Contra las reglas (Terminada)

18- LA BOCA DEL LOBO

ALICE HARPER

Hay personas que están vacías y que por más que intentes llenarlas, no puedes. Porque no depende de ti, ya que solo ellos deben reconocer que algo les falta para que eso que necesitan pueda entrar a sus vidas; y Rebecca Wonder era una de ellas.

Encontrarla en mi habitación era lo último que esperaba, o mejor dicho, era algo que jamás habría imaginado que pudiera pasar, pero supongo que la vida siempre tiene sus formas de sorprenderte y de demostrar que incluso lo que creías imposible, un día simplemente sucede.

Su cuerpo era como esa obra que por más que intentas dejar de ver, no puedes. Porque representan belleza, misterio, dudas y certezas en cada trazo que la conforma. Ella era arte. No solo por la perfección de su cuerpo y su piel canela que la hacían irresistible, sino porque mis ojos podían ver algo que ni siquiera ella era capaz de reconocer.

A Rebecca le gustaba tener el control, pero yo no se lo iba a ceder tan fácil. Y en ese momento mi cama sería testigo de nuestra eterna batalla. Esa en la que ella intentaba imponer su poder y yo, de contrarrestarlo.

La seguridad que sentía en ella misma le daba la confianza suficiente para andar en territorios completamente desconocidos, aunque su forma de desenvolverse y llevarme al orgasmo, me hizo pensar en que probablemente yo no era la primera chica con la que tuvo sexo.

Después de recuperar su respiración, se dirigió a mí con una mirada de picardía. Como quien está a punto de hacer una travesura. Se subió sobre mi cuerpo y con la punta de su dedo recorrió desde el centro de mi pecho hasta llegar a mi vientre. En sus ojos pude predecir lo que estaba planeando, o eso pensé, hasta que la vi en acción.

Rebecca haría lo necesario para demostrar que a ella, nadie la domina.

Comenzó a besar mis senos mientras que con sus manos tocaba todo mi cuerpo. Un pequeño mordisco en mi pezón que combinó el placer con un ligero dolor, hizo que me diera cuenta de que sus planes no eran ser linda. Ella quería que lo que estaba pasando entre mis sabanas no se confundiera con amor, y yo me uní a su juego sabiendo que tenía todas las de perder.

Cruzó sus piernas con las mías, haciendo que nuestras partes íntimas se unieran. Estaba muy caliente, mojada y se sentía tan bien que no pude evitar que un gemido saliera de mi boca cuando la sentí. Empezó a hacer movimientos que poco a poco iban aumentando la velocidad y el solo hecho de verla moverse así, me estaba enloqueciendo.

Sentir su zona tan humedad. Ver como movía su cuerpo sobre el mío. La sensualidad de sus movimientos. Lo que generaba en mí el hecho de sentir su centro hacer contacto con el mío. Escuchar los gemidos escapar de su boca y reconocer en su cara el placer que estaba sintiendo, me estaba llevando a un nivel elevado de excitación.

De repente, Rebecca se detuvo. Se puso de pie, fue hacia el reproductor de música que tenía en mi habitación y reprodujo «Two Feet - I Feel Like I'm Drowning». Comenzó a bailar de la forma más sensual que he visto en mi vida. Yo me senté para dejarme llevar por lo que estaba viendo y ella seguía mirándome con esos ojos que te invitan a perderte. Bailaba frente a mí con toda la intención de hacerme perder la cordura. A medida que se movía, iba acompañando sus movimientos con caricias que recorrían todo su cuerpo y que lograban hacer que se viera aún más sexy.

Sujetó mi mano para que ahora fuera yo quien la acariciara mientras ella continuaba bailando. Se sentó sobre mí, empujándome hacia atrás. Comenzó a menear su cabeza al ritmo de la música. Sacudía su cabello para todos lados. Levantaba sus brazos haciendo movimientos suaves que viajaban en el aire y movía su cuerpo como quien representa en carne y hueso la palabra sensualidad.  Era como si estuviera realizando pasos de Chairdance, pero en vez de hacerlo en una silla, lo estaba haciendo sobre mi cuerpo. Yo seguí tocándola y es imposible describir la suavidad de su piel y lo que me hacía sentir el hecho de verla así, tan jodidamente sexy.