Capítulø XLV: "Todo en manos de Atena"

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Cuando los guardias se llevaron a los guerreros a los calabozos, el condestable se plantó frente al jefe Atatürk y le mostró una capa color blanco cuya amplia capucha colgaba grácilmente.

-Señor- dijo con exagerada solemnidad, -Hemos descubierto que últimamente, las amazonas turcas del Adoratorio en ésta, su ciudad- se inclinó,- Han desarrollado un especial apego por usar éstas capas mientras caminan por las calles, ya sea para fisgonear o para chismorrear. Pero siempre que las llevan puestas, no auguran nada bueno para la Cofradía.

-Bien, mañana durante el desfile pongan especial atención en alguien que las porte y...-el viejo Atatürk lo pensó un momento antes de continuar –Coloca a un francotirador en el techo para que se encargue de ellas. Los proyectiles deberán ser dardos venenosos, las balas serían demasiado llamativas.

El condestable se inclinó y salió de la sala.

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-Emmm ¿Hola?

-Sí... tiempo sin verlos.

El breve y sorpresivo intercambio de palabras entre los recién llegados y el par de guerreros que ya estaban en el húmedo calabozo, dejó a todos en silencio por unos instantes para después darse abrazos y muestras de afecto, expresando así su preocupación por la temprana desaparición de Lölkos y Kyprios.

-¿Qué ocurrió? ¿Cómo llegaron aquí?

-El comerciante al que le traté de vender el vino- fue la simple respuesta de Lölkos. -¿y ustedes?

-Los tomaron a ustedes como pretexto para sacarnos de la posada y al llegar aquí, nos cargaron con que queríamos iniciar un tumulto.

-¿QUÉ?- Kyprios no podía creer aquello.

-Pues se les ha ido un poco la mano ¿no?

-¡Por supuesto que no es verdad! O bueno... a medias. ¡Fue ése semi-Santo llamado Saga!

-Ah, ya veo...- Lölkos no necesitaba más explicaciones, todos conocían como era Saga.

-¿Y dónde está?

-Escapó.

Oláy escuchó el cerrojo de la pesada puerta correrse y el sonido de llaves repiqueteando contra una pierna, pero pronto el sonido desapareció en la distancia y allí en la celda era difícil verse las caras. Algunos de ellos se sentaron en el suelo, otros echaron una ojeada alrededor de la celda, sabían que ahora tratar de escapar estaba fuera de contexto: si llamaban mucho la atención durante la noche, era probable que Azím escapase junto con su preciosa mercancía.

Oláy se sentó junto a Kyprios y Hekas formando un círculo, luego habló con voz ronca y profunda, procurando dominar la ansiedad lo cual le resultaba casi imposible, como al marinero que desea surcar la mar picada en una lancha.

-¿Qué ha pasado Kyprios? ¿Cómo fue que llegaron aquí de una forma tan...?- Oláy no terminó su pregunta, pues el aludido le ganó el adjetivo.

-¿... patética? La verdad es que fue falta de cuidado, íbamos charlando y no prestamos la suficiente atención. Cuando despertamos ya estábamos aquí y...- el soldado decidió soltarles la mala noticia –Lölkos llevaba dentro de sus carnets falsos una fotografía de la graduación.

- ¿De su graduación verdadera? – se extrañó Hekas.

-Claro imbécil.

-Así fue como descubrieron que éramos del Santuario...- Oláy empezaba a comprender.

-Y creen que estamos coludidos con los del Adoratorio.

-¿Cómo?

-¡Ash, no sé! Si me lo preguntas Oláy, creo que entre ellos mismos hay un enorme malentendido, alguien ha intentado armar todo un teatro alrededor de nuestro arresto, pero no sé si no se ha explicado bien o..

Historia de OroWhere stories live. Discover now