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Ivan POV

Despedirnos de Irina en su estado había sido algo difícil pero necesitábamos eliminar la amenaza en contra de nuestra familia a toda costa, bastante fragmentados nos encontrábamos ya por las idioteces de Josef. Milenka prácticamente no se acercaba a ninguno de nosotros y su actitud dulce había desaparecido por completo en presencia de todos excepto Irina y la pequeña Perla que la imitaba a rajatabla. La más joven aprendía muy rápido pero su timidez era algo extraterrenal, su habitación había sido redecorada hace poco pero extrañamente su puerta nunca esta siquiera abierta lo que me hacía pensar que no iba a abrirse en ningún momento cercano.

Días antes de partir a Josef y a mí nos intrigo bastante una conversación entre Milenka e Irina mientras nos reuníamos para hablar de la misión.

Era bastante extraño que no analizáramos esta misión en la oficina pero Irina había pedido expresamente que viniéramos al salón de las muñecas, últimamente se la pasaba aquí con las niñas por lo que la pequeña Perla recibiría su entrenamiento como kunoichi de igual forma que Milenka. La cual entra en la sala corriendo mientras Josef llega justo después con cara de no haber logrado nada, causando que Irina sonría para seguirlo torturando. Desde que salió del hospital mi pobre hermano ha intentado arreglar las cosas con ella sin éxito, la niña solamente lo ignora o huye de él.

-Madre, dile a Josef que me deje en paz- le pide a nuestra chica mientras llegan las muñecas e Isaac.

-Cariño, sé que es un imbécil, pero dejalo disculparse al menos- comenta mirándolo con reproche.
La maldita enfermera no podía haber escogido peor momento para pasar junto a la habitación de Josef y gracias a ello tuvimos que limpiar la escena. Pero para fin de males Irina y sus hormonas la tomaron con él, por lo que ella se dedica a picarlo cada que tiene una oportunidad.

-No soy ningún imbécil- le reprocha antes de tomar asiento junto a ella.

Y justo cuando va a tocarla ellas huyen, nunca había visto una versión más divertida del juego del gato y el ratón.

-Madre, tengo una duda- expresa la infante antes de tomar asiento nuevamente.

-Adelante- la incita ella con su tono maternal estrictamente reservado para sus hijas.

-Le diste ese cuadro tan bonito que había en la caja fuerte a Perla- indago.

-¿Cuál cuadro?- cuestiono extrañada.

-El que me contaste que te regalo el tío Amir- agrega.

-No, le regale un Monet y material de pintura ya que me dijo que le gustaba- confeso.

-Madre, Perla tiene el cuadro en su habitación- asegura.

-¿Estas segura de lo que dices?

-Mucho- insistió haciendo que Irina se pusiera de pie para ir a su oficina seguida por Mile, mis hermanos y yo.

Cuando la puerta del bunker fue abierta el cuadro estaba justo en su lugar, tapando el armamento manufacturado de Irina. Una escena de la familia Marcov que Amir había encargado para ella como regalo por su dieciocho cumpleaños.

-El cuadro está aquí, pequeña embustera- regaña.

-Madre, le juro que esta tarde vi ese cuadro en la habitación de Perla- se defiende.

-¿Por qué no vamos a donde Perla para estar seguros?- Agrega Josef tras revisar la firma del cuadro.

Así que simplemente fuimos allí por curiosidad ya que la pequeña nunca había mentido y tras tres toques una criatura bañada en pintura nos abrió.

La emperatriz de la mafia roja Where stories live. Discover now