Una puerta abierta

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Cepeda

La había visto dormir con mi camiseta morada, su favorita, la que me robó cuando creíamos un final con la esperanza de tuviésemos de nuevo unos principios, sin olvidar los de siempre.

Teo se despertó más pronto que ella y con la necesidad imperiosa de desayunar sus cereales de dinosaurios, aquellos que Roi le dio a probar por su cumpleaños y que ahora no podría vivir sin ellos, como yo sin su madre.

Que ironía.

Los recuerdos se amontonaban en mi cabeza maldiciéndome por despertarme tan pronto y estar obligado a darme una ducha fría. Eran cosas normales de chicos. Pero cuando estaba ella las posibilidades aumentaban considerablemente.

El café mojó mi barba y las zapatillas pedían por favor un relevo. Estaba claro que tendría que comprar unas nuevas. Pronto. Supongo.

Butanito me saludó de buena mañana y contra todo pronóstico, el destino no complicó demasiado la misión de llegar a tiempo al trabajo, habiéndome levantado más tarde de lo normal.

Me había ido de la que fue mi casa en algún momento a trabajar en la discográfica, después de pasar una noche con la mujer a la que seguía amando y un hijo en común.

Me senté en la silla de estudio, acaricié las cuerdas de la guitarra y las horas se esfumaron como si de segundos se tratasen. Como si el reloj no las marcase.

Llevaba componiéndola toda la mañana, buscando algún acorde que se le pareciera, sabiendo que eso era imposible. Que ni la clave de Sol alcanzaría su altura en la escala musical. Que ninguna de las notas la describiría mejor que ella misma. Que hasta fuera de cinco paralelas sonaba bien. Y entre mis brazos mejor aún.

Carmen entró con dos vasos de café en mano, encontrando en aquella bebida la energía que se había ido desvaneciendo con el paso de las horas. Ella se arrimó al piano, rozó unas teclas y formó magia.

Por eso la había elegido aunque su director se negase, porque aquella chica que se presentó con sus gafas y su carpeta haciéndose pequeña ante él, me demostró que era grande y que podía sacar aquello que yo llevaba más de seis meses guardando para mí, esperando que alguien lo sacase.

Sabes, siempre hay un silencio cuando se ha parado el baile
Detrás de los cristales un reflejo que brilló
Hay una puerta abierta para ti

Si algo tenía claro es que volvería, a por ella, siempre y dejaría la puerta abierta, evitando que cualquier monstruo se colase.

Y antes de que acabe el verso y la música se calle
Si digo que te olvido no me creas, no soy yo
Hay una cosa cierta, que sigo aquí

Siempre que te acuerdes de mi nombre
Como en el final de esa canción
Que en medio del silencio bailaréis

La había visto bailar con otros, y aunque nunca me gustaron los celos no puedo evitar sus apariciones cuando noto que el silencio niega nuestro momento y yo puedo hacer nada para evitarlo.

No quiero vivir el momento de echarte de menos
Seis, seis meses ya duele el invierno
Que te has llevado hasta el sol

Ella me sonrió, apretó mi hombro, y se fue, dejándome claro lo que tenía que hacer.

Recuperarla.

Sea como sea.

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Holaaa!! Ya estoy aquí de nuevo. Lo primero, siento haber publicado más tarde de lo normal pero he tenido un festival y me ha sido imposible. Espero que hayáis disfrutado mucho del finde, para mí es el último antes de volver a estudiar y de verdad que no me apetece nada, lo prometo.

Bueno, relacionado con el capítulo, habéis conocido a Carmen, la ayudante de Luis, nada más de momento, que veo que ya me lo fichais a la pobre👀.
Y poco más, aunque ya se ven las ganitas de volver a ser un ellos, un nosotros para ellos.

Y nada, que os cuero muchísimo y que nunca os podré dar las gracias suficientes por el apoyo que la dais y por darme la oportunidad de escribir.

Si alguien sigue despierto a parte de mis chicas de la Squad, que sepáis que me apetece leer vuestras locas teorías y reacciones, así que, los comentarios son todo vuestro. Disfrutad mucho!

OS LEOO!!! Besoos💙💛

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