05- ENTRE DOS MUNDOS

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REBECCA WONDER

Siempre me he preguntado quiénes somos realmente los seres humanos... ¿Somos estos que dañamos a los demás con el único objetivo de hacer más tolerables nuestras propias heridas? ¿Estos que criticamos y señalamos a los otros para no reconocer nuestras propias carencias? ¿Estos a quienes vivir les da más miedo que morir? ¿Es posible que seamos esto?... ¿seres humanos a quienes se nos hace más fácil odiar que amar?

—Becky necesito que me escuches. No existe forma de que algo salga mal —soltó Oliver mientras estábamos en el auto.

—Pero es que no lo entiendes. No creo que sea necesario. Yo puedo manejarlo —intenté persuadirlo, pero sabía que era un reto difícil de superar.

—No estoy dudando de ti, pero es que ya se nos está saliendo de las manos. ¡Debemos actuar ya! —sentenció.

—Ya te dije que yo me encargo y no lo pienso repetir —exclamé, ofreciéndole una mirada firme.

—¡Maldita sea, Rebecca! No te das cuenta de la gravedad de la situación porque eres demasiado ingenua —expresó, dejando un golpe en el volante del auto.

—Sabes que odio cuando te pones agresivo. Respeta mi decisión y confía en mí. Sé lo que hago —concluí, para luego bajarme del auto sin darle oportunidad de insistir o emitir algún otro comentario, y él procedió a retirarse dejando en evidencia su molestia con la forma en la que aceleró.

Lo peor que me pudo pasar fue que la mejor amiga de mi hermano, se convirtiera en el blanco de todos mis amigos.

Alice era una pesada, fastidiosa, desagradable y me sacaba de quicio desde el primer día que la conocí, pero no lo sé, no estaba de acuerdo en tener que llegar a los extremos para poder ubicarla en tiempo y espacio, y que entendiera que era una simple mortal frente a nosotros. Que era nadie.

La mano no dejaba de dolerme y nunca en mi vida me había sentido tan inútil, hasta ese momento que debía hacer todo con la única que me quedaba libre y era frustrante. Me dispuse a ponerme la estúpida venda, pero el fracaso no dejaba de burlarse de mí y sin esperarlo, apareció ella... otra vez.

¡Tiene que ser una puta broma!, pensé en el momento en el que la vi.

No pudo ser papá, Eliot, cualquiera de las de servicio, o incluso el maldito jardinero con sus manos llenas de tierra y el olor a sol que provocaba que no pudiera tenerlo cerca ni por dos segundos. ¡No! tenía que ser Alice Harper la que pasara por esa puerta y fuera testigo del fracaso que me llevaba a necesitar a alguien más para colocar la estúpida venda en mi mano.

Siempre he creído que es una idiota, porque a pesar de que nunca se quedaba callada, tampoco había sido capaz de defenderse de nuestros ataques... y bastante que lo hicimos, pero eso al parecer formaba parte de su esencia, porque ahí estaba ella, ofreciéndole ayuda a quien le había hecho la vida imposible desde que tocó la universidad, o incluso antes.

Ella era ese tipo de personas que creen que pueden cambiar el mundo siendo buena con el prójimo, y a mi parecer estaba muy lejos de la realidad, porque  no puedes mostrarte frágil ante aquellos  que se alimentan de las debilidades de otros. Y así es el mundo, una batalla campal entre aquellos que buscan mejorarlo y quienes lo hacen peor cada día. Una lucha eterna entre la maldad y la bondad. Entre el bien y el mal.

***

Mientras peinaba mi cabello, recibí una llamada de Oliver que nublaría mi mente.

—No quiero que pienses que no confiamos en ti por lo que te voy a decir —dijo, y supe que nada bueno tenía para decirme.

Contra las reglas (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora