Capítulo XXII: "En el Crisol de Atena" // Maratón 4/?

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El Anciano Maestro estaba tan furioso que poco faltó para que colapsara con toda la Villa él solo. Aquellas insolentes criaturas se habían atrevido a alzar la mano contra todo lo que su mejor amigo había construido en los últimos dos siglos.

Dohko recordaba con una amarga sensación en el alma cuando se vio obligado a abandonar a la solitaria figura de Shion en medio del caos y la ruina en la que se había sumido el Santuario después de la última guerra sagrada. Dohko sabía la añoranza que consumía el corazón de su amigo porque también él la había sentido, los días de abundancia habían terminado y las noches se volvieron aciagas, ahora después de siglos, Shion podía volver a gozar de compañía humana que llevara lejos su soledad (aunque a veces se hiciera el rudo, Dohko sabía lo sensible que podía llegar a ser) como un mal sueño. El Santo de Libra no permitiría que arrebataran a su... hermano y a él mismo, la familia que recién se había vuelto a formar a su alrededor.

Así que, cuando miró como las llamas lamían las columnas de la villa que había llegado a considerar su hogar, aún más que los Cinco Picos, no pudo por menos que reaccionar con la violencia del vórtice de un furioso huracán, las olas de la ira de Rozan se estrellaron con estrépito contra aquellos profanadores..

-"GUERREROS DE ATENA ¡A MÍ!"- gritó con aquella voz que competía con el trueno. Todos obedecieron a trompicones, unos demasiado cansados por el fragor de la batalla, otros sumidos en el dolor por la pérdida de sus seres queridos; de cualquier forma los soldados y amazonas que quedaban formaron una muralla humana ante la villa humeante, que a ojos de los invasores ahora parecía una inexpugnable fortaleza de enormes dimensiones, y en medio de todo a aquel anciano con ojos de fuego que les infundía un temor irreprimible.

Leokano miró al batallón con el que acababa de escalar la montaña disponiéndose a ingresar al patio principal por detrás, estaba cerca de él, más cerca de lo que había soñado a lo largo de aquel lustro, tan cerca que desde sus recuerdos flotaba hasta él el aroma de su carne quemada

-"Värux"- murmuró con acento febril.

Corrió con el desenfreno impetuoso propio de los delirios y rebasó a sus acompañantes al principio del pelotón, por alguna razón se hallaban hipnotizados por una visión que Leokano había ya dejado atrás... pero entonces reflexionó lo que tardaría en encontrar a Värux en aquella noche donde la reina era la angustia y el dolor, así que recordó que había un soldado que les cortaba el paso apenas hacía unos minutos. Con locura, producto de la desesperación por la posibilidad de no hallar su presa a tiempo, desando el camino y se aproximó febrilmente al cuerpo inerte de Nereo al cual la Sagrada Armadura de Libra había dejado desprotegido al desaparecer, el guerrero respiraba con dificultad y Leokano con el conocimiento propio de quien ha visto algo tantas veces que le resulta normal, supo que se estaba ahogando en su propia sangre. Los milicianos que pasaban a su lado le daban por muerto o por lo menos, inofensivo e inútil como un pájaro al que le han cortado las alas: ocupados en su avance hacia el patio principal (tales fueron las últimas órdenes de su cabecilla), guiados por la luz de las llamas en las cabañas que se consumían en un silencioso grito y crepitar de maderos abrasados.

Leokano se plantó frente a Nereo, mirándolo en perspectiva de arriba-abajo, como si ni siquiera valiese la pena arrodillarse junto a él:

-"¿Dónde está el hombre al que llaman Värux?"-

Nereo, a pesar de sus múltiples cortes y la herida de bala que aunque no había penetrado su corazón, logró perforar el pulmón y lesionar severamente el esternón; se quedó viéndolo con una expresión mezcla de aturdimiento y compasión... mirada que enfureció a Leokano pues le recordaba la agria noche en que su primo le miró de la misma forma.

Así pues, el forajido aplastó con la planta de su pie el tórax de Nereo gritándole con vil impiedad:

-"¿Dónde está Värux, gusano?"-

Historia de OroTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon