P R Ó L O G O

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Su cuerpo desfallecido, inclinado al vacío del acantilado, cuelga entre las manos de Ross. Observo la sangre en su ropa, los moretones en su rostro, el líquido rojo goteando de sus dedos.

Me desplomo, incapaz de asimilar, incapaz de procesar lo que mis propios ojos presencian e inevitablemente me doy cuenta que lo ha cumplido, juró acabar con su vida en nombre de su venganza, juró amarme y asesinar al chico que amo.

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Pienso en cómo sucedieron las cosas, en qué fallé, qué pude haber hecho o evitado, y todo conduce a Monserrat. Creé ésta identidad para huir de mis demonios, y a cambio he invocado a tres de ellos.

Mi profesor, el único que descubrió lo que oculto ser, sus amenazas me orillaron a aceptar sus condiciones, involucrarme y seguir el rastro en el asesinato de su amante... Quizás no lo admití, pero siempre supe que él mismo lo provocó.

Ross, el caballero de armadura plateada, como sus finos cabellos, desquiciado por una venganza que lo siguió por años. Tenía el poder de suscitarme a cualquier cosa, su música y sus besos, eran como LSD. Tal vez no era sano lo que provocaba en mí. Pero por más que lo reprima, sé que pudimos ser felices, si no estuviera cegado en el asesinato de Amin.

Jaden-Amin, siempre fueron el mismo, volcó el juego a su favor. El chico que amé y el príncipe que odié con mi vida. Dos identidades, dos personalidades completamente diferentes, dos demonios en un solo cuerpo y ninguno era bueno. Logró cada una de las cosas que su boca dispuso, apostó mi cuerpo y fue el primero en poseerlo, dijo que me enamoraría de él... y me rompió el corazón.

Yo-Monserrat, la mujer que concebí como muralla de mis inseguridades, la bailarina árabe que sedujo a un caballero y un príncipe a su vez, la manipuladora, poseedora de encantos a favor de su atractivo sexual. Yo, 21 años, quien hasta hace poco era la usual chica encerrada en una rutina y obligada a estudiar derecho por su padres.

¿Qué tenemos en común todos? Mentimos con lo que somos en realidad, usamos las palabras a nuestro convenir y nuestras manos están manchadas.

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Me levanto y observo el rostro de Ross, la sombra en sus ojos y el diablo en su aspecto. Se acerca y susurra algo en su oído, la distancia me impide escucharlo. Sus comisuras se curvan, entona una risa demencial, se inclina al abismo, abre las manos y lo deja caer.

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Hi, aquí Abby.

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Dale, sé que quieres saber qué pasa →→→→→→→→→→→→

Jaden  {Bilogía El Príncipe de Dubái}Where stories live. Discover now