Prender fuego

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La catalana prepara al pequeño de la casa en el sofá. Mientras Amaia persigue a Emma para que se ponga el gorro, Ana baja las cosas que Miriam y Roi han preparado hacia la calle, y Cepeda les espera con la furgoneta del gallego más joven. Una vez todos listos bajan al portal y se montan en el coche. Luis se pone de piloto el primero, detrás tiene a Roi con Teo en medio y Miriam al otro lado dejando detrás del todo a Amaia con Emma y Ana. La catalana decidió ir al banco a sacar dinero dando así tiempo para que los demás se colocaran ya que a ella le daba igual y, ahora, al llegar a la furgoneta se lleva una sorpresa al ver que la toca sentarse con Cepeda como copilota.

Tras recorrer más de medio camino hacia la tierra gallega deciden paran en un restaurante de carretera. Amaia no puede casi ni caminar por culpa de sus piernas dormidas, al contrario que su hija, que no para de dar saltos por su emoción. Comen lo que pueden y lo que quieren porque a algunos no les debora el hambre y prefieren abstenerse para luego catar la comida 100% gallega. Después de que los chicos y Ana se fumasen un cigarro -a pesar de que Aitana se negara y lanzará una de sus miradas asesinas- vuelven al coche para continuar su camino.

Llegan a una casita de campo, apartada del pueblo y entre los bosques. La catalana, que ya conocía la casa de otras veces, no duda en ir directa hacia los dormitorios para dejar a Teo en su cuarto e intentar que no se desvele. Al bajar al salón se encuentra a todos reunidos, cerveza en mano y charlando alegremente.

-No me habéis guardado ninguna? -pregunta ella, poniendo uno de sus míticos pucheros

-Corre, estás a tiempo, Cepeda sigue en la cocina

Aitana asiente y sale del salón hacia la cocina dispuesta a conseguir una cerveza. Justo al lado de la puerta hay un mueble con fotos al cuál se le queda embobada mirando. Observa fotos de Luis y su hermana de pequeños, incluso de su familia entera. Todas las imágenes están bordeadas por marcos de madera, menos una,a la que no puede evitar dirigir su mirada y emocionarse al ver el significado que esa foto lleva y en la que ella misma aparece. Es la foto del primer concierto de Luis, están todos sus amigos, sus padres, su hermana abrazando a su sobrina y ella. Ahí todavía estaba embarazada y a pesar de que sólo estaba de cinco meses y medio, se le escapa una sonrisa tonta al ver como ella se apoyaba en su hombro mientras ambos acariciaban su tripita que ya se le iba notando. Aparta alguna lágrima que le ha recorrido parte de la mejilla al recordar el momento y se mira al espejo para asegurarse de que estas no se hayan cargado el maquillaje.

Entra a la cocina con la mejor sonrisa que el momento le permite y entonces, le encuentra allí, dándolo todo en la cocina, con un delantal de vaca y dándole la vuelta a la tortilla de patata que está preparando. Ella no puede evitar reír ante esta estampa y hace que el gallego se la quedé mirando con una sonrisa de oreja a oreja. La verdad es que él no había notado su presencia pero al verla reír como hacía tiempo que no la veía se ha dado cuenta de lo bonita que es su sonrisa natural y no esa que te hacen poner para la foto del DNI. Una vez que se les ha pasado el ataque de risa, él, que se niega a que se termine el momento, inicia una guerra con ella llenándola la cara de comida. Y así continuan un buen rato, hasta que su cara queda completamente cubierta de harina y sus cuerpos están totalmente pegados.

Sus miradas vuelven a cruzarse, diciéndose que quieren arder en fuego con el otro, quieren quemar la casa y que queden solo las cenizas. Quieren que lo suyo vuelva, que resurga como el ave fénix.

Es ella la que esta vez se separa con la escusa perfecta de que llaman a Luis, se dirige a la nevera, coge la cerveza y vuelve al salón. El gallego se maldice, que inoportuna es la gente que habla cuando otros quieren hacerlo con la mirada. No llega a tiempo, tiene que volver a llamar a su madre porque gracias a sus pensamientos no ha llegado a tiempo a cogerlo. Esta, que con sus instintos de madre sabe que le pasa algo, se ofrece a quedarse con los niños por la noche, y así aprovechan y ven a María, madre e hija que también han venido a la tierras gallegas para pasar el puente de vacaciones. Una vez consigue colgar a su madre, va hacia al salón para preguntar sobre el tema y casi les hace más ilusión a los demás que a él mismo, y mira que es su familia.

Dan de cenar a los niños, una tortilla de patata del chef Cepeda, triturada para Teo y unas patatas fritas para que los mayores no se mueran de hambre hasta llegar al bar de sus amigos para cenar. Una vez todos listos y preparados para marcharse montan de nuevo en el coche rumbo a la casa de los padres del gallego mayor. Sólo entra él con Amaia y Aitana, y los niños, Teo en el cuco dormido y Emma agarrada de la mano de su mamá. Tras despedirse de los pequeños, vuelven a montar en el coche para ir al bar de los amigos del mayor de los gallegos.

Bar. Cerveza. Amigos. Risas. Baile. Reggaeton. Alcohol. Aitana. Beso.

Se despierta con el pelo rubio de la catalana esparcido por su pecho, y, aunque ahora mismo su cabeza no para de palpitar y dar vueltas, vuelve a sentir esa sensación de plenitud sabiendo que sólo durará hasta que Aitana se despierte.

Y recuerda, con una sonrisa, como esta noche consiguieron volver a prender fuego a la casa
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Hooolaaa!!! Pues ya estoy de vuelta, espero que os haya gustado mucho el capítulo y que me dejéis vuestras reacciones a cada parte de la historia porque son las que me ayudan a seguir, a parte de que me hacen MUCHÍSIMA gracia. Ya dejo de ser tan pesada lo prometo, así que doy las gracias, alguien la espalda y luego, adiós

OS LEOOO!!! Besooos💙💛

Por cieeerrrtooo, ¿Qué os ha parecido la reedición? A mí una maldita fantasía, como el rap de "Cuando ni estés"

Twitter: @miriiam013

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