Sus labios se movieron pero su cuerpo y su mirada seguían  en otro lugar.—No hay nada de inadecuado en lo que he dicho, te escucharé cuando tu respuesta sea afirmativo o negativa, te di dos opciones Amin, no tengo tú tiempo.—seguía obstinado en su punto.

Amin tuvo que recargarse en el brazo del sillón, se apretó el entrecejo entre los dedos, negó sacudiendo la cabeza, de ir despacio hasta demasiado rápido y sentir marearse.
—¿Estas hablando en serio? No, es que todavía no lo puedo creer.—el señor Karim permanecía callado, observando las reacciones que consideraba patéticas.—No entiendo tu lógica ¿Una chica me besa y tengo que casarme con ella? ¿Qué clase de ley te sustenta?—soltó, conduciendo hasta el límite de su coherencia.

Su padre se enderezó finalmente, avanzó dos pasos hasta el lado izquierdo de su escritorio, se detuvo por más de un minuto como si analizara algo que le causara frustración. Se tronó los nudillos y tomó aliento para pasar por delante del mostrador, recostó la espalda baja y apoyó las manos en cada lado presentándose directamente a través de la pantalla.

—Ya te dije que no quieras pretender ser más astuto que yo.—habló con una voz incrédula que sostenía el conocimiento de toda una vida.—¿Qué no me asegura que no hayas planeado todo esto?—Amin abrió la boca y  tiró los brazos, ya era el colmo.—La verdad es que no debería sorprenderme, pero lo has hecho, debo admitir que no me lo esperaba.—reconoció, asintiendo con la mandíbula tensada. Se dio vuelta para tomar la copa, no la bebió, la agitó en círculos con la vista en ella—No te equivoques, ya no soportaré tus necedades y tus excentricidades, ya no eres un niño.

—No la conozco.—exclamó, cansado de dar explicaciones sin  valor. Rabió con la garganta seca, caminó sin ir a ningún lugar.—Entonces tu deducción es simplemente ponerme entre la espada y la pared, como si fuese un muñeco de trapo que puedes manipular a tu conveniencia.—paró indeciso, su cuerpo vaciló por lo repentino, y después intentó hacer otro movimiento, humedecerse los labios, apartarse, frotarse los ojos adoloridos, pero no podía moverse.
Comprendió en ese segundo, «Opciónes»—citando lo mismo que salió de su boca.
Pero nunca las hubo.

Jaden  {Bilogía El Príncipe de Dubái}Место, где живут истории. Откройте их для себя