Capítulo 34 - Las cosas no son tan buenas

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Niccolo sacaba algunas cosas de su bolso mientras llegaba tarde a clases, pasó por el comedor a comprar una manzana con yogurt, en lo que caminaba al salón vio a sus Padres, el chico se detuvo de inmediato, ellos le vieron y caminaron por su lado, sin siquiera saludarle.

Él con algo de temor caminó hasta la oficina de la psicóloga, ella estaba tocándose la cabeza mientras exhalaba agotada.

—Hola —saludó —¿Qué... que hacían mis Padres acá? —ella se sorprendió al verle, pensaba llamarle más tarde, debía buscar la forma de hablar con él, pero ya que Niccolo estaba allí, no había forma de ocultarle lo que pasaba.

—Hola, si quieres hablamos unos minutos, cierra la puerta —ella sonrió para tratar de calmar el ambiente —el Director los envió.

—¿Y eso? —el chico tomó asiento en el sofá color morado oscuro.

—Tus Padres han venido a decir que... bueno, están... —ella tragó saliva —Haciendo los documentos para quitarte el apellido.

—¡¿Qué?!

—Quieren que tu diploma de graduación no tenga sus apellidos.

—¿Solo porque soy...? —Nicco se quedó sin aire —¿Pero...?

—Sé que es algo fuerte Niccolo, pero quiero que sepas que el abogado del Colegio está viendo aquello, sigues siendo menor de edad, y ellos no pueden abandonarte de la noche a la mañana.

—¿Y qué pasa con la Universidad?

—Bueno... cuando vayas tú ya tendrías 18 años así que... ellos... podrían quedarse con tu fondo universitario.

—Lo sabía —Nicco se puso de pie —Sabía que eso iba a pasar, ¿Y ahora qué? ¿Voy a ser Niccolo y ya? ¿Cómo no voy a tener apellidos? ¿Ellos pueden quitármelos?

—El abogado lo está viendo cariño, te prometo que estamos haciendo todo lo posible para ayudarte a ti, ahora solo... por favor ve a clases, podemos hablar cuando quieras, pero ahora es importante que no descuides tus estudios, se vienen las becas universitarias.

—Si, si —dijo asintiendo —Cierto, tengo que... tengo que irme, gracias por... decírmelo, supongo, no sé —Nicco estaba muy confundido, él salió del lugar, pero no fue a clases, caminó a la biblioteca donde sabía que no encontraría a nadie, se metió entre medio de los libreros, tomó asiento en el pasillo de literatura antigua y comenzó a llorar, soltó lágrimas lentas y silenciosas, sollozos pequeños que intentaba ocultar para no delatar su presencia, el chico tomó su móvil, quiso llamarle a alguien, pero no podía hablar —Joder... —susurró nervioso.

Cuando la primera clase terminó, Herminia sabía que algo andaba mal, su mejor amigo no le respondía los mensajes, caminó directo hacia la biblioteca, Brenda le vio acelerada y preocupada, así que disimuladamente le siguió.

—Nicco... —Mini tomó asiento a su lado, Brenda estaba al otro lado del librero escuchando todo —¿Qué ha pasado?

—Van a quitarme los apellidos —susurró mientras seguía llorando —Se acabó ¿Entiendes? Mi vida se acabó, el fondo universitario se lo quedaran ellos, no podré estudiar y... ¿Qué se supone que vaya a hacer?

—Mierda —dijo Mini abrazándolo —¿Te lo han dicho ellos? ¿Los viste?

—Vinieron al Colegio, pidiendo que mi diploma no tenga los apellidos —Brenda tomó asiento en el suelo, abrió su boca sorprendida y soltó una lágrima —¿Por qué me pasa todo esto? Yo no le hecho nada a nadie.

Real Para MíWhere stories live. Discover now