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Narra Jungkook:

El camino de regreso a casa fue solitario y silencioso, después de haberme topado con Kathy ella decidió que me daría un tiempo a solas para asimilar todo lo que me había dicho (cosa que yo le había agradecido profundamente). No sabía que pensar al respecto de todo esto, pensaba que mi relación con Soo Jin sería mucho más larga que esto, estaba dispuesto a experimentar y enfrentar cualquier obstáculo que llegara, pero el hecho de que ella se mudara a otro continente me complicaba bastante las cosas...

Al llegar a casa entré, busqué a Yugyeom en su habitación pero no sé encontraba allí, lo cual hasta cierto punto me alegraba un poco, no quería lidiar con nadie en estos momentos, ya le contaría todo con lujo de detalle después. Quise darme una ducha, pues pretendía que el agua tibia calmara un poco mis nervios; así que me despojé de mi atuendo y me metí a la regadera. Dejé que las gotas cayeran sobre mi cabeza y rodará por todo mi cuerpo, pero aún así eso no me quitaba lo atolondrado. Suelo ser una persona optimista, y si no me lo creen pueden preguntárselo a cualquiera. Lo que me propongo, lo logro, pero soy nuevo en la cuestión del amor, mis únicas experiencias se reducen a: 3 declaraciones de amor por parte de compañeras de mi preparatoria y a Kathy. Soo Jin es mi primera relación seria, y aunque todos piensan que el primer amor suele ser algo pasajero yo no lo sé. Lo único que sé es que al conocerla mis creencias sobre el amor cambiaron por completo. Comencé a enamorarme de la que también se convirtió en mi mejor amiga, lo cual solo hacía más difícil el hecho de pensar que quizá podría perderla. Y es que no me malinterpreten, jamás le pediría que renuncié a su sueño, eso sería algo injusto. Pero sé que la necesito en mi vida, sé que quiero verla feliz y logrando todo lo que se proponga, pero ¡¿cómo rayos lograré eso desde el otro lado del mundo?! Es algo que rondará mi cabeza todos los días hasta que ese dichoso viaje llegue.
Al salir de la ducha me senté en mi cama, no me vestí ni hice nada más solo contemplé la nada sentado en la orilla. Sentía como mi como el agua de mi cabello goteaba sobre mis desnudos hombros, caía hasta mi abdomen y yo ni siquiera hacía nada por intentar secarme. Mi trance se rompió en cuanto escuché que mi celular sonaba, no era una llamada solo una simple notificación, pero fue suficiente para despertarme.

Una vez vestido caminé hasta la cocina para prepararme algo de comer, no es como que tuviera mucha hambre de todos modos, pero esto lo hacía más bien para distraerme.
Tomé un tazón y me serví un poco de sopa que al parecer Yugy había comprado.
Me senté en la sala y encendí el televisor, estaban dando una película de comedia con unos actores que no ubicaba muy bien pero me despejó un poco.
Al terminar mi cena, me recosté en mi cama mirando al techo, buscando alguna posible solución a lo que se avecinaba. Y fue entonces que razoné; Soo Jin quizá no me ha comentado nada porque no quiere vivir en Nueva York, quizá ella solamente irá para quitarse la espina de probar algo nuevo. Tal vez necesito calmarme un poco y esperar a que ella me explique con sus propias palabras toda la situación.

Me fue fácil conciliar el sueño una vez que me relajé, y al día siguiente desperté fresco y con la cabeza fría. Necesitaba ver a Soo Jin para poder sentirme mejor, quería pasar tiempo con ella, pero no le preguntaría nada acerca del viaje que se aproximaba, solo quería vivir un momento lindo con ella.
Así que me preparé para poder verla, tomé mi ropa y una chaqueta de mezclilla porque estaba un poco fresco afuera. Me miré al espejo antes de salir de casa, mi pelo estaba más largo de lo que nunca lo había estado, pero eso me agradaba, parecía rizarse sin razón aparente.

