Treinta y cuatro.

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El encontronazo con Taehyung me tenía un poco distraída, es decir, he estado con miles de cosas en la cabeza, me he sentido exhausta mentalmente. Las chicas habían evitado sacar el tema porque notaban que no me sentía cómoda hablando de eso. Y no sólo era esa situación la que me tenía así, me sentía culpable por haber incomodado a Yoongi con mis preguntas acerca de algo que no era mi problema, aunque a pesar de no vernos en los últimos días, habíamos hablado pero sentía que había cierta distancia entre ambos o quizás eran cosas mías.

Terminé de ponerle el pañal a Malú, Leila la estaba bañando cuando llegué a casa, y yo la iba a vestir mientras que ella hacía la cena. Eché un poco de crema corporal en mi mano y luego la comencé a esparcir por su torso, sus brazos y piernas, sus rollitos se hacían más y más notables, eso me mataba de ternura.

Ella veía las figuras de las sombras que se hacían en las paredes gracias al móvil que había sobre la mesita de noche, eso a veces le ayudaba a dormirse.

–Te amo, te amo, mi pequeña. –Dejé besos por su pecho y en su mejilla, acariciaba con mi nariz su delicada piel amaba el aroma de mi bebé.

Por el rabillo del ojo capté un movimiento y miré hacia la puerta la cual estaba abierta. Estaba tan ensimismada que ni escuché que había llegado alguien al apartamento.

–No deberías aparecerte así, puedes asustar a Malú. –Dije, burlona.

Yoongi estaba recostado del marco de la puerta y rodó los ojos ante lo que dije.

–¿Cómo estás? –Avanzó hasta la cama y se sentó junto a Malú, acarició su mano y luego centró sus ojos en mi.

–Trato de estar bien... ya sabes –me encogí de hombros en medio de un suspiro– No me avisaste que venías.

–Simplemente quise venir y Jimin también, se quedó en la sala hablando con Leila.

Él estaba actuando normal, igual que siempre, no había rastro de la incomodidad de la otra noche y eso me tranquilizó, así que era yo la paranoica que estaba pensando cosas que no eran.

–Intentaré dormirla, buscaré su pijama. –Iba a levantarme pero él se adelantó y se puso de pie antes.

–Yo la busco. –Ofreció.

–Están en una de las gavetas del armario, aún no termino de organizar su habitación.

Asintió y salió hacia la habitación del frente, que era de Malú, tenía que acomodarla, sus cosas estaban ahí pero no del todo ordenadas. Debía admitir que la flojera me había invadido en los tiempos que tenía libre para hacerlo.

Al minuto volvió con un enterizo gris con círculos rosas, me lo tendió y le agradecí para después ponérselo a Malú. Cuando estuvo lista la cargó, teniéndola frente a él.

–Hola, pequeña humana. –Sonreí ante su manera de llamarla.

Podía apostar a qué Malú estaba sonriendo. Al observarlo de esa manera con la bebé una sensación se instaló en mi pecho, como cada vez que lo veía interactuar con ella. Yoongi no era el tipo de persona que se derretía de amor al ver un bebé o un niño, o no lo demostraba, y a pesar de eso, con Malú se comportaba de una manera muy linda y me gustaba ver eso. Además que ella lo reconocía porque se sentía a gusto en sus brazos. Después de unos minutos dejó que la cargara para así hacer que durmiera, pensé que saldría del cuarto, en cambio, se quedó conmigo sin hacer ruido y revisando su celular mientras yo tarareaba una canción, meciendo a Malú en mis brazos.

Cuando la acosté en su cuna completamente dormida, ambos nos dispusimos a salir del cuarto. Yoongi venía detrás de mí cuando puse un pie fuera del pasillo pero de inmediato me eché hacia atrás y me giré, él, con una mueca confundida iba a hablar pero le tapé la boca e hice que retrocediera hasta entrar al cuarto de Malú. No fue hasta ese momento que quité mi mano de su cara y él sus brazos alrededor de mi cintura, que suponía inconcientemente habían terminado ahí.

UNEXPECTED. |MYGWhere stories live. Discover now