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Josef POV

Las órdenes de Irina luego de nuestra última ronda de sexo fueron claras. Toma el cuerpo del hijo de puta que mate en Tula, y manda su cabeza en una pica a los italianos. Y así lo hice, tome una motosierra, cercene su cabeza, la puse en una pica de madera y tras meterla en una nevera con hielo, para que sea reconocible, con la nota que me dio Irina, la mande a los italianos, para este momento debe estar en camino.
Un recuerdo de hoy luego de salir del cuarto de Irina me atormenta a la vez que me da esperanzas.

…Cuando voy de camino a la habitación de Ivan se me ocurre una forma de atar a Irina a nosotros, a pesar de que pudiera molestarse en un principio creo que ella esta lista y tengo el lugar ganador garantizado.

Entro en la habitación para encontrar a mi hermano saliendo del baño.

- ¿Qué haces aquí, Josef?- me pregunta mientras toma la ropa ensangrentada y la pone en una bolsa sellada.

- Traigo ordenes de la zarina- le digo con un poco de molestia, estoy celoso y lo admito.

-  ¿Qué desea mi muñeca?- sonríe pícaro.

- Los quiere a ti y a Ivan arrodillados en el cuarto de juegos en 20 minutos- le informo con desagrado.

- No sé por qué te haces el molesto, de seguro ya te atendió muy bien hoy, sabes que eres su favorito- dice con un pequeño matiz de celos oculto en su voz.

- Tal vez- sonrió y luego vuelvo a lo segundo que vine- Necesito un favor que va a beneficiarnos a todos- le digo.

- ¿Qué es? - pregunta curioso.

- Irina se cambió el parche anticonceptivo luego de que tuviéramos sexo- el asiente con la cabeza expectante- por lo que cuando la tengas suplicando en un rato le das una buena nalgada en el glúteo derecho y arrancas el parche- le ordenó

- ¿Esta en el derecho?- pregunta y yo asiento- ¿Por qué debo azotarla?

- Para que no sienta cuando lo hagas- lo ilumino.

- ¿Por qué debería ayudarte a algo en que ella no está de acuerdo?- dice dudando de las consecuencias que esto pudiera traer.

- Sabes que nunca haría nada para lastimarla, eso es lo único que debes saber-le digo molesto, debería haberlo hecho yo pero lo hubiera notado cuando se fue a bañar.

- Esta bien voy a ayudarte, pero con la condición de que cualquier consecuencia la asumas tú- dice sabiendo que a mí me perdonara primero.- Me voy al cuarto de juegos ahora- informa para picarme.

- Ya hablaremos luego, tengo órdenes que cumplir- le digo molesto- y por cierto, este es un secreto entre tú y yo.

-Como quieras hermano- asegura antes de darme una palmada en la espalda y salir del cuarto…

- Señor Josef- dice una de las nuevas reclutas para las muñecas sacándome del trance en el que me encontraba.

- ¿Que necesitas Mila?- le pregunto, su nombramiento como era costumbre se había llevado a cabo antes de que Irina regresara por lo que tuve que tomar su lugar.

- Quiero que me enseñe a luchar contra un hombre- dice algo sonrojada.

- Vamos al gimnasio- le digo señalando las escaleras que llevaban al gimnasio, tal vez así me sacaba de la cabeza que Irina estaba con mis hermanos en el salón rojo y obviamente yo no estaba invitado.

Tras cambiarme por unos shorts de boxeo y una camiseta me dirijo al ring junto a Mila y algunas otras chicas que tras terminar su entrenamiento se quedan a observar.

*****

La lucha había sido muy dispareja, a pesar de que Mila estaba en buena forma física era bastante torpe, le faltaba técnica y era muy obvia en cuanto a sus ataques, lo que hizo que le ganara una y otra vez por lo que decidí terminar el entrenamiento antes de que acabara lastimada.

- Terminemos aquí Mila, tengo que encargarme de algo, sigue entrenando, tienes potencial pero te falta técnica- le digo algo reticente, la chica ciertamente no estaba preparada para ninguna misión, la matarían no más pusiera un pie en una batalla real, pero Irina siempre las alentaba a mejorar.

- Esta bien, señor Josef- dice algo apenada y sus mejillas se tornan rosadas, me recuerda a Irina cuando su padre la regañaba porque algo no le había salido del todo bien y en consecuencia sonrió con ternura, me encantaba cuando mi chica se sonrojaba pero últimamente es extraño que algo consiga ponerla así.

Tras darme una ducha salgo para dar el reporte de mi misión y la noticia de que el paquete ya había llegado, la persona a cargo de la entrega me había colgado justo ahora tras avisarme de ello.

- Josef...espera- me dijo la joven corriendo tras de mí en el pasillo que daba al salón rojo.

- ¿Qué necesitas Mila?, debo dar un reporte a la zarina- le digo algo brusco.

Justo cuando veo abrirse la puerta del salón espeta con descaro:

- Tú me gustas...Quiero tener sexo contigo.

Su declaración me deja boquiabierto pero la cara de Irina esta desencajada y la de la joven es color carmesí. En los ojos de mi reina veo que tras procesar las palabras dichas una valkiria emerge.

- ¿Que carajos acabas de decir?- pregunta Irina molesta causando que mis hermanos salgan detrás de ella sin camisa para ver que causo su exaltación.

Frente a mí la chica se queda lívida al oír su voz.

- Le Le dije que quería acostarme con él, zarina- repite casi temblando y veo a Irina acercarse hecha una furia.

- ¿Quién demonios es esta puta?- le pregunta a Ivan que se acerca para mirar a la joven.

- Es de las nuevas reclutas, zarina- le contesta mi hermano al ver su ira.

-¿Así que eres nueva, no?- dice un poco calmada, pero esa chispa de sadismo sigue en sus ojos.

- Si...si, zarina- responde con miedo ante la rabia dirigida a su persona.

- ¿En serio quieres acostarte con él?- pregunta sonriendo esta vez, pero sus ojos muestran algo completamente diferente, es su última oportunidad de echarse atrás y ella no supo tomarla por desgracia.

- Si- contesta la joven segura.

- Esta bien- le dice y yo no puedo creerlo hasta que aclara- si luchas conmigo y me ganas puedes acostarte con él.

En ese momento sé que esta chica puede terminar muerta.

- Acepto el reto- dice Mila segura y su estupidez me sorprende.

- Mila, no- le advierto.

- Cállate Josef- dice Irina dominante por lo que guardo silencio por nada del mundo dejaría que pensara que le tenía aunque sea el más mínimo aprecio a la chica pues en ese momento estaría muerta por su estupidez.

- En treinta minutos en el gimnasio- le dice a la joven que se va a preparar al instante.- Ivan, tu que estas vestido, busca a todas las reclutas y llevalas al gimnasio en este instante.

Cuando comienza a subir las escaleras me mira y me hace señas para que la siga.

La emperatriz de la mafia roja Donde viven las historias. Descúbrelo ahora