Capítulo XIII: "He decidido no pensar en eso"

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Lygian se incorporó de la cama, se frotó los ojos y se puso de pie, buscó su máscara en la mesa junto a la puerta, se la colocó en el rostro y bostezó; luego se aproximó de nuevo al lecho para echar una ojeada a su pequeño huésped.

Camus aún dormía, con la cabeza ladeada y la manita medio cerrada en un puño junto a la nariz, se entregaba al sueño con la inconsciente seguridad que le daba saberse acostado junto a quien daría la vida por él. La guerrera le acomodó en el centro de la cama y salió por la puerta trasera, los débiles rayos de la aurora apenas asomaban por detrás de las montañas.

Lygian se encaminó con rapidez hacia el Antiguo Foro dónde Mirra, Daphne, Febo, Eko, Värux, Nereo y Dhenes le esperaban.

-"¿Se te pegó la almohada?"- le preguntó Eko

-"Lo siento, no me di cuenta de la hora"-

-"No importa, vamos"- les apremió Dhenes.

Como si de un saludo al romper del amanecer se tratara, los ocho guardianes de Santos se formaron por parejas y se pusieron a entrenar.

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Apenas distinguió la luz del sol detrás de las montañas, Shion se levantó como impulsado por un resorte, se duchó y vistió rápidamente para irse directamente a su despacho, quería ultimar los preparativos de su retiro a la Colina Estrella, ya había avisado la noche anterior a los guerreros que se encargaban de las labores de hogar, incluyendo a los guardianes de los Santos, solo faltaba dar aviso al resto de los soldados del Santuario.

Su sueño solo hacía más apremiante la situación y con ansia que podría calificarse de frenesí, Shion firmaba papeles y dejaba encargos antes de salir a desayunar.

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-"Entonces ¿Su Santidad saldrá hacia la Colina Estrella cuando el sol esté en su cenit?"- preguntó Lygian a Mirra mientras se daban de patadas y puñetazos una a la otra, practicando la lucha cuerpo a cuerpo.

-"Tal parece que sí, eso dicen los rumores. Ya había avisado que se iría pronto desde hace dos semanas; en la cocina le hemos estado armando el menú poco a poco"-

-"¡Oh sí! Había olvidado que su dieta cambiaba cuando estaba en retiro"-

-"¿Cambiar? ¡Si come menos que un pajarillo! Ya me gustaría que Milo comiera así de poquito. Solamente acepta llevarse una cesta a medio llenar, nada más. Porque comer lo desconcentra de su deber"

-"¿Y qué le han puesto?"-

-"Fruta seca, pan, queso, y mantequilla"-

-"¿Para una semana?"- Lygian se escandalizó, ¿el patriarca no moriría de inanición?

-"No, regresa muy delgado; pero no muerto; una vez tratamos de ponerle unas cuantas tiras de carne seca y huevos, pero el soldado que le llevó la canastita dijo que el patriarca le sonrió y le dio en las manos tanto la carne como los huevos"-

-"¡Por Atena! Pero ¿por qué?"-

-"Dijo que así, ayunando, podía ofrecer el hambre a Atena y reparar algunas de las faltas que los hombres hubieran cometido contra ella"-

-"Eso es..."-

-"Lo sé"- le cortó la guerrera -"Es algo incomprensible, pero sabes muy bien Lygian que si Su Santidad no se mortificara, éste lugar y lo que representa habría colapsado desde hace años"-

-"Sí"- le concedió la amazona.

Ambas se concentraron de nuevo en la lucha, en unos minutos más debían ir a ducharse y correr de vuelta a las cabañas antes de que los niños despertaran.

Historia de OroWhere stories live. Discover now