022

31K 3.5K 1.4K
                                    

(B: No me odien porque yo les amo) c:

Dos grandes ojos de ciervo se asomaron por una orilla del sillón, rápidamente el pequeño se lanzó encima de los adultos quienes pretendieron estar sorprendidos por el ataque.

Jeongsan reía sin parar al mismo tiempo que apenas podía recuperar el aire. Iba de un lado a otro, saltando, recibiendo cosquillas y muchos mimos. Amaba jugar con su papá y Jiminie.

El niño no podía quejarse de su vida o de como solía serlo puesto que su joven cabecita no podía hacer tal análisis, sin embargó era feliz, un niño normal. Y cabe destacar que ahora simplemente era mucho mejor.

Jimin era fundamental en todo esto.

Con el pasar de las horas y la puesta del sol, los juegos terminaron y le dieron lugar a la cena. El castaño sin querer había cortado su dedo al perderse en sus pensamientos. Todo el día había tenido una asquerosa sensación de desazón bajando por su garganta, haciendo que su pie se moviera con nerviosismo y perdiera el hilo de las conversaciones.

Desde la visita de su madre, hace una semana más o menos, Jungkook había cambiado completamente su actitud, cada vez eran menos los besos, las palabras cariñosas, las sonrisas y los abrazos pero simplemente no se atrevía a decir palabra.

Después de finalizar la cena no fue sorpresa que el pequeñito se quedara dormido en la misma mesa. Cayendo rendido en los brazos de Jimin quien lo llevo hasta a su habitación mientras Jungkook preparaba su cama para acostarlo.

Y solo ahí ambos adultos tuvieron un poco de silencio y tiempo.

Incómodo.

Como si un grueso y gélido muro de hielo se hubiera empezado a construir sin que pudieran notarlo. Jimin arrugó su polera ansioso, cierta zona de su cabeza palpitaba.

Mierda, Jungkook estaba demasiado distante, hasta un perro podía notarlo. No habían hecho contacto visual en todo el día y ni siquiera le había saludado en la mañana. Eso estaba terminando con sus frágiles nervios.

—Ya es tarde, creo que deberías ir a casa.—Murmuró Jeon mientras hacía camino a su habitación.

El corazón de Jimin dolió.

—N-no.—Jungkook se detuvo unos segundos.—Hay algo que quiero decir...—Soltó de forma impulsiva y desesperada.

El azabache dudó unos segundos pero terminó por girarse y mirarle a la cara. Jimin se sintió pequeño, jamás lo había visto tan serio.

—¿Vas a hablar o qué?—El castaño asintió rápidamente y aclaro su garganta, sus ojos lucían culpables. Se veía igual que un pequeño cachorro. La cola entre las patas y las orejas gachas sin saber realmente cuál fue su error.

—Lo del otro día estuvo muy mal.—Comenzó atropellado.—Estuvo muy, muy mal. Debo disculparme contigo y con tu madre y con Jeongsan y-

Jungkook levantó su mano, cortando las palabras torpes y mal pensadas.

Jimin definitivamente se sentía mal pero no por lo del otro día en específico. La actitud de Jungkook le quemaba de la forma más fría que existía. Su pechito dolía y su estómago se retorcía al no saber que había hecho mal.

—Jimin.—Llamó una voz dura.

—P-perdón ¿qué?

—¿Me estas escuchando? Ya lo repetí dos veces.—Entonces sintió unas ganas inmensas de llorar.—Hay que terminar esto.


—Y-y dijo que éramos unos irresponsables y que todo fue un error.—El castaño sorbió sus mocos—Q-que debía concentrarse en su tarea como papá y que Jeongsan estaba muy pequeño ¡Q-qué no éramos unos adolescentes!

Taehyung acarició la espalda de su mejor amigo mientras Jin se apresuraba por una gran cantidad de helado y películas románticas para consolarlo, eso y muchas dosis de abrazos y palabras lindas para recordarle lo mucho que valía.

Lo que el pequeño hyung relataba lamentablemente no era sorpresa en ningún aspecto para el menor.

—Y... Y ¿Qué le dijiste tú?—Jimin comenzó a sollozar de nuevo.

—¡Q-qué tenía razón! Lo entiendo. N-nada de lo que dijo era mentira pero entonces ¿cuál era el punto de empezar todo esto en primer lugar?—Jin se presentó en la sala mientras llevaba en las manos un gran pote con helado de chocolate. Dejo todo a un lado y corrió para arrullar al castaño en sus brazos.

Jimin siguió llorando.

—Es un idiota, yo lo sabía, tú lo sabías.—Soltó con rabia.

Taehyung suspiró y negó con la cabeza. A Jungkook le consideraba un amigo, no daría ningún tipo de opinión al respecto. Simplemente lo encontraba imprudente, la única relación de la que podía opinar era la propia. El solo ofrecería su apoyo como amigo.

Volvió a hablar.

—¿Qué harás ahora? Si necesitas un traba-

—¡No! No puedo dejar a Jeongsan, el cuenta conmigo—Soltó dolorido.—Solo... Se terminaron las cenas y- y ya no habrán salidas al parque.

El menor de los tres dió un saltó cuando Jin se puso de pie.

—¡Ese imbécil me va a escuchar!

—¡O-oye! ¿A dónde crees que vas?

—A defender el honor de mi pequeño. ¡Mira lo que le hizo!—Ambos Kim dirigieron su mirada a Jimin quien seguía sollozando desconsolado.

Y así se sentía.

No estaba sorprendido, por supuesto que lo vio venir pero, ¡pero se había ilusionado!

Y ahora se sentía como un grandísimo tonto. Mierda, su papi le había advertido.

Ambos chicos observaron a su amigo apenado, Jimin era un ángel, el chiquillo no tenía una sola pizca de maldad en su cuerpo. La situación era injusta pero eran pocas las cosas que se podían hacer.

—Tranquilo bebé, todo estará bien.—Aseguró su Hyung mientras le abrazaba, pronto Taehyung también se unió al abrazo.

Jimin también esperaba que las cosas estuvieran bien.

—¡Jiminie!—Su corazón golpeó con alegría y sin duda alguna ambos se abrazaron y olisquearon como ya era costumbre. A pesar de todo lo que habían dicho sus amigos, Jimin no podía permitirse un día de ausencia, no quería simplemente. Se aferró a Jeongsan con ahínco, como si tuviera miedo de que pudiera ser la última vez que le viera.

Cuando terminaron de saludarse de forma inconsciente el castaño levanto su mirada, sintió que su pecho era aplastado con violencia ante la ausencia del pelinegro al final de la sala, ahí con una sonrisa para darle la bienvenida.

Suspiró de forma temblorosa y miró el techo unos segundos.

Qué estupidez más grande.

Jungkook nunca dijo que lo que sea que tuvieron había terminado para siempre, no obstante no era tan ingenuo como para hacerse más esperanzas. ¡Ni siquiera habían declarado que tenían algo!

Con un ánimo mucho menos resplandeciente al que le caracterizaba, el castaño comenzó a preparar desayuno para tres, poniendo todo su amor y cariño en que las cosas quedaran bien hechas pero entonces cuando tenía todo preparado en la mesa, con Jeongsan metiendo la mano en un platillo de frutas, Jungkook se digno a aparecer.

—No desayunaré.

Y con un suave beso en la frente de su hijo dejó el departamento.

Jimin solo quiso llorar nuevamente.











El drama solo esta empezando jaja

Les gusto el cap? 😢

Hey baby! • KookminHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin