Capítulo 4 - ¿Estás despierto?

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Un auto dejó a Elliot en el centro, el conductor le informó que no volvería por él, ya que ese no era el plan de la producción, el chico algo confundido solo agradeció el gesto de haberlo trasladado, de todos modos sabía tomar el autobús o un taxi...

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Un auto dejó a Elliot en el centro, el conductor le informó que no volvería por él, ya que ese no era el plan de la producción, el chico algo confundido solo agradeció el gesto de haberlo trasladado, de todos modos sabía tomar el autobús o un taxi de regreso a casa

Caminando por la plaza, se encontró con un chico vestido de sudadera, gafas y gorro negro, como si fuera un detective encubierto espiando a alguien.

—Nadie se viste así cuando no quiere llamar la atención —le dijo Elliot, tomando a Robert de sorpresa —Yo que tú me saco la sudadera y el gorro, con los lentes está bien.

—¿Tú que sabes? La gente me conoce en la calle y no me deja en paz.

—Hay cuatro personas en esta plaza —rió Elliot —¿Quién va a reconocerte? —Robert rodeó la mirada, de todos modos estaba muy incómodo con la ropa, así que se quitó la gorra y la sudadera, quedando solamente con una remera manga corta color azul oscuro en la fría noche —Quizás la sudadera si era buena idea —le dijo al ver como al mayor se erizaba la piel.

—¿Entonces? ¿Cuál es el plan? La producción no me ha dicho nada.

—A mí tampoco, pero creo que quieren que tú y yo intentemos ser amigos.

—¿Amigos? No tengo tiempo para eso, lo dije hoy.

—Pues... ¿Entonces? —Robert presionó sus labios, al verle los ojos a Elliot se quedó sin aliento y su estómago comenzó a hacer ruido.

—Tengo hambre —comentó con aires de grandeza —Necesito comida, nunca como después de las ocho de la noche, pero si ya estoy en la calle sin nada que hacer supongo que puedo romper esa regla.

—Entonces... —Elliot juagaba con sus dedos y los escondía en las mangas de la sudadera —¿Qué quieres comer?

—¿Qué puede ofrecerme este pueblo? —Elliot entrecerró la mirada mientras pensaba, rodeó la plaza mentalmente y luego recordó que siempre el fin de semana se instalaba un vehículo con comida rápida —Tú estás loco si crees que voy a comer frituras a esta hora.

—Lo siento, no traje una manzana conmigo —el menor rió de su broma, pero notó que a Robert no le había caído muy bien, levantó los hombros con resignación ya que no sabía que más ofrecerle, en realidad el chico no conocía muchos lugares, casi nunca salía de casa.

—Vale, si no queda de otra —Robert terminó asintiendo, caminó detrás de Elliot mirando todo el lugar, sin entender porqué la producción había tomado la decisión de grabar una serie en esta ciudad.

El menor llegó listo para hacer una muy pequeña fila, se acercó a la ventana del pequeño camión y se ordenó para él un emparedado de carne con salsa picante, una malteada de frutilla y se volteó para preguntarle a Robert que quería. El chico mirando de pies a cabeza todo se acercó, analizó el menú y empezó a ordenar.

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