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Las risas ligeras y llenas de felicidad llenaban el departamento mientras ambos chicos se recostaban en el sillón. En un principio no habiendo contacto alguno pero a medida que pasaban las horas y la conversación se volvía más cómoda, también lo hacían sus cuerpos.

Es por eso que Jimin ahora estaba recostado en el pecho de Jungkook mientras una de sus manos rodeaba su cintura. Sentía que su pecho podría explotar de la emoción y eso le quería hacer chillar como un cerdo (romántico, lo sé).

Por su parte Jungkook no estaba muy distinto, todos sus sentidos extremadamente sensibles para sentir que se desmayaría cada vez que el castaño le miraba a los ojos o cuando recostaba la cabeza en su pecho. Sus mejillas eran cubiertas por un leve rubor al saber que Jimin podía sentir el golpeteo incesante de su corazón.

—Y por eso tengo esta cicatriz— terminó de relatar el castaño mientras señalaba una pequeña marca en su mano.

Jungkook quería llorar de lo lindo que era.

Y es que Taehyung no podía estar más en lo correcto. En el transcurso de esas tres o cuatro horas, Jimin había hablado demasiadas cosas de él. Nada importante ni fundamental pero sí aquellos detalles que debía saber.

Su cumpleaños, el nombre de alguna mascota, su comida favorita y el colegio en el que solía estudiar. Jungkook aun no podía asimilar que un ángel tan lindo como el castaño pudo ser amigo cercano de alguien como Kim Taehyung.

Pero al mismo tiempo algo amargo dejaba sus rastros y luego se revolvía en su estómago.

Jimin simplemente había confiado demasiado rápido en él.

Sólo bastaron un par de acciones atentas y por más horrible que sonase ahora estaba en la palma de su mano.

Y lo odiaba, quería protegerlo, de pronto parecía tan vulnerable a su entorno.

—¿Qué estás pensando?— susurró una voz tan dulce como la miel, los ojos del pelinegro brillaron al ver como las mejillas del castaño lucían más lindas y regordetas por la posición.

Y sonrió muy parecido a un conejito.

—En ti.—Una mueca entre vergüenza y satisfacción se formó en su rostro mientras relamía sus labios.

Definitivamente Jungkook se desmayaría.

—Eres muy guapo.—Trató de provocar el castaño con una sonrisita de lado.

—¡H-hyung!—Oh dios ya no podía mirarle a la cara, estaba completamente avergonzado (y satisfecho), podía sentir los vasos sanguíneos de su rostro dilatándose hasta sus orejas.

—Es solo la verdad.—Admitió desvergonzado. Y ahí iba otra prueba de por qué le volvía tan loco.

Sintiéndose con la confianza suficiente, Jungkook llevó una de sus manos a la mejilla del castaño a quien no le tembló la mirada una sola vez, acarició con su pulgar analizando cada simple detalle de su rostro.

Etéreo, sublime, perfecto. Todas esas palabras no parecían ser suficientes.

—¿Vas a besarme?

¿Podía besarlo de nuevo?

Con una sonrisita tímida el pelinegro acercó sus rostros, siempre sosteniendo el de Jimin de forma delicada y firme.

Soniditos de satisfacción escapaban sus bocas a medida que unían sus lenguas. Los labios de Jimin eran tan gruesos y suaves que el pelinegro no podía evitar tirar de ellos y morder con más fuerza de la necesaria.

Y a Jimin le encantaba.

Después de unos minutos lograron separarse, respirando de forma agitada con los ojos vidriosos.

—Se ha hecho un poco tarde  ¿Te gustaría ir a cenar?— Jungkook asintió mientras aclaraba su garganta y se incorporaba en el sillón, Jimin caminó hasta una silla donde descansaba su chaqueta y tomó su bolso.

Y Jungkook quedó completamente embobado mirando su trasero.

—¿Qué te gustaría com- oh ¿qué haces?—cerró la boca y parpadeó un poco.

—¿Y-yo? Uh, nada. L-Lo siento...

Jimin negó con la cabeza mientras reía entre dientes, tomó el abrigo de Jungkook y caminó hasta él par ponérselo con cuidado.

Entonces susurró.

—Si tanto te gusta, puedes tocarlo.—El pelinegro se atragantó y el mayor fue hasta la puerta mientras reía.

Eso no era parte de ir lento en una relación o lo que sea que tuviesen pero no podía evitarlo.

Se sentía vivaz al lado de Jungkook, como si pudiera lograr todo lo que se propusiera. Inexplicable sin duda alguna pues jamás había llegado a un punto en el que deseara tanto la presencia de una persona, era como si no pudiera tener suficiente de él, de su voz, su sonrisa, su tacto.

Suspiró más que enamorado y caminó junto a Jungkook por las calles de la capital. Ambos perdidos en las sensaciones que guardaban su interior con un silencio cómodo mientras el frío del otoño trataba de penetrar sus cuerpos.

El pelinegro no pudo evitar enviarle una mirada de soslayo al precioso chico que iba a su lado, se sentía orgulloso de poder caminar al lado de una belleza como esa y su corazón se derretía al ver el tono rojizo que había tomado la punta de su pequeña nariz.

Entonces tuvo el gran impulso de tomar su mano, con toda la confianza del mundo caminar de su mano en una sociedad como la que les rodeaba pero, ahora parecía ponerle nervioso, porque definitivamente sus sentimientos estaban involucrados.

Convenciéndose de que Jimin no se negaría miró hacia abajo y un sonidito frustrado escapó de su boca cuando vio que en efecto el castaño tenía las manos en sus bolsillos.

Ninguno de los dos sabía a dónde se dirigían pero no les importo, el momento era perfecto, sólo ellos dos disfrutando la compañía del otro.

Jungkook miró hacía los faroles con una mueca pensativa, tratando de idear un plan para poder tomar la preciosa manito de Jimin.

Y comenzaba a desesperarse, ansiaba el tacto.

—Tienes cinco dedos.

—¿Uh?

Jimin le miró completamente confundido y el pelinegro quiso aventarse a la calle y ser arrollado por un auto.

Lentamente el castaño quitó la mano se su bolsillo y la miró con curiosidad.

Sus deditos son tan lindos, grito Jungkook internamente.

Luego de mirarlas fijo se encogió de hombros y debido al frío intentó llevarla nuevamente a su bolsillo pero de forma muy torpe y en un movimiento un poco brusco Jungkook la tomó.

Realmente eres algo distinto, pensó el castaño con los ojitos brillando mientras el pelinegro miraba fijamente al frente.

Ahí donde la piel de sus palmas se tocaban recorría un extraño hormigueo y con una oleada de valentía Jungkook entrelazo sus dedos.

Y ambos se sonrojaron.

Sonrieron de forma tímida y apegaron un poco sus cuerpos, sus hombros rozando mientras sus manos se balanceaban.

Jungkook... Creo que me gustas.






O sea si de verdad creen que Jimin y Jk llegaran a un noviazgo o una relación así de fácil de vdd que no me conocen chikis

NADA ES FÁCIL EN ESTA VIDAAAA

En este capítulo intenté de plasmar un poquito mejor los sentimientos de ambos (lo que para mi es súper difícil je)

Les adoro muak

OH Y MICJISIMAS GRACIAS POR LOS 10K EN SERIO SON LO MEJOR QUE EXISTE ME SIENTO MUY FAMOSA JI ❤️

Hey baby! • KookminWhere stories live. Discover now