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Doble actualización porque sus comentarios del capítulo anterior estaban muy lindos y llegamos a los 200k!

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La toalla seco su rostro con más fuerza de la necesaria, irritando su piel y dejándola de un tono rojizo. Con su tonificado cuerpo completamente desnudo y estilando, Jungkook caminó por su habitación sin saber realmente a dónde iba. Llevaba un par de días perdido en sus pensamientos y honestamente no sabía qué podría ayudarle.

Cada vez que el ascensor de la oficina se detenía en su piso, su corazón se aceleraba y sus ojos buscaban con desesperación la imagen de Jimin.

Pero no había tenido suerte hasta ahora.

Y tampoco había tenido suerte en saber el estado de la amable cobriza quien aparentemente descansaba en casa bajo el cuidado de su esposo.

Jungkook se sintió enfermo.

Como si una mezcla entre pena y desagrado le obligara tirar todo lo que tuviera enfrente mientras gritaba cuan injusta era la vida.

Y es que estaba desesperado ante su incapacidad de borrar aquella pesadez de su pecho. Porque simplemente no podía ir a la cama sin repasar todos los recuerdos que tenía del castaño, no podía aceptar que se había ido y lo había perdido. ¡Que no había lugar para él ahí!

Finalmente espabiló, con un amargo sabor en la boca, sacudió su cabeza y recordó que en efecto, necesitaba tomar una camisa del armario. Se vistió rápidamente sin dar un mayor repaso a su imagen para pasar a la cocina.

El aceite caliente seguía siendo su peor pesadilla y sus manos se movían un poco torpes con el sartén y los palillos pero su hijo merecía (obviamente) un desayuno decente.

Mientras se preocupaba por no quemar la casa, una pequeña figura acechaba sus movimientos.

—¡Rawr~!

Jungkook dio un respingo antes de girarse y sonreír con alegría. Jeongsan tenia el rostro inflamado por recién estar despertando y su cabecita era igual a un plumero.

—¡Ataque de besos!—El niño rió con todas sus ganas mientras pretendía odiar la exagerada atención de su padre.

Algo empezó a oler a quemado.

Ambos abrieron sus ojitos de golpe para revisar el estado del omelet, solo era el mango por estar cerca del fuego.

Minutos después todo estaba bellamente preparado en la mesa de la cocina.

—¿Esté es mi desayuno?—Preguntó con cautela. Jungkook asintió sin quitarle la mirada de encima, completamente expectante a la reacción del niño.

Jeongsan se mordió la lengua y observó el plato frente a su rostro.

El omelet... Lucía interesante.

—¿Te gustó?

El niño sonrió de forma falsa.

—Si... ¡Papá esta muy rico!

Hey baby! • KookminKde žijí příběhy. Začni objevovat