13- LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO

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REBECCA WONDER

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REBECCA WONDER

Tenía que ser un error o un chiste de muy mal gusto. Alice Harper y yo, no podíamos estar encerradas solas en un depósito.

Comencé a buscar algo que sirviera para abrir la puerta, aunque no tenía idea de qué podía servir que no fuera la llave.

Para mi desgracia en un cuarto en donde solo hay cosas de arte, es difícil encontrar algo que pueda ayudarme a forzar una puerta, así que volví a intentarlo girando la manilla con más fuerza, y al parecer no fue buena idea.

―¡No, no! ¡MIERDA! ―exclamé, en el momento en que la manilla me quedó en la mano y mi molestia me llevó a arrojarla al piso.

―¡Adiós a la posibilidad de salir de aquí ahorita! ―dijo Alice, mientras observaba la manilla, y luego volteaba a verme con ojos de reproche―. Punto para Rebecca Wonder ―agregó, con tono irónico.

―¡Por lo menos yo estoy haciendo algo para intentar salir de aquí! ¿Tú puedes decir lo mismo? ―contesté.

―La paciencia es una virtud que pocos saben desarrollar, Wonder ―citó, y por un momento pensé que lo hacía para sacarme de quicio, pero no, así era Alice. Insoportable.

―Y la mía llegará a su límite si sigues hablando con esas ínfulas de sabelotodo ―La miré con severidad―. Hay que llamar a alguien para que venga a abrirnos ―Comencé a buscar mi celular dentro de mi bolsa, y me di cuenta de que Alice tenía razón, la impaciencia me hacía actuar torpemente y no lograba encontrarlo.

―Aunque no lo creas, fue la primera opción que descarté. No tenemos señal aquí abajo ―aseguró, y yo la miré incrédula.

Cuando por fin pude encontrar mi celular, observé que decía la verdad. Sin cobertura telefónica y la manilla rota, ¿Cuáles son nuestras opciones? Pensé.

―La profesora ya debe estar por terminar la clase, y seguro vienen a guardar el resto de los trabajos y materiales. Así que, solo tenemos como opción, esperar ―Tuve la sensación de que me había leído la mente.

La vi caminar por toda la habitación, observando las otras pinturas que estaban allí guardadas, hasta detenerse en la mía.

―¿Cómo lo hiciste? Es decir, es la modelo y las técnicas que usaste las conozco, pero nunca había conocido a alguien que las aplicara de esta forma, además de que ella no estaba vestida así y su mirada... ―Se quedó unos segundos en silencio, observando el cuadro que había pintado hace unos minutos en la clase de dibujo―. No lo sé, es algo más. Dime, ¿cómo lo hiciste? ―agregó, como si de verdad deseara entender más allá de lo que había en la pintura.

Iba a responderle, pero antes de poder hacerlo, me interrumpió.

―¡Espera!... Las respuestas antipáticas guárdalas para cuando salgamos de aquí ¿vale? ―No pude evitar que una media sonrisa se dibujara en mis labios, porque efectivamente eso iba a hacer.

Contra las reglas (Terminada)Where stories live. Discover now