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Irina POV

Los equipos partieron veinte minutos después de que los nombres fueran dados, ocho equipos en total, se encargaron de rastrear con mi ayuda a cada uno de ellos luego de que se dispersaran como ratas cuando tuvieron en frente la cabeza de Petrova junto a una simple frase:

″ Ustedes siguen - Z″

Los ocho equipos siquiera fueron necesarios, se encargaron de ponérnoslo demasiado fácil al ir justo donde había predicho, sus casas seguras habían sido descubiertas muy fácilmente en el pasado por la Yakusa y con tal de no ensuciarse las manos me pasaron la información a cambio de parte del territorio de la triada.

A los dos días fueron capturados y traídos a la mansión. Uno por uno fueron llevados al cepo que habíamos instalado frente a las caballerizas y luego de cien azotes con un látigo de puntas de acero, con los demás viendo lo que les esperaba, se los entregaba a Koby o a los trillizos para el resto de la tortura.

Cuatro días se escucharon los gritos de uno tras otro siendo torturados y cada día dos morían diseccionados y sus órganos iban al mercado negro. Pero siempre me quedaba el jefe de la triada para otra de mis torturas, luego de que Milenka terminara con los cuchillos y con un aire gélido corriendo por el bosque que rodeaba a la mansión fui a por unos de mis fieles compañeros. La perrera estaba a unos metros del establo donde Lucifer, Asmodeo y Tártaro me recibieron con alegría, los tres dobermans estaban entrenados para matar y hoy quería hacer uso de ellos.

Tome uno de los caballos del establo ya cuando Josef tenia listo al cabron que pensaba hacer correr desnudo hasta que los perros lo atraparan, con una cuerda enredada en mi cintura subí al caballo mientras Ivan sostenía a mis queridos torturadores caninos. Toda la guardia se encontraba en el patio viendo el espectáculo, las piernas del hombre llenas de moretones y cuchilladas temblaban del frio, su espalda con la sangre seca donde las puntas del látigo habían caído.

-Si logras escapar eres libre de irte, no te perseguiré más allá de mis terrenos- le di esperanza para aumentar la diversión- Ahora corre, te daré un minuto de ventaja- pero antes de que terminara ya estaba corriendo con todo lo que tenía.

Fiel a mi palabra espere un minuto antes de dar la señal a Ivan que soltó al infierno tras él, su miedo solo excito aún más el instinto de caza, en menos de tres minutos lo tenían rodeado y con una simple señal se encargaron de llevarlo al infierno.

Amarrado de los pies el cuerpo iba arrastrándose tirado por mi caballo a todo galope, quería que todos vieran el resultado de la traición, por si no había quedado claro, para que el primer grupo de reclutas le advirtiera al próximo.

Cuando todo había acabado, la mansión recupero su ritmo normal. Y yo tenía algo muy importante que hacer. Tome mi Ferrari del garaje y salí a toda velocidad hacia el hospital. Al llegar a la habitación, el médico que atendía a Ana me detuvo.

- Señorita, yo necesito hablar con usted- Me pide el doctor

- Dígame, doctor.

- Su hermana, en el día de ayer tuvo un paro cardíaco y logramos estabilizarla de puro milagro. Su estado es sumamente delicado al punto de que para serle sincero, no creo que sobreviva-Me expone apaciblemente para que asimile la noticia.

- ¿Por qué cree eso, doctor?, mi hermana va a luchar, yo lo sé- afirmo con la seguridad que no tengo

- Ana sufrió un trauma muy grande, tuvimos que extirparle el útero y según recuerdo la nena estaba muy ilusionada porque quería ser mamá, ese era su sueño desde más pequeña. Crees que cuando despierte y lo sepa no va a atentar contra su vida- habla el doctor

La emperatriz de la mafia roja Where stories live. Discover now