16- QUE EMPIECE EL JUEGO

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REBECCA WONDER

Hice que me siguiera hasta donde quería tenerla. La vi mirarme como lo que soy: inalcanzable. Me satisfacía saber que no estaba en sus cinco sentidos. Era excitante que estando bajo los efectos de la droga, su elección, incluso por encima de esa chica, fui yo.

¿Dónde estaba la Alice que me retaba, la que siempre quería llevarme la contraria?

La emoción por sentir que estaba en mi control iba superándome. La haría disfrutar de la pastilla como nunca en su vida, pero bajo mis condiciones, no las suyas.

No la atraje a mí porque me gustara. Jamás me han gustado las mujeres y Alice no era la excepción. Lo hice porque si algo me caracteriza, es que siempre consigo lo que quiero y ponerla en su lugar, era justo lo que quería. No importaba si para hacerlo tenía que enamorarla. Al final, nuestro lema era...«El fin justifica los medios».

Al tenerla frente a mí, me di cuenta de que la pastilla le había hecho efecto. Sus pupilas dilatadas me decían que era mi oportunidad. Estaba en mi territorio. Ambas nos habíamos drogado. Las dos estábamos en igualdad de condiciones y el juego, estaba por comenzar.

Pasé mi mano por su mejilla en un recorrido suave que me llevó hasta sus labios. Allí me detuve, y con mi dedo pulgar, acaricié su boca, llegando a tocar incluso, su lengua. Ella cerró los ojos, y verla tan asequible, solo con un mínimo contacto, me daba indicios de que sería más fácil de lo que pensé.

―¿Qué estás haciendo, Rebecca? ―preguntó Alice, con evidente nerviosismo.

―Tú sabes perfectamente lo que estoy haciendo, y sé muy bien que lo deseas ―respondí, mientras con mi dedo índice recorría su pecho que estaba semi-descubierto y ella bajó la mirada para seguir el recorrido de mi mano.

―Estás jugando con fuego, y te advierto... ―intentó decir.

―Aquí no estás para hacer advertencias ―la interrumpí, y sin darle tiempo de refutar, la sujeté por el cuello y la besé.

Alice me siguió en el beso. Yo marqué el ritmo y aunque no tenía experiencia en besar mujeres, no dejaría que ella lo notara. Empezó a acariciar mi rostro suavemente, pero en mis besos no iba a encontrar ternura o romanticismo, al contrario, lo que yo quería era volverla loca y enseñarle que estar conmigo, era lo mejor que le iba a pasar en la vida, aunque para su desgracia, solo pasaría una vez.

Aumenté la velocidad del beso mientras dejaba pequeñas mordidas en sus labios con toda la intención de hacerla perder el control, había dado inicio a un juego de seducción y pensaba llevarlo hasta el último nivel.

Miré a mí alrededor, y del lado derecho de nosotras había una puerta. Llegué hasta ella sin dejar de besarla y entramos. Por lo que pude ver, se trataba de un despacho. No me fijé mucho en los detalles, pero sí recuerdo su elegante decoración, algo típico en la familia Flynn, así como también puedo recordar que agradecí la existencia de ese sillón de cuero vinotinto en donde sin demora, dejé caer a Alice, al tiempo que seguía besándola y las pequeñas pausas no permitían que perdiéramos el ritmo.

Me acosté sobre ella y mi cuerpo se movía al ritmo de sus besos. Alice colocó sus manos en mis glúteos y me presionó con fuerza, y yo, dejé un beso húmedo en su cuello que provocó que el primer gemido saliera de su boca.

Contra las reglas (Terminada)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin