Capítulo LIX: "Géminis ¿eres tú?"

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🔹 ---> ponen la música
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-¿Y dices que sólo hicieron eso?

-Sí

-¿Seguro?

Gesphare desvió su aguda mirada hacia la cara de Aioros, el cual mantenía una postura estoica e inexpresiva.

-Bien Saga, recuerda que en Rodorio todo se rumora; si me mientes, lo sabré.

Dhenes miró el saco de monedas que Aioros le entregaba, y los demás guardianes de Santos los miraron con suspicacia, como dándose cuenta por primera vez de cuan traviesos podían llegar a ser. Las ancianas se habían llevado a Vittoria de las orejas por escaparse de su tutela.

Pero ninguno se arrepentía de haber pasado la noche en el patio trasero de la Casa de Géminis, pues los verdaderos lazos de su hermandad se forjaban en momentos así... de dolor y angustia, mucho más que en los de alegría y paz.

Aioros sabía esto, y aunado a la profunda congoja que sentía cada que veía a Saga y recordaba el lamentable estado en el que había llegado a Géminis, no podía por menos que tratar de cubrir lo que habían hecho en Rodorio la noche anterior, que al cabo, no era nada malo.

-Bueno, iré a comprar los útiles- anunció Mirra queriendo quitarle carga al asunto.

-Te acompañó- dijo Värux.

Ambos se encaminaron hacia la Senda de las Rosas con Mu, Shaka, Camus y Milo detrás.

-Ah no joven- advirtió la amazona mirando a Camus por debajo de su máscara, -Ya sabe que no puede llevarse los libros a pasear, vaya a dejarlo al comedor- el niño la miró... como le gustaba a Mirra aquella mirada tranquila y transparente como el cristal, distinta de la expresión picante y bravucona en las facciones de Milo, Camus no dijo una palabra y se apresuró a obedecer.

Cuando volvió, todos se pusieron en camino.

Eko, Febo y Daphne se retiraron a las cabañas con sus respectivos niños para continuar con las lecciones; en el patio solo quedaron Dhenes, Gesphare y sus aprendices.

Dhenes suspiró y anunció:

-Espero que estén conscientes de cuanta responsabilidad tienen respecto a los otros Santos; ustedes son su ejemplo y si no se comportan a la altura, la Orden de Oro no será más que una pandilla de zoquetes mal portados.

Aioros asintió con solemnidad, Saga lo hizo también aunque a todas luces se notaba que su mente estaba en otra parte.

-Gesphare- dijo Dhenes mientras agarraba a su alumno de la espalda, -Aioros y yo nos vamos para el Templo del Centauro. Si necesitas algo, allí me encuentras.

Aioros titubeó un poco, pues no quería dejar a Saga en aquel estado, en el que por fuera parecía estar calmado; pero el chico bien sabía que el alma de su mejor amigo padecía una terrible tormenta, cuya causa le era tan desconocida como los misteriosos hoyos negros de la galaxia.

Al fin, tuvo que ceder y mirando atrás con cierto pesar, se despidió de Saga para marcharse con Dhenes a Sagitario.

-¿Qué ocurre Saga?

Historia de OroWhere stories live. Discover now