Capítulo 4

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Dmitri Pov

Tras la cena seguí las ordenes de Irina para estar listo en la mañana, si nuestros puestos serian asignados mañana, no quería quedar fuera de la guardia principal. Los pasos fuera de mi puerta media hora después me sobresaltaron haciéndome asomarme para ver qué pasaba, pero solo logre ver a uno de los chicos entrando a su habitación, lo que me resulto algo sospechoso ya que no se nos había dado libre tránsito en ningún momento.

Justo como el día anterior fuimos levantados por la campana para ir a desayunar, estuve listo quince minutos después con la esperanza de encontrarla por el camino y la suerte me sonrió, justo cuando entre en el comedor ella se encontraba hablando con Clarie.

-Buenos días, Clarie, Kiska- le sonreí directamente viendo en sus ojos una clara intención de querer matarme.

-Buenos días- contesto la primera corriendo hacia la tetera que había comenzado a hervir.

-No vas a saludar- pique a Nikita- que maleducada.

-No juegues conmigo grandulón, no estamos al mismo nivel- amenazo.

-Estoy seguro de ello, porque para que eso fuera posible debería tenerte con las piernas extendidas y gritando mi nombre como un mantra- susurre cerca de su oído haciendo que se sonrojara hasta su pecho, haciéndome preguntarme hasta donde se extendería ese bonito color rosa.

-Eso será imposible, amor- contrataco con su mano subiendo por mi pecho hasta tener mi pelo agarrado con fuerza sacándome un jadeo, mi polla volviéndose una barra de acero en mis pantalones- Sueña con ello, porque no va a pasar.

Para cuando logre centrar mis pensamientos ella iba llegando a la puerta.

-Voy a soñarlo con intensidad mientras te adaptas a la idea Kiska- pronuncie en un gruñido bajo causando que se detuviera para guiñarme un ojo antes de seguir su camino.

Unas risitas me sacaron del limbo en el que me encontraba, la pequeña de ayer en la escalera me miraba mientras murmuraba algo a Clarie que intentaba ocultar que reía.

-¿Pasa algo?- indague.

-Si- contesto la niña- te gusta la tía Nik, lástima que no te hará caso- aseguro.

-Lo hará pequeñaja- le sonreí.
La chiquilla me miro detenidamente por algún tiempo antes de volver a hablar con una dona en la mano, su vestido blanco y negro salpicado de azúcar.

-Tú has estado aquí antes- afirmo sorprendiendo a Clarie.

-No digas tonterías Milenka- le regaño la otra chica.

-Es cierto, estuviste aquí en el entrenamiento del personal de hace un año y antes de navidad, te vi hablando con la abuela Ann mientras tomaban el té.- confirmo con sus recuerdos.

-¿Es cierto?- indago la otra.

-Sí, lo es, vengo a los entrenamientos desde hace unos años, estaba a cargo del casino Red Light- confirme la información de la chica.

La conversación se cortó cuando Milenka me hizo un gesto de silencio y salir por la puerta de la cocina cuando los otros reclutas entraron. Clarie se acercó con mi café pidiéndome que le leyera los labios.

¨No cuentes lo que acabas de decir, no confíes en los nuevos, solo habla de ello con la jefa¨

Asentí suavemente asegurándole que había entendido, esa siempre había sido si intención pero el hecho de que sospecharan de todo confirmo mi hipótesis de que el asesinato de las Marcov había sido por un chivatazo.

Cuando terminamos fuimos a esperar a la Zarina al salón principal, vi a Clarie subir las escaleras mientras conversaba con Kobyla y el resto lo hacía entre ellos. Para cuando la misma bajo solo me dirigió un ¨Ya¨ qué supuse se debía  a que había pasado la información de la mañana a la jefa. Unos minutos después la jefa bajo vestida casi idéntico a lo que lo hizo ayer.

La emperatriz de la mafia roja Where stories live. Discover now