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Ambos amigos se dieron una mirada cómplice mientras observaban al pelinegro.

Jungkook jamás llegaba al trabajo con una sonrisa en la cara. Mucho menos saludaba y andaba jocoso.

Taehyung susurró al oído de Jin mientras apuntaban al menor. Ese no era Jungkook, de serlo ya les hubiera espantado.

—Alguien esta muy feliz~—. canturreo el Kim menor, Jungkook apenas y le escuchó debido a los concentrado que estaba tecleando en el computador.

—Creo que alguien disfruto su día libre—. Habló está vez Jin, remarcando cada sílaba y subiendo el tono.

Pero fue en vano, Jungkook siguió sin escuchar.

Ambos suspiraron rendidos.

Jin era el prometido de Kim Namjoon (el jefe de todos en el lugar). El guapo pelirosa tenía una pequeña cadena de cafés y pronto inauguraría su primera pastelería.

Por su parte, Kim Taehyung, era el novio de Min Yoongi, una relación interesante y complicada de a ratos. El joven había sido obligado a trabajar por sus padres, de esa forma se le permitiría seguir con sus cuadros y pequeñas exposiciones.

Ambos venían de familias acomodadas, para ser sincero, no conocían mucho sobre el esfuerzo. Quizás por eso les intrigaba tanto el joven de veintidós que se desvivía por su pequeño.

—¿Cómo estará Jeongsan?—. De pronto se cuestionó Taehyung, Jimin solía ser su compañero de curso en la secundaria, en realidad quizás hasta fueron amigos medianamente cercanos pues, siempre terminaban encontrándose en campamentos o voluntariados, por un tiempo bromeó con que eran almas gemelas. Un chico definitivamente adorable. Es por eso mismo que no dudaba creara una muy buena relación con el pequeño, sabiendo lo amoroso y paciente que era, sin perder su carácter y principios. En secreto también esperaba que estableciera una relación con el padre pero eso ya era un asunto distinto.

Con la simple mención de aquel glorioso nombre, como si fuera una palabra mágica, los ojos del pelinegro destellaron. Finalmente habían captado su atención.

—Está muy bien—. Aseguró contento.

Ambos asintieron de forma vaga para seguir cuchicheando.

Minutos después Jungkook sintió su celular vibrar, miró alrededor y mordió un poco su labio antes de sacarlo del bolsillo.

¿Es que acaso su felicidad podía ser más grande?

Si y también su sonrisa.

Un sentimiento inexplicable se desarrollaba en su pecho al saber que Jeongsan estaba bien. Estaba sano y cómodo en su hogar, sin ansiedad ni malestares mientras alguien quien había probado ser de confianza le cuidaba.

En la foto apareció el pequeño devorándose el almuerzo que Jungkook había dejado.

—Finalmente comió—. Comentó anonadado. Su hijo planeaba sólo alimentarse de leche de banana y pasteles, hacer que probara cosas distintas o terminara un plato de comida era imposible.

Hasta que Jimin llegó a ayudarle.

No contesto el mensaje, simplemente tomó la foto y la dejo como fondo de bloqueo.

Jungkook era alguien feliz.

Jin y Taehyung se sonrieron con maldad.

—¿Un mensaje de Jimin?—Jungkook asintió, diablos ¿no le dolía sonreír tanto?

—Jimin es muy guapo...

El azabache volvió a su trabajo y se encogió de hombros.

Ambos bufaron.

Hey baby! • KookminWhere stories live. Discover now