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Josef Pov

Al primer intento por abrir mis ojos la luz del lugar me molesta haciendo que comience a pestañear hasta adaptarme a la jodida luz, su rostro lloroso y con ojeras es lo primero que veo pero ella se alarma y sale corriendo a llamar al doctor que la saca de la habitación para examinarme a pesar de que lo quiero a él fuera, solo necesito a mi chica y mis hijos.

- Buenos días- tantea el terreno inseguro, estoy seguro de que Irina los amenazo a todos cuando llego, lo había hecho antes así que no dudaba nada- ¿Sabes dónde estás y por qué?

Lo pienso un momento antes de contestar.

- Estoy en el hospital y lo último que recuerdo es un fuerte impacto contra mi abdomen y la cara asustada de quienes me rodeaban- informo evitando una pregunta, mientras antes termine más rápido poder verla.

- ¿Sabes quién es la joven que salió recién?- vuelve a preguntar.

- Mi pareja- digo vagamente sin admitir una relación más profunda ya que no sé qué había dicho Irina esta vez en el hospital dado a que siquiera usa su nombre la mayor parte de las veces.

- Correcto ¿Puedes decirme si te duele algo?...

Casi media hora de preguntas imbéciles después de las cuales me vi obligado a inventar muchas respuestas sale el doctor y me deja a solas para ir a hablar con mi familia, según dice. Cinco minutos después Irina entra con inseguridad pero al verme su rostro se ilumina con una sonrisa sin igual.

- ¿Quiero oírlo?- es lo primero que digo al verla, mi garganta se siente reseca pero no me interesa quiero oír sus corazones y saber que es verdad, que no lo soñé.

Irina se lanza hacia mí con felicidad y yo la espero pues pocas veces se encuentra tan emocionada. Hago una mueca de dolor ya que cae sobre mí y uno de sus brazos presiona muy cerca de mi herida y ella al oír mi quejido se aleja rápidamente.

- Lo siento, mi amor- se disculpa apenada y yo le hago una seña con la mano para que se acerque.

Cuando logro tocarla pongo la mano en su casi imperceptible vientre disfrutando la sensación de saber que está llena de algo que la marca como mía. La acerco a mí sin fuerza suficiente pero ella solamente se deja guiar hasta estar entre mis brazos, su cabello sigue tan sedoso como la última vez que pase mis dedos por él.

- ¿Quiero oírlos?- le susurró al oído esta vez y ella hace una cara graciosa.

- Siempre tan mandón- admite besando mis labios para luego buscar en su teléfono hasta dar con el audio.

El sonido llena la habitación, junto a una lágrima se escapa de mis ojos, ella sonríe con dulzura y besa mi frente. Acaricio su cara y susurro unas gracias casi inaudibles antes de besar su mano para luego apretarla más entre mis brazos.

- No mi amor, disculpame por ser tan egoísta y negarte algo que deseas tanto. No me di cuenta que nunca te había dicho que te amaba hasta que casi te pierdo, así que perdoname- me pide con la cabeza enterrada en mi cuello.

- Mirame- le ordeno con emoción ante sus palabras- Yo también te amo y por eso vas a cumplir la promesa que me hiciste cuando eras niña, yo ya cumplí mi parte en el Triángulo y tengo un video para probarlo- admito y ella me mira extrañada.

- ¿Qué promesa Jos?- pregunta confundida.

- Vas a casarte conmigo y no es una sugerencia o un pedido- informo y una sonrisa acompañada con lágrimas se escapan de ella- es una orden y como buena sumisa vas a cumplirla ¿cierto?- pregunto divertido y ella asiente con una sonrisa en los labios.

La emperatriz de la mafia roja Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang