010

41.4K 4.9K 1.2K
                                    

En un intento desesperado por disfrutar los pobres restos de verano, Jungkook se encargó de llevar una última vez a su hijo a su parque favorito; esperando de esta manera no poner en riesgo su salud debido a las bajas temperaturas. Hoy era sábado y el clima había cambiado de forma drástica, a pesar de haber un sol, este no lograba dar calor y el viento que azotaba sus cuerpos los hacía removerse de forma cómica.

Jeongsan rió a gusto cuando pudo caminar tomando tanto la mano de su padre como la de Jimin, entre ellos dos se balanceaba y levantaba los pies mientras los adultos le seguían el juego.

Y se sentía bien.

La risa del pequeño era tan contagiosa y característica que Jimin podía sentir las lágrimas arremolinándose en las esquinas de sus ojos.

Fuera del cuadro, las personas miraban encantadas aquella pareja tan valiente y segura de sí misma. Dos hombres jóvenes que iban en contra de lo propuesto por siglos. Criando un niño y demostrando que recibía todo lo que necesitase.

Jimin no pudo evitar tener un gran disturbio en el pecho ante un pensamiento como parecemos una familia. Porque esa frase le hacia demasiada ilusión.

Todo había estado bien y calmado, Jeongsan era un verdadero ángel y Jungkook un verdadero crío quien en todo su derecho seguía con sus citas pero con el correspondiente avisó para no preocupar a quienes le esperaban en casa.

Apenas se acercaron a la zona de juegos, el niño se soltó de forma brusca y corrió fuera de su alcance, Jimin colocó una mueca de angustia y trató de gritarle que no corriera tan rápido pero la risita de Jungkook le notifico que no valía la pena.

Sin embargo, el niño detuvo su paso y se giro para correr de vuelta a ellos, con una sonrisa tímida tomó la mano de su padre y Jimin para entrelazarlas.

Jimin dio un respingo sorprendido y nuevamente escuchó a Jungkook reír.

—Es para no perdernos—. El castaño le miró confundido—. Le he enseñado que debe tomar la mano de sus mayores para no perderse, no cualquier extraño claro está... El solamente no quiere que nos perdamos.

¿Acaso se puede querer más a ese pequeño? Decía entre lloriqueos el castaño en su cabeza. Jungkook tiró un poco de él para llevarlo hasta una banca.

Jimin se removió un poco incómodo.

—¿Qué sucede?—. Preguntó Jungkook medio distraído, la mirada fija en el niño.

—¿N-no te molesta...?—. Jimin aclaró su garganta.—S-soy gay, ¿no te molesta tomar mi mano? La gente puede malinterpretarlo.

En ese momento la cara de Jungkook se desfiguró por completo.

—En serio no entiendo de qué hablas—. Soltó brusco. Al pelinegro le ofendían ese tipo de comentarios ¿por qué Jimin era tan malo consigo mismo?

Temiendo haberle dado una mala idea, le dio un leve apretón a su mano.

—Los amigos también pueden tomarse de las manos—. Las cejas de Jimin subieron con sorpresa.

—¿Somos amigos?

Jungkook soltó una carcajada anticipando la respuesta, su cabeza se fue hacía atrás mientras cerraba los ojos, Jimin le miró un poco desconcertado.

—Confió en ti—. Afirmó con una sonrisa. El pecho de Jimin pareció inflarse con orgullo—. Eso es suficiente para considerarte un amigo.

Con que ser amigos...

De todas formas asintió y fijo su mirada en la zona de juegos. Se sintió un poco mal al saber que realmente no estaba prestando atención alguna a Jeongsan, no podía dejar de sentir sus vellos erizándose ante el contacto y calidez que le proporcionaba Jungkook.

Hey baby! • KookminUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum