Capítulø XXXVI: "Caminø a Vøløs"

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Cuando Saga llegó a la puerta de la Cámara de Sagitario y escuchó risas en su interior, extrañado cruzó el umbral y fue directo a la cocina.

El mueble, la barra, y las cabinas habían sido desempotradas de la pared y a pesar de que el suelo había sido limpiado y lavado con esmero, numerosas astillas de la vieja madera desperdigadas por el lugar ofrecían el mismo estado descuidado que había tenido anteriormente.

Y en medio de aquel muestrario de madera, Aioros y Shura habían tomado unos trozos de varilla, usándolas a modo de espadas para intercambiar fingidas estocadas en un cruento duelo que Shura se había tomado bastante enserio, pues el chiquillo se abalanzaba a las partes vulnerables de Aioros con ferocidad inusitada.

-"Ya veo cuanto trabajas"- exclamó Saga en tono irónico para llamar la atención.

La voz de su amigo distrajo a Aioros, lo que valió recibir un golpe en la espinilla, el niño de oscuro pelo verde dio saltitos de alegría... después de varios rounds al fin lograba conseguir un punto a su favor.

-"¡Ouch!"- se quejó el niño más grande acariciando con gesto distraído el moretón que empezaba a formarse en su pierna –"Claro que trabajé ¿no ves que todo ya está lavado?"-

Saga observó que, efectivamente todo estaba limpio: las plantas del corredor habían desaparecido, la sala y su viejo tapizado ya no estaban; y la mesa y sillas del comedor también brillaban por su ausencia, las cortinas raídas habían sido arrancadas y tampoco estaban las camas. El suelo había sido lavado y exceptuando la cocina repleta de maderos partidos por la mitad, todo lucía exactamente como la propia Cámara de Saga (quitando el polvo y telarañas)

-"¿Y qué hace aquí éste enano?"- Saga se acercó a Shura y le dio un juguetón coco. El niño se frotó la cabeza mirándole con cómico reproche

-"Eko se fue no sé a qué a Rodorio y me lo encargó"- Aioros le tendió los brazos al pequeño Santo y éste corrió a ellos pero como era más grande que el resto, Aioros no pudo cargarlo con la misma soltura con que lo hacía con los demás. Shura se conformó con ceñirse al talle de su compañero retando a Saga con la mirada a repetir el zape.

-"¿Qué querías?"-

-"Oh ya recuerdo"- Saga se acercó un poco más a su compañero procurando adoptar una postura persuasiva –"resulta que..."-

-"No voy a ayudarte a limpiar tu Cámara"-

-"No es eso, es que-"-

-"Tampoco voy a volver a ver al lince de aquel montículo"- Aioros blandía su dedo índice frente a la nariz de Saga –"Y menos si me usas de cebo para la madre mientras tu agarras a la cría"- advirtió –"¡Y ni siquiera me dices que yo soy la carnada!"-

-"¿Cuándo hice eso?"-

-"¡LA SEMANA PASADA IDIOTA!"- Aioros dio una patada de frustración en el suelo

-"Olvídalo Aioros, fígurate que-"- Saga contó rápidamente a su amigo lo que había sucedido en el patio. Shura les miraba alternando la mirada entre ambos; solo entendía palabras aisladas y el sentido de frecuencia en la frase "¡Vamos nosotros también!" que pronunció la boca de su amigo, se le escapó por completo.

-"¿Qué?"- Aioros creyó no haber oído bien, viendo a Saga como quien cree tener en las manos una hormiga y descubre una serpiente.

-"Nadie se enterara, créeme"- Saga le palmeó el hombro –"Nos iremos en..."-

-"No quiero oírte"- Aioros puso las manos sobre sus oídos –"No quiero oírte"- cerró los ojos, Shura lo miró con ojos brillantes y también se puso las manitas sobre las orejas –"NO TOIGO"- gritó.

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