Contra las reglas (Terminada)

17- SECRETOS QUE MATAN

ELIOT WONDER

Es normal ver cómo los seres humanos nos destruimos entre nosotros mismos. «Si me la haces, me la pagas», decimos, pero la venganza es el camino fácil para quienes no saben que el perdón es lo único que nos hará libres.

Pero es un reto casi imposible, tratar con amor o generosidad a quien solo nos ha dañado, a quien se hace grande minimizando a los demás, y eso era lo que hacía Oliver Flynn.

El área de la piscina era un caos. Nadie entendía lo que estaba sucediendo y en la distancia, lo vi. Oliver estaba golpeando a Evan y no tenía intenciones de parar. Su puño chocaba contra su rostro de una manera salvaje y descomunal. Estaba fuera de sí. Alguien debía intervenir o de lo contrario, iba a matarlo. Todos estaban concentrados en sus propias peleas, así que actué por impulso e intenté detenerlo, pero lo que conseguí fue que me golpeara también.

Lo empujé y mi intención no era que cayera al agua, pero eso fue lo que sucedió.

Me quedé observando y lo vi sumergirse por completo, sin hacer el mínimo esfuerzo por evitarlo. Esperé por unos segundos a que saliera y no lo hizo. Oliver llegó hasta el fondo de la piscina con los brazos extendidos y por un momento pensé que se trataba de algún plan macabro de esos que solo se le ocurrían a él, pero su cara de terror al caer al agua, me hizo dudarlo. Algo no estaba bien y era posible que necesitara ayuda.

El recuerdo de lo que le hicieron a Alice invadió mi mente, y una extraña oscuridad se apoderó de mi cuerpo. Por un momento tuve la sensación de estar disfrutando verlo probar un poco de su propio veneno, pero rápidamente me di cuenta de que yo no era eso, yo no era mi oscuridad ni tampoco era como él.

Reaccioné después de que varios pensamientos maliciosos invadieran mi mente y me lancé a la piscina. Cuando llegué a él, me dio la impresión de que se encontraba ajeno a lo que le estaba sucediendo, como si no estuviera consciente de que estaba sumergido y de que en poco tiempo comenzaría a quedarse sin oxígeno. No podía entender por qué no subía a la superficie o por qué estaba paralizado.

Lo sujeté por el brazo para sacarlo del fondo, pero él me lo impidió tomándome de la mano. Me apretó con tanta fuerza que se me hacía imposible moverme. Intenté soltarme de su agarre y no pude. En ese momento pensé que ese era su plan, ahogarme para vengarse por los golpes que le di en la fiesta de verano o por haberlo empujado al agua segundos antes. Sin embargo, en sus ojos vi algo completamente diferente, en ellos encontré a alguien que pedía ayuda a gritos, aunque cómo podía ayudarlo, si estaba intentando ahogarme junto a él.

Mis intentos por liberarme eran fallidos. Oliver tenía más fuerza que yo y el pánico que se apoderó de mí, me impedía respirar. Muchas burbujas empezaron a salir por mi nariz y boca. El desespero de sentir que me ahogaría iba en aumento. En uno de mis intentos por liberarme, pude empujar mis piernas contra él y logré soltarme de su agarre. Lo vi expulsar lo que le quedaba de oxigeno también, pero seguía sin moverse, así que cuando me dirigía a la superficie, lo halé por su camisa, arrastrándolo conmigo.

Una vez que estuvimos afuera, pude ver que los de seguridad ya estaban controlando el desastre que habían ocasionado los del equipo de futbol. Salimos del agua y los dos tosíamos al mismo tiempo, intentando deshacernos de la cantidad de agua que tragamos a causa de la sumersión. Pude percatarme también de que su cuerpo temblaba de una manera incontrolable, y dudé de que fuera de frío, porque el agua estaba a una temperatura normal.

―¿Te volviste loco? Casi nos matas a los dos, ¿qué demonios pasa contigo, Flynn? ―expresé una vez que pude recuperar el oxígeno.

―Necesito que me saques de aquí ahora mismo ―ordenó, con dificultad, y lo sentí sujetar mi brazo con mucha fuerza. Miraba para todos lados, pero sin mostrar ningún gesto en su cara. Era como si estuviera analizando cada movimiento que se producía a su alrededor o como si quisiera evitar que alguien lo viera.