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ov Irina

Espere a que todos salieran hacia la zona de entrenamiento antes de subir a mi oficina, tras las puertas de caoba se encontraba el espacio que fue de mi padre por casi treinta años, pero ahora era mi turno de estar allí. El portátil se encontraba cerrado sobre el gran escritorio de madera maciza y justo a su lado el último regalo que me había hecho Josef antes de irme a Tailandia, el cubo de rubik de platino había costado una fortuna, cada cubo que componía sus caras tiene incrustaciones de piedras preciosas, las cuales estaba segura que procedían de Ismecadar. Tanta variedad de colores en diamantes solo la encontraría allí. Eso y el chivatazo de Beren, que me informo que vio a mi chico en casa del orfebre Ismat, me habían confirmado su procedencia.

Tras el escritorio se extendía un cristal blindado el cual había tintado para poder observar todo sin ser vista, lo que me daba una gran ventaja a la hora de evaluar la actitud real de los reclutas. Desde aquí veo a las chicas llevando a cabo las pruebas de los nuevos.

Dmitri y Nikita tenían una química impactante incluso en el campo de batalla, el hombre era bastante capaz de predecir sus movimientos y ella se empeñaba por esquivarlo. Al otro extremo Isaac se enfrentaba con Ibrahim sin prestar atención a la pelea, demasiado concentrado en cómo podría evitar que le azotara esta noche, si no me equivocaba. A pesar de que el chico era incapaz de evitar hasta los golpes despreocupados de mi hombre esa no era la habilidad que realmente me interesaba de él, su verdadera prueba se llevaría a cabo durante nuestro próximo envió para llevar al mercado negro. La cabeza del Fauno de Miguel Ángelo nos estaba llegando desde Dinamarca, desconocía aun si la obra era la original o no pero para eso teníamos un perito, hacíamos unas cinco copias y las distribuíamos en el mercado para así aumentar el valor de la original. Este era su trabajo real, hacer copias perfectas.

Por el otro lado Franc y Koby no me preocupaban tanto. Mi padre hablaba muy bien del primero, lo que ya de por si es impresionante y al segundo le precedía su reputación. Krai Kobyla era el verdugo mayor de la bravta en Estados Unidos y he de decir que ese puesto era difícil de conseguir en la familia Kobyla, donde todos los hombres eran entrenados para ello.

El campo de tiro había sido monopolizado por Milenka, la cual se encontraba con una semiautomática demostrándole al inútil que intento desafiarla, como se dispara. Los blancos a doscientos y trescientos metros eran acertados por ella con una pistola, mientras que Ivrahim no acertaba en ellos con un fusil con mira, si esa era su mejor habilidad a lo mejor debería pensarme en serio lo de dejar que Mile se lo cargue.

- Es muy buena- asegura Damon mirándola disparar - ¿De dónde la sacaste?, porque esta es una vida de la que los niños no tienen idea.

-A pesar de pensar que me estás juzgando en este momento voy a responder a tu pregunta- declaro - Hace dos años, en una misión menor, fui con Josef y un equipo a un prostíbulo para cobrar una deuda, el objetivo era joderle al tipo el negocio ya que nos debía grandes sumas de dinero. Sacamos a un montón de chicas, a todas cuanto estaban vivas - confieso- Milenka era una de ellas, al igual que Topacio, Rubí y Clarie. Ese día le di a cada una de ellas dos opciones, se iban a sus casas o me juraban lealtad, seis de ellas escogieron la segunda opción, Rubí, Topacio y Milenka pasaron el entrenamiento, dos de ellas murieron y Clarie se quedó a formar parte del servicio - cuento- Mile está aquí porque quiere y es mi orgullo, me recuerda a mí misma.

- Disculpa si te ofendí, solo tenía curiosidad y aunque no lo creas sé que Milenka está aquí para eliminar sus demonios- insiste equivocándose terriblemente.

- Estas en un grave error, a pesar de que Milenka es tratada como la princesa que es, como mi hija, ella no está aquí para eliminar sus demonios, sino para ser uno- afirmo conociéndola.

La emperatriz de la mafia roja Where stories live. Discover now