Capítulo 50 - El Elliot de ahora

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Jonathan y Elliot se bajaron del avión, el menor ordenaba algunos de sus papeles mientras que su amigo le miraba preocupado.

—Casi... no hablaste mucho en el viaje.

—Ah —rió nervioso —estaba algo mareado.

—Pero casi nunca te mareas.

—Falta poco para la premier de la segunda temporada, vamos a viajar mucho, ir a entrevistas, pensé en eso y me descompuse un poco —inventó Elliot bastante rápido —La verdad es que me agobia un poquito aún la atención.

—Ya —Jonathan sonrió fingiendo que le creía, ambos bajaron por las escaleras eléctricas, de pronto a Elliot alguien le tomó la mano y lo giró suavemente hacia su cuerpo.

—Lio —susurró Robert con un beso en la mejilla. El chico se sintió seguro, cuidado, le abrazó con fuerza y cerró sus ojos mientras deseaba que aquel abrazo no terminara nunca. Jonathan y Robert compartieron miradas, algo andaba mal —Hey, ¿Qué tal el viaje?

—Normal, no creí que vendrías por mí.

—Mi novio viene a mi ciudad, debo venir por él al aeropuerto, es mi deber.

—Igual es un gusto verte —Jonathan le saludó fingiendo desinterés, los chicos rieron y caminaron hacia la salida.

—Tengo mi auto afuera, por suerte hay poca gente y al parecer nadie nos ha reconocido, si no esto sería una locura.

—¿Sabes dónde queda el hotel? Irene no me dejó la dirección.

—¿Hotel? Pero si vas a quedarte conmigo —Elliot le miró confundido, pero todo había sido un plan de Robert para quedarse con el chico durante el fin de semana de la gala. Irene había ayudado a no arruinar la sorpresa.

Jonathan si se quedaría en el hotel que le habían buscado, pensaba recorrer la ciudad lo más que pudiera así que no le importaba mucho donde quedarse, aún cuando Robert le ofreció una habitación.

Luego de conducir, Robert estacionó frente a su casa, Elliot tomó uno de sus bolsos mientras Robert llevaba el otro, abriendo la puerta de su casa la que quedaba alejada de todo el mundo, pero con una bella vista hacia los mejores lugares de Los Ángeles.

Elliot dejó sus cosas en el cuarto, el que tenía la pared de vidrio, el chico se acercó a mirar y presionó sus labios al sentirse tan lejos de casa.

—Puedes bajar las cortinas si es que te molesta, aunque nadie va a verte, esta zona está cerrada.

—Ya, gracias —sonrió.

—¿Quieres darte un baño? Quiero llevarte a comer, o podemos quizás cocinar algo, la nevera está llena pero Millian, la chica que me ayuda con la casa se ha ido, le dije que podía descansar —Elliot quería decirle todo lo que había descubierto, pero al mismo tiempo no quería arruinarle esa sonrisa que Robert tenía en su rostro, así que aceptó el baño y Robert salió corriendo para prepararlo todo.

El mayor preparó la tina con bastantes esencias, Elliot entró al baño y Robert le dejó solo, el chico se quitó la ropa y se quedó allí, sin la energía suficiente para limpiarse, solo viendo como el agua de colores ocultaba toda su desnudez. Robert entró para saber si todo estaba bien, notaba extraño al chico, tomó una esponja y comenzó a acariciarle suavemente la espalda mientras Elliot soltaba una lágrima.

—¿Qué es lo que sucede?

—Mi Mamá me estuvo mintiendo todo este tiempo.

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