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—¿En serio creíste que te amaba?—Las palabras salieron con brusquedad y desdén. El tono era amargo y carente de empatía, Jungkook no pudo evitar retroceder como si algo le hubiera golpeado, tenía los ojos cristalizados y negaba sin parar.

—P-pero yo... Y Jeongsan-

La carcajada del castaño hizo eco en la habitación. Por algún motivo se sentía glorioso,  superior y con menos carga encima. Había trascendido, se había vuelto egoísta y solo le importaba el mismo.

Completamente destrozado, el menor hizo hasta lo imposible por acercarse pero simplemente no avanzaba, sus pies no se movía y todo se alejaba.

—Jimin.

Ese era su nombre, sin embargo no lo reconocía.

—¡Por favor, Jimin!

La escena se quebró y cayó a pedazos. Segundos después de que los ruidos hayan cesado se encontró solo en la oscuridad.

— Mierda, ¡JIMIN!

El lindo castaño jadeo y abrió sus ojos de golpe, tenía las mejillas empapadas y a su lado Jeongyeon le observaba con preocupación.

—Uh, yo- p-perdón si te desperté.—Comenzó a balbucear cosas sin sentidos. Su corazón latía con fuerza y sus ojitos lucían tristes.

Era desagradable el sentimiento instalado en su pecho, un sentimiento que parecía haberse vuelto parte de él.

Jamás considero posible extrañar tanto a una persona y en su caso eran dos. Ese anhelo de poder volver el tiempo atrás, traer de vuelta la compañía, las sonrisas y la calidez. Hacer magia para eliminar la distancia y congelar el tiempo en el momento más prudente.

—Oye, esta todo bien. Al principio pensé que era un sueño húmedo o algo por el estilo pero después...—La cobriza intentó bromear un poco pero terminó por deshacer la sonrisa para reemplazarla con una mueca tristona.

—¿Crees que hicimos lo correcto?—Interrumpió el castaño.

La muchacha bufó un poco y luego volvió a recostarse, acomodando las sábanas y destapando un poco a su esposo.

—¿Como podría saber eso? Eres un tonto Park Jimin.

—¡O-Oye!—Dió un salto, completamente ofuscado y en medio de la oscuridad, Jimin tiró de las sábanas iniciando una tonta pelea.

—¡Si tanto te molesta puedes irte afuera!—Rebatió la chica aferrada con fuerza a las sábanas.

—¿¡Como podría hacer eso?!—Mierda, su voz molesta solía ser aguda pero debido al llanto lo fue más de lo normal.

—¡Pues caminando, imbécil!

El castaño parpadeó incrédulo.

¿Le acababa de llamar i-imbécil?

—¡Fea!

—¡Enano!

—¡Estas gorda!

—¡Y tu sigues siendo enano!

Oh, suficiente. Park se paró de golpe sin importar el frío y cuando Jeongyeon pensó haber logrado su cometido vio la forma en que las manos de Jimin tomaban la parte baja del colchón para darlo vuelta.

—¡E-eres un idiota! ¡Inmaduro! ¡Jamás volveré a ayudarte!

Jimin soltó adorables risitas antes de tomar una manta y caminar fuera de la habitación.

—¡Buenas noches mi amor!

Y buenas noches para ustedes también, cariños míos...

Hey baby! • KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora