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Nos mantenemos tras puertas cerradas.
Cada vez que te veo, muero un poco más.
(...)
Es obvio que estás hecho para mí,
cada parte de ti, simplemente encaja perfectamente.
Cada segundo, cada pensamiento, estoy tan enamorada.
Pero nunca lo reflejaré en mi rostro,
porque sabemos esto, tenemos un amor que no tiene hogar.

—Secret love song pt. 1; Little mix ft Jason Derulo.

Es malo necesitar a una persona. Es malo porque el humano vive en cambios, nombres entran y salen de nuestras vidas sin que podamos notarlo y entonces cuando una persona se queda, hay que apreciarla pero nunca necesitarla. No se debe necesitar porque en cualquier momento todo se vuelve pedazos, no se puede necesitar porque cuando las circunstancias lo ameriten lanzaras mordiscos al cuello de esa persona y aún así, teniendo todas esas cosas en mente Jimin y Jungkook se necesitaban.

Park y Jeon se necesitaban al otro para ser feliz, se necesitaban para ser la chispa que iluminara sus vidas, se necesitaban por la motivación, por las reglas, se necesitaban por el simple hecho de que en algún momento podría no tenerse y ahora que se tienen, sabiendo que es perentorio estar al lado del otro para seguir respirando, lo harán valer.

Por eso entre risas indiscretas y besos robados, Jimin y Jungkook tratan de llegar a la puerta a tiempo para recibir a Jeongsan una vez que llegara con sus abuelos después de un fin de semana fuera. Claramente estaba siendo difícil, si no era Park colgándose del menor como un monito era Jeon tomándole de la cintura para arrastrarlo al rincón más cercano.

Estaban en paz porque finalmente no había necesidad de soltarse.

—Ya—. Otro beso—. ¡Mira cómo están mis labios!—. El azabache sonrió embobado. Jimin haciendo un puchero para enfatizar lo enrojecido de la zona—. Eres un animal.

—Pero soy tu animal.

Jeon cerró los ojos y sonrió sin vergüenza cuando el pecho del mayor vibro con las carcajadas. No quería alejarse, todo estaba bien.

—Demasiado cursi—. Murmuró Jimin antes de darle un empujón y correr a la entrada. Unos segundos después se pudo escuchar la emocionada voz de Jeongsan en el pasillo y sin dudarlo abrió la puerta por completo.

—¡Cariño!

—¡Jimin!

Park.

Uh.

El rostro del castaño decayó considerablemente. Quizás fue el tono frío y distante de la señora Jeon o de plano la mueca molesta cuando sus ojos hicieron contacto. Sopesó cerrar la puerta y esconderse bajo la cama pero unas manos en su cintura fueron capaz de romper con la tensión.

—¡Papi~!

Jungkook sonrió amplio, con los ojos destellando y dejo que Jeongsan corriera a sus brazos, sin alejarse de Jimin.

Repartió besitos por todo el pequeño rostro de su hijo.

—¡Por fin vuelvo a respirar!—. Dramatizó, haciendo que el niño se carcajeara de esa manera en que solo las almas jóvenes saben hacerlo—. No tienes permitido dejar este departamento por... Un mes, no. Dos meses y me debes un maratón de películas, uno de juegos, uno de aventuras...

Siguió enumerando, recibiendo asentimientos sin duda del niño y eso sirvió para que ambos se distrajesen, no obstante en el mundo actual y lejos de su burbuja Jimin alzaba sus cejas curioso al ver un hombre alto de expresión cansada ahí detrás de esa mujer que tanta aversión le mostraba.

Hey baby! • KookminWhere stories live. Discover now