42

486 39 0
                                    

Josef Pov

Cuando el tiroteo empezó ese sentimiento de impotencia embargo mi cuerpo, mi chica rodaba con el italiano mientras se propinaban golpes, pero era incapaz de disparar sin contar con el factor imprevisto, un mínimo cambio de posición durante la batalla y podría matarla. En el momento en el que el tema del traidor salió a flote comencé a comprenderlo todo pero la mayor sorpresa me la lleve cuando oí lo que esta tenia para decirle a Mitchell. Ella se la había jugado para que le sirviera a Augusto en bandeja y lo había conseguido, lo que no dejaba de hacer que me molestara ante el hecho de que no había confiado lo suficiente en mí como para revelarme su plan hasta el último minuto.

Estaba cerca de Irina cuando remato al italiano, al encontrarme a sus espaldas vi su cómo su cuerpo se tambaleaba un poco antes de caer pero me dio tiempo a tomarla en brazos antes de que tocara el suelo. La acuno en mis brazos como una niña a pesar del enojo que llevo encima por sentirme usado en conjunto con el miedo persistente de que algo le pasara a ella o al bebe. Su cabeza va apoyada en el hueco de mi cuello y en algún momento del viaje siento como su nariz se pega a mi piel e inspira con fuerza para luego dejar ir todo el aire en un suspiro.

- Te amo, Jos- mi mente se derrite ante sus palabras y la euforia embarga mi cuerpo.

Al llegar a la mansión subo con ella a su cuarto, le pongo el primer pijama que encuentro para luego con un paño limpiar su cara llena de sangre. Voy al baño a por un botiquín, desinfecto su brazo, le coloco una venda y beso su cabeza, como hacíamos en nuestra infancia, para ir a sacarle a golpes las razones para traicionarla al estúpido de Mitchell.

******

Al entrar al sótano seguido de mis hermanos el olor a desinfectante nubla mis sentidos. Los dos guardias sentados frente al panel de cámaras nos saludan con respeto antes de que nos dirijamos a ellos.

-¿Dónde está el hombre que la zarina les mando a traer?- les pregunta Ivan serio.

-Está en la celda de la izquierda- informa uno de ellos.

-Vuelvan a lo que hacían- les ordeno.

Nos dirigimos a la celda donde estaba y su cara era de burla ante nosotros.

- ¿De qué te ríes Mitchell?- le pregunta Isaac.

- Pensé que Irina venía a sacarme, aunque es muy cruel de su parte enviarlos a ustedes- dijo ganándose un puñetazo de Ivan.

- ¿Que te hace pensar que saldrás de aquí?- pregunto.

- Tal vez que ella me quiere demasiado para matarme, no los dejaría a ustedes si no me quisiera- dice con seguridad.

- No has pensado que tal vez eres parte de su plan, que se acostó contigo para tenerte cerca, controlado- me burlo de él- Y hoy le serviste a Augusto en bandeja de plata.

- Lo pensé pero ella supo que había un traidor luego de su estancia en Tula- se calla dejándome con la duda.

- ¿Qué tiene que ver el viaje en esto?- demando.

- Que se acostó conmigo en Tula, cuando no había un plan o un traidor- me dice sonriente.

La cara de mis hermanos es un reflejo de la mía, mi sangre hierve como un volcán, solo deseo golpearlo hasta matarlo y golpearla a ella hasta hacerla sangrar. Pierdo la razón golpeándolo hasta que la puerta se abre y la voz de Nikita le grita a mis hermanos que me detengan. Estos lo hacen con reticencia pero logran sacarme de la sala, finalmente un bofetón de Ivan me hace reaccionar.

- Quiero matarlo- le digo ronco.

- ¿No crees que a lo mejor nos está mintiendo?- pregunta Isaac.

- No- sentencio- Tal vez quiere provocarnos, pero dice la verdad.

