Capitulo III "M-mi..ko - Ca..mmo"

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-"¡Ésa papilla es mía!"- reclamó uno.

-"¡Pero si ya le has dado dos, no nos va a servir de nada un Santo gordo!"

-"Los bebés deben ser gordos"-

-"Éstos no"-

-"No es lo mismo gordos a sanos"-

-"¿Quieren callarse?"- dijo la amazona que tenía en brazos a Milo mientras recriminaba a sus 2 compañeros que competían por tratar de alimentar a sus respectivos bebés. La mujer le mecía con suavidad casi materna.

-"Solo digo que tengo que aprovechar cuando éste niño está despierto para darle de comer, porque una vez que pega ojo, bendita la hora en que logro que despierte"- se quejó el primer guardia mientras mesaba con delicadeza la rala melena lila de Mu.

-"Yo apenas estoy con la segunda ración de Camus"- dijo la otra guardia molesta -"Y el resto ya se ha acabado, además he visto que tratas de darle triples porciones de leche en mamila a ése niño"- añadió ya más calmada -"¿quieres matar de hambre a los demás Santos? ¿a cuál de ellos has estado robando comida?"- culminó abrazando con fervor a Camus, cuyos grandes ojos azules brillaban a la vista de la rica papilla de pollo.

-"¿He oído bien?"- intervino el soldado que había ayudado al patriarca -"¿sabes las dificultades que tenemos para conseguir dinero que nos dé de comer? ¿Y tú robas raciones para cebar a Mu?"-

-"Y que lo digas"- dijo la amazona con Milo, a quien tenía viendo hacia atrás y le daba golpecitos en la espalda.

-"¿Por qué?"-

-"La semana pasada que tuve el turno de comprar provisiones"- informó ella- "me encontré con una dama, si se le puede llamar así, que me preguntó cuánto dinero había robado el Santuario a la gente ignorante para alimentar a sus inútiles guardias y reparar la lujosa residencia del Patriarca"-

-"¿Qué?"- preguntaron y brincaron todos en sus asientos al oír semejante injusticia. Incluso el pequeño Mu hizo un ligero "¡Uh!" ¿Cómo podían decir eso, si todos los días el papa pensaba como harían para comer al siguiente? ¡¿cómo podían ser tan desconsiderados ya no con ellos, sino con los niños?!

-"Como lo oyen"-

-"¿Y qué le dijiste?"-

-"Lo más natural, que cada persona podía usar su dinero como quisiera y que de gente como ella, ni las babas de los bebés querían nada. Que la residencia del Patriarca era así porque la Primera Generación de Santos así lo había dispuesto, y que ni siquiera era por el patriarca sino por Atena"- zanjó ella, Milo eructó y aunque bizarro, el sonido hizo sonreír los rostros indignados de los presentes.

-"Bueno, no es la primera vez y no creo que sea la última"-

-"¡Como sea, ésa papilla es de Camus y no voy a dejar que se la quites!"- la mujer se abalanzó sobre el plato con tal ferocidad que lo hizo volcar sobre sí misma y sobre el bebé.

Todos se quedaron sin habla hasta que Camus gorjeó con alegría chupándose los dedos y tratando de alcanzar con la lengua las zonas de su cara en donde había caído el puré.

-"Emmm... técnicamente no te la quitó pequeño"- un soldado se acercó y poniéndose a Aioria en un brazo, se sacó un paño del bolsillo y se lo dio a la amazona que aún no profería palabra.

-"No te enfades Lygian, estoy seguro que nadie aquí ha pensado que sea gracioso"- aseveró el guardia, pero....

-"JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA JAJAJAJAJAJAJAJA"-

-"No Saga, cállate o nos matará"-

-"¿De qué hablas? ¡Parece la versión griega de Memín Pinguín!, si es qu-"-

Historia de OroWhere stories live. Discover now