Capítulo 51 - El Niccolo de ayer

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Jonathan entró a la pasarela de la gala, los flashes de las cámaras lo dejaron un poco ciego al comienzo, pero sonreía de manera pequeña para verse atractivo, caminaba lentamente y subió la escalera dorada que llevaba al salón donde sería la cena, llegando a la mitad había una chica de cabello moreno largo, con un vestido plateado de transparencia, ella se le acercó con un micrófono y él sonrió ante la cámara.

—Tenemos finalmente al jugador de soccer número uno de DreamsPlay; Trent, o como es su verdadero nombre y ustedes deberían conocerle, Jonathan.

—Hola, es un gusto estar acá.

—¿Primera vez no?

—Primera vez, y espero que no sea la última.

—Claro que no, te ves guapísimo —el chico comenzaba a sonrojarse, le hicieron algunas preguntas por su ropa, por el diseñador, y al finalizar le consultaron por su mejor amigo —Elliot y Robert no han llegado, ¿Aparecerán juntos como dicen por allí? Los estamos esperando.

—¿No han llegado? —preguntó confundido —Creí que... que venían antes que yo —el chico miró hacia el salón.

—Aún no, pero nos mantendremos alerta por ellos, gracias Jonathan —el pelinegro asintió, subió los escalones faltantes y entró al salón, buscó rápido su teléfono en el bolso que cargaba con su ayudante, le llamó a Elliot pero no le respondió, sonaba apagado, le marcó a Robert y este no tardó en hablarle.

—¡Hola! Hey, ¿No han llegado aún? ¿No se supone que...?

—Jon —dijo asustado —Escucha yo... no sé qué hacer, realmente estoy bloqueado.

—¿Qué te pasa?

—Elliot —susurró aterrado —Alguien se lo ha llevado, creo que... creo... ay no puedo decirlo.

—¡¿Cómo que alguien se lo llevó?! ¿De qué estás hablando? —Robert cortó la llamada, Andrés estaba tratando de calmarlo mientras el chico lloraba desconsolado. Jonathan se asustó, miró algún lugar para salir, pero no encontró, se acercó donde una chica para que le ayudara, pero le informaron que la única salida es por donde llegó, no había otra puerta.

El chico se dio media vuelta, le regañaron los guardias y varias encargadas del evento le gritaron, pero Jonathan bajó corriendo las escaleras mientras otros cantantes y modelos iban subiendo, al chico no le importó nada, salió del lugar hasta llegar al auto negro que le habían guardado, se lanzó en los asientos y llegó al hotel.

Robert estaba en la recepción, llorando desconsoladamente mientras abrazaba un vaso de agua, Andrés gritaba por teléfono y algunos policías conversaban la situación con Irene.

—¿Qué pasó? —susurró al llegar, Robert le vio, se puso de pie, el vaso se rompió en mil pedazos, el mayor abrazó al pelinegro con mucha fuerza, asustado de que algo malo le sucediera a su novio. Se hizo media noche, pero no había información nueva.

Eran las cuatro de la mañana, Robert respiraba con dificultad mientras que Jonathan le insistía en que se bebiera un calmante, el mayor quería salir a buscar a Elliot, pero los policías se estaban encargando, si él salía sería un problema más, y no quería entorpecer la búsqueda.

—¿Quién se lo llevó?

—¿Mi papá? —Sugirió Robert —lo odia, y lo odia mucho.

—Pero una cosa es que tu Papá no quiera que tengas una relación con él, o con cualquier hombre, y otra distinta es que sea capaz de secuestrar gente.

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