Estaba enfrente de la casa de Soo Jin y decidí tocar, tomé un largo respiro y esperé a que alguien respondiera. La puerta se abrió y yo me giré.

-¿Jeon Jungkook en mi casa? ¿A qué debo el honor?-comentó Soo Jin aún empijamada.

-Pues de vez en cuando es lindo pasear me por aquí... - comenté con mis manos en los bolsillos.

-Tiene un tiempo que no salimos, ¿quieres ir a desayunar? - preguntó para luego dar un gran bostezo. Yo asentí y alboroté su cabello lo cual hizo que ella hiciera un puchero.

Después de unos minutos ya nos encontrábamos caminando por las calles de nuestro vecindario. El clima estaba bastante agradable, el sol resplandecía pero no lo suficiente como para cegar nos.

-¿De qué tienes apetito querida Choi? - pregunté aún caminando y poniéndome frente suyo.

-Hmm cualquier cosa dulce me apetece... - comentó mientras frotaba su barbilla.

-Sabes que yo amo la comida en generala, así que tus deseos son órdenes. - Soo Jin sonrió y después besó mi mejilla, provocando que me sonrojara casi de manera instantánea.

Llegamos a un café que tenía una vibra muy hogareña, nos sentamos y una adorable señora de unos 60 años se acercó a nosotros.

-¿Qué les puedo traer mis niños?- preguntó mientras sacaba una pequeña libretita.

-Yo quiero unos hotcakes y un café con leche-dijo Soo Jin.

-Quiero un emparedado de carne y una malteada, por favor. - dije a continuación.

-En un rato se los traigo-sonrió y se alejó.

El desayuno fue rápido, al parecer los 2 estábamos hambrientos, al terminar notamos que la tablita donde venía la cuenta de nuestra comida tenía una bolsa con 2 galletas de chocolate, esta traía una nota que decía:
"Son una pareja adorable, así que estas van por cortesía de la casa"

Ambos nos miramos y sonreímos, de seguro nuestra mesera lo había hecho, nos pareció un gran gesto así que fuimos muy generosos con la propina.

Al salir del local caminamos un poco para digerir mejor el desayuno.

-¿A dónde quieres ir ahora? - pregunté mirándola.

-A dónde sea, pero antes quiero que me digas si todo está bien... - comentó seria deteniendo su caminar. Yo me paré en seco.

-¿A qué te refieres?- mi tono de voz sonaba menos tranquilo que hace unos segundos y ella lógicamente lo notó.

-Verte me fascina, y salir contigo igual Kookie, pero te siento algo extraño...-pasó una mano por su pelo demostrando preocupación.

-No es nada Soo Jin, lo juro, es que tengo un rato sin verte, así que me siento como atolondrado, es todo... - comenté para después mostrarle una enorme sonrisa, que si bien para mí se había sentido forzada, a ella parecía agradarle.

-Está bien, siento haber desconfiado... Pero es que no quiero viajar a Nueva York y que estemos peleados, ¿sabes?-dijo para luego tomar mi mano y acariciarla con su pulgar. Yo le sonreí de nuevo, y después me incliné un poco para besarla. Ella se exaltó y su cara se puso roja.

-Tenía mucho tiempo que no te veía así de sonrojada Choi... - comenté divertido, ella bufó y puso sus manos en mi rostro, ahora yo me había sorprendido. Soo Jin me miraba fijamente, y sin que pudiera decir nada se paró de puntitas y me devolvió el beso. Aunque el suyo se sentía diferente, era cálido, pero su movimiento se sentía desesperado, como si me estuviera pidiendo algo con ese beso, yo rodeé su cintura con mis manos y me deshice de la poca distancia que nos separaba. Mientras seguía el vaivén de nuestros labios sentí algo húmedo, al parecer había comenzado a llorar, pero quería disimularlo, el único problema era que no podría, porque yo sabía perfectamente qué la afligía, era exactamente lo mismo que a mí: perder al otro.

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