Capítulo XXV: "Vittoria Solderini" // Maratón 7/7

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-"Entonces ¿has vuelto a casa Señora?"- Niké hizo un movimiento afirmativo con la cabeza –"¿Qué? ¿Cómo debo tratarte?"- el papa se alarmó, nunca había enfrentado una situación semejante, la pequeña encarnación de Atena llegaría también al Santuario en unos años... pero era algo totalmente diferente prepararse para alojar una diosa, a tener que planear la estadía de dos divinidades.

-"No se turbe tu corazón, Shion"- ella le rozó el dorso de la mano con las suaves yemas de sus dedos. –"Ni se inquiete tu alma. Habrás de proceder con mi encarnación como lo harías con cualquier otro Santo; pues la diosa principal es La Madre, la Hija solo es su nexo con la Orden de Santos. Pero eso lo irás descubriendo al paso de los años y tus retiros en éste lugar se transformen en otra cosa cuando tú busques diferentes clases de respuestas..."- acarició la estatuilla de Tauro con su mano izquierda mientras que la de Aries era tocada con su diestra, sus delicadas uñas parecían de cristal. Luego se movió hacia las de Géminis y Cáncer, aferrando entre la yemas del pulgar y el índice la tenaza del crustáceo y susurró –"Estambul es una ciudad exótica y misteriosa, el aire está impregnado de embriagadores aromas y de salinas brisas de las aguas del Bósforo que revolotean como mariposas de vivos colores ante los ojos... es una ciudad seductora en verdad, Shion"-

El Patriarca no respondió, sentía el cerebro embotado e incapaz de razonar, intentando descifrar lo que Niké quería decir sobre la ciudad turca. Había una ley no escrita, de hecho era más una pauta opcional que una ley... que indicaba que los miembros de la Orden Guerrera y Amazona de Atena debían evitar los lugares de entretenimiento nocturno, simplemente como precaución y medida de prudencia... el papa sabía que aquella no era una prohibición rígida (cómo evitar herir al inocente durante una misión), sino simplemente una recomendación para aquellos guerreros o amazonas que deseaban proteger su estilo de vida; pues aquellos sitios estaban destinados para el uso de personas que sencillamente, no compartían su "modus vivendi". Era muy doloroso que alguien de la familia del Santuario renunciara a su promesa por no haber protegido su propio juramento, de modo que para Shion no era raro que tan pronto como alguien reportaba la presencia de alguno de sus guerreros en ésa clase de lugares (siempre alguien terminaba viéndolos), el guerrero en cuestión por su propio pie abandonara el Santuario unas semanas después, el papa no podía hacer mucho si el guerrero o amazona no pedía ayuda u orientación... a él o a uno de sus compañeros, pero con plena libertad habían entrado, con plena libertad se retiraban, con eso se probaba el verdadero valor de su promesa...

Para ayudar a sus guerreros en momentos de tal índole, cuando sabía que tal o cuál ciudad era especialmente tentadora, Shion mandaba a guerreros y amazonas en grupo, para que juntos, como la familia que eran, se protegieran unos a otros, se aconsejaran y se regañaran llegado el caso.

Si la situación era de ése modo en Estambul, entonces...

-"¿Debo mandar un grupo Señora?"-

Niké sonrió complacida

-"Sí, Shion. Lo has comprendido bien"- ahora estaba junto a las estatuillas del León y de la Virgen –"Aun así, deben ser cuidadosos pues los peligros de las bandas de traficantes en el Bazar de las Especias se traduce en gente cruel y despiadada..."-

-"¿Son los únicos infantes ahí?-""

-"No, no son los únicos. Llegaron ahí por las redes de comercio negro que se extienden por todos los continentes, en ésta ocasión; su mano escogió Brasil y raptó a varios niños de un pueblo costero, en una última maniobra antes de dejar la playa con varios sacos de café obtenido ilícitamente. Cruzaron el Atlántico y entraron por el Mediterráneo, deteniéndose en los puertos de Venecia para recoger más mercancía; luego decidieron hacer una última incursión secuestradora, pues en Estambul se paga bien por los niños en tráfico de cosas... inimaginables"- el bello semblante de La Hija se estremeció –"Así que penetraron a un orfanato en los suburbios de la parte pobre del barrio de Castello y se llevaron a todos... incluida una bebita que estaba a punto de ser adoptada por los Solderini, una poderosa familia de alta alcurnia de Santa Croce... Cuando llegaron a Estambul, les compró un tratante de esclavos llamado Azím. En fin Shion, Aldebarán y Vittoria están en ésa jaula ahora y..."-

Historia de OroWhere stories live. Discover now