Mi estado de ánimo me pide a gritos que me vaya, ya me uso para separarse de nosotros y luego nos traiciona, hablaba con ella cada día y me mentía en la puta cara.

*******

Tras una botella de vodka que nos tendió Clarie y las tres horas de discusiones entre Isaac e Ivan de como castigar a Irina tome una decisión.

- No quiero participar- les dije.

- ¿En qué?- preguntó Ivan

- No quiero castigarla, no quiero estar con ella, en este momento mi odio hacia ella es mayor que cualquier otro sentimiento- admito

- Como desees, no pensamos obligarte a nada, sabemos que eres el que peor se encuentra de nosotros- razona Isaac.

-Se portó como una perra contigo al jugar con algo que realmente querías, así que estoy cien por ciento de acuerdo con tu decisión, aun así no puedo dejarle pasar algo así- agrega- nadie juega con mi familia sin pagarlo, ni siquiera ella.

El amanecer se abría paso junto al sonido de los tacones que bajaban las escaleras, Irina entró en nuestro campo visual y al momento toda nuestra frustración se volcó hacia la causante de la misma, su mirada calibró nuestras posturas antes de preguntar.

- ¿Les pasa algo? Lo siento si están enojados porque no les dije que todo era un plan para matar dos pájaros de un tiro- me miro a los ojos y con seguridad sabía que el odio refulgía en ellos- Josef, cariño, en serio lo siento, no quería rechazarte tan bruscamente, ni que cargarlas con la culpa de todo pero fue la única forma que encontré.

A medida que había hablado se había acercado a mi hasta que sus manos estuvieron en mi pecho. Mi cuerpo vibraba pero esta vez era la rabia lo que lo movía. Tome sus muñecas con fuerza y las quite con brusquedad de mi pecho sin medir mi fuerza haciendo que cayera sobre sus glúteos.

- No me toques Irina, no me toques o juró por Dios que no respondo- le gritó, sus ojos se llenan de lágrimas, a pesar de estar consciente de que la estoy dañando y que podría haber dañado a nuestro hijo no trato de ayudarla.

Se limpia las lágrimas con fuerza y se pone de pie regresándome los gritos.

-  ¿Qué mierda te pasa?

- ¿Te acostaste con él en Tula?- le preguntó, ruego por que diga que no y a la vez sé que si no fuera cierto iba a lamentar mis acciones - Se sincera- apostilló.

- ¿De qué me estás hablando?- pregunta confundida.

- ¿Te acostaste con Mitchell en Tula, Irina? ¿Sí o no?, respondé- le exige Isaac al ver que no sabe de qué habló.

Sus ojos recorren la sala y baja un poco la cabeza antes de contestar.

-Si- responde tímida.

-¿Por qué?- le pregunto prometiéndome que será la última pregunta que le haga.

- Necesitaba sexo, pero no fue nada más- dice mirando mis ojos.

- Sexo, si necesitabas sexo hubieras regresado o llamado pero no, decidiste hacerlo con el porque te gustaba, no te quiero cerca de mi Irina, si no se trata del negocio no quiero siquiera hablar contigo, ¿me entendiste?- le grito lo último y sé que me estoy pasando, sus ojos llenos de lágrimas me hacen replantearme las cosas pero la decisión está tomada, si bien he deseado ver sus sentimientos reflejados de alguna forma, definitivamente no es esta.

Veo a Isaac parado cerca de ella en el momento que se desmaya. Sabiendo que soy el causante de su estrés me voy al gimnasio, no soy consciente de cuánto tiempo paso pegándole al estúpido saco antes de que un anuncio resuene por toda la mansión

-Atención- se oye la voz enojada de Irina por el parlante pegado a la pared-quiero a todos los reclutas y a la guardia en veinte minutos en el sótano para que vean lo que pasa cuando alguien traiciona a la mafia roja porque al parecer a mi tercer grupo de reclutas no le quedó claro.

La emperatriz de la mafia roja Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora