Silenciosamente, aparté todas mis sábanas que estaban enrolladas sobre mis piernas y salí de la cama, buscando en la oscuridad una camiseta. Cuando encontré una, la arrastré por encima de mi cabeza y me coloqué mis zapatos, haciendo mi camino fuera de la habitación lentamente para no chocarme con nada.

Descendí las escaleras hacía la sala común, pasando una mano por mi pelo desordenadamente y parpadeando para ajustar mi vista a la luz creciente. Cuando giré la esquina de la sala común, empecé a hacer mi camino soñolientamente hacía el sofá que estaba junto a la chimenea.

Salté cuando noté un movimiento junto a mi derecha, y miré hacia arriba para ver a Evelyn incorporándose en su lugar en el negro sillón. Me giré hacia ella, teniendo en cuenta su apariencia y sin perderme sus ojos hinchados que parecían encubiertos. Estaba mirando en mi dirección, claramente sorprendida, y luego dijo silenciosamente en un tono forzado: ─Oh. Umh, hola.

Sacudí mi cabeza, intentado no burlarme de ella mientras me tiraba en el sofá que se encontraba delante de ella, ambos sentados junto a la chimenea.

─¿Qué haces despierta tan pronto?

Evelyn no dijo nada por un momento, pero me rehusé a mirar en su dirección. Después de unos segundos, dijo torpemente: ─No podía dormir.

─¿No has dormido en todo el día? Te has saltado todas tus clases, después de todo.

─¿Vas solo a ignorar lo que pasó ayer por la noche? ─ella espetó de repente mientras miraba a la chimenea─ Claramente que no pude dormir en todo el día.

Yo seguía sin decir nada, y escuché su enfadado suspiro mientras decía: ─Mira, yo solo... No lo sé. Quiero saber porque... ¡eh!, ¿Puedes al menos mirarme?

Rodé mis ojos y finalmente giré mi cabeza para mirarla, justo después la luz del fuego iluminó mi labio roto y sus ojos se ampliaron. Evelyn apuntó a mi cara y preguntó en una pequeña voz: ─¿Es eso... es eso...?

─Sí ─respondí categóricamente─ No te preocupes, él ha salido peor.

Sacudió su cabeza, una de sus manos encima de su boca y sus ojos empezando a aguarse. Esperé que no fuera a llorar otra vez, porque no sabría qué hacer. Evelyn trago fuertemente y dijo: ─Yo solo... No entiendo porque...

─¿Por qué, qué? ─La interrumpí, mirando en su dirección─ ¿Por qué quería Zabini meterse en tus pantalones? ¿Por qué crees? Es un capullo, Hawkings. Todos lo saben.

Evelyn estaba mordiendo su labio y mirando al suelo con una mirada confusa.

─No lo entiendo. Él era... él era el único que era bueno conmigo.

─Te dije que estuvieras alejada de él ─le espeté, inclinándome hacia atrás sobre el sofá, extendiendo mis brazos sobre ambos de mis costados.

─¿Y se suponía que tenía que escucharte? ─ella dijo acaloradamente, aumentando el volumen de su voz por primera vez.

─Mira. Yo he sido el que lo ha apartado de ti ─le dije duramente, tirándoselo en cara. Ella se estremeció ligeramente como si le hubiera pegado en ese mismo instante, pero lo ignoré.

Evelyn tenía la mirada fija en el suelo, sus manos enredadas entre ellas sobre su regazo mientras empezó a decir en un tono casi silencioso: ─Gracias. Por pararlo.

Por un momento, la mitad de mi quería levantarse del sofá y rodearla en un abrazo, el que todos sabían que necesitaba. Hubo otro momento de silencio, y luego la otra parte de mi apareció como normalmente y me reí fuertemente.

Evelyn me miró mientras me reía de ella, su triste expresión cambiando a una de incredulidad. Me forcé a que salieran mis palabras a través de la risa.

─No lo he hecho por ti. Yo solo lo paré porque estoy cansado de que tenga todo lo que él quiera. Siempre recoge a todas las chicas sobre las cuales posa sus ojos, y estoy cansado de ello. ¿Qué? ¿Honestamente crees que lo hice por ti?

Había lágrimas cayendo sobre su cara ahora, pero se mantuvo derecha y no se rompió otra vez como lo había hecho la noche anterior. Evelyn me dirigió la mirada más triste que podía haber visto jamás y ésta casi borra la sonrisa de mi cara.

─Oh ─ella dijo. Y entonces se levantó del sillón, plegando su jersey sobre ella misma y limpiando furiosamente las lágrimas que se acumulaban debajo de sus ojos. Ella se giró hacia las escaleras, y susurró algo que casi no pude escuchar.

─Debería haberlo sabido.

Y luego desapareció por las escaleras, dejándome a mí pretendiendo que no me había afectado, cuando en realidad me dolía una vez ya estaba muy lejos de mí.

Little BirdWhere stories live. Discover now