033

23.1K 3.1K 1K
                                    

A pesar de ser un día gris, el sol se esforzaba por esquivar las nubes y mostrarse de a ratos, iluminando a través de las grandes ventanas en aquel empresa. Muy grande y lujoso, el edificio tenía todo lo que se podría esperar del mundo asiático sin embargo el movimiento y los trabajadores seguían siendo escasos.

—¡Oh dios mio! Es precioso, se parecen demasiado Jungkook-ssi~

El pelinegro sonrío orgulloso, inflando su pecho al mismo tiempo que sus mejillas se teñían de rosa. Se sentía feliz. Mostrar fotos de su hijo era probablemente uno de sus pasatiempos favorito. Y es que todo conocido o amigo sabía la cantidad de fotografías y videos que guardaba como un tesoro.

Jeongsan durmiendo, Jeongsan riendo, Jeongsan bailando, hablando, caminando por primera vez. Jamás se cansaría.

Debido al estado de las cosas no había mucho trabajo para ser honestos y Jeon, quien trabajaba de forma diligente, lo había terminado todo hace ya una hora, aun así debía cumplir cierto horario por lo que no dudo en conversar con sus compañeras de oficina.

Jennie puso dos manos en su corazón completamente enternecida. Riendo y cerrando sus ojitos.

—Amaría tener hijos, es probablemente unos de mis más grandes sueños. Adoro a los niños.

Jungkook asintió, completamente de acuerdo.

—Significan tu vida. Haría todo por ese pequeño. Si no fuera por él, definitivamente sería miserable.

Todos los presente parecieron derretirse de ternura. ¿A quien no le enternecía un guapo muchacho con gran instinto paternal?

Siguieron charlando sobre todos los temas ligeros e irrelevantes que se les ocurrió pero con el sonido de ascensor abriendo sus puertas, giraron la cabeza interesados.

La delgada figura de Jeongyeon, como si hubiera sido sacada de una revista, caminó hasta ellos con una sonrisa.

—Te estas escondiendo.—Soltó su prima.

La cobriza bufó y se dejo caer en un sillón cercano con toda confianza.

—En serio es desesperante. No es mi culpa ser una persona curiosa y querer saber qué sucede con la empresa, ¡no puede molestarse por eso!

Una pelinegra apareció y rió antes de interrumpir.

—Por supuesto que puede. Nacieron para joderse la vida.

Jungkook observo todo, sus redondos ojitos demostrando lo confundido que se sentía.

—Estoy casada.—Soltó la chica de golpe. El pelinegro abrio la boca y asintió un poquito. Seguia sin entender.

—Lo amas, acéptalo.

Jeongyeon gruño.

—Basicamente estoy obligada a hacerlo, lo he conocido toda mi vida. Sería ridículo no tener un poco de afecto pero me muero porque dejé de andar encima mío como un tonto perro. U-un ¡Chihuahua!

Todos rieron y Jungkook (quien seguía sin comprender) quiso imaginarse como seria el esposo de Jeongyeon.

Considerando lo poco que la conocía se imaginó a alguien guapo, como un príncipe quizás, paciente y atento... Alguien que calmara a esa pequeña revoltosa.

Te volviste tan gay, concluyó.

Pronto la afilada mirada de la cobriza llego al trabajador más reciente quién parecía perdido en la luna. Sus ojos se encendieron con un poquito de maldad.

—No estas casado.—Aseguró.—¿Estas saliendo con alguien? Las relaciones entre trabajadores estan prohibidas.—Murmuró, amaba molestar a las personas.

Hey baby! • KookminTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang