Cerraste puertas

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Abre los ojos y se encuentra totalmente deshubicada, tarda unos minutos en situarse y recordar porqué está allí. Y es que, lo último que ella recuerda es oírle cantar a Luis, sin embargo, no recuerda en que momento se fue con Miguel a su casa. Mira el móvil y se da cuenta de todos los mensajes de su amiga e incluso del gallego. Avisa de que está en casa del otro chico dejando a la pamplonica más descolocada de lo que estaba. Ve aparecer al madrileño con dos tazas de café de las cuales le ofrece una, ambos pegan un sorbo y se quedan mirando al pedazo de cerámica que recubre su bebida.

-¿Qué hago aquí?

-Te encontré en la calle, en el portal del... Buah, no sé ni cómo llamarlo

-Luis, bueno, tú Cepeda

-Pues eso, que te llevé a aquí a casa y te quedaste dormida en el sofá.

-Debo ir a casa, a por Teo

Sale lo más rápido que puede de allí, evitando al madrileño, que, aunque en cierta manera la ha ayudado ahora no puede centrarse en otra cosa que no sea abrazar a su bebé.

Coge el metro como años atrás, y se vuelve a sentir esa chica de 18 años, independizada y estresada que tenía que cancelar planes por sus despistes con la casa. Instintivamente recuerda el camino a casa de Cepeda, ese que tantas veces recorrió, algunas para 5 minutos y otras para quedarse un par de noches. Al cabo de unos veinte minutos vuelve a estar delante de aquel portal que, sin saber cómo, salió ayer por la tarde. Llama al telefonillo pero nadie contesta, decide llamar al gallego y después de tres pitidos consigue que responda. Ella se queda parada por unos momentos, no sabe qué hacer, entiende que si va a allí se encontrará con una imagen poco de su agrado pero necesita coger a Teo y huir, los dos solos, lo más lejos posible del mundo. No piensa mucho más y sale disparada al parque del Retiro. Según va avanzando por aquel lugar todos sus recuerdos se acercan a su memoria para proyectarlos en su interior. Las barcas antes de Londres, el picnic en medio del parque y por fin cuando llega, no se lo puede creer. El gallego se gira y la ve allí parada, con el rostro serio, o más bien inexpresivo. La llama y por fin ella sale de su mundo, ese al que entró al acordarse de que allí se declararon el amor varias veces y que allí, en ese mismo árbol se hizo la primera foto de la sesión más importante de su vida, la de embarazada. Se fija en que sigue sin avanzar hacia ellos y entonces es cuando se da cuenta de las lágrimas que le están cayendo de los ojos. Él camina hacia ella con paso rápido, por no decir corriendo, preocupado por su estado de ánimo. Cuando llega, las gotas que recorren su cara todavía no han cesado y lo único que consigue hacer es abrazarla. Eso siempre funcionó, nunca necesitaron preguntarlo, sabían que sus brazos siempre estarían disponibles para recibirles, pasase lo que pasase. Cuando el gallego notó que ya estaba más calmada se separó, le secó las lágrimas y la agarró de la mano mientras la conducía hacia su pequeño. La imagen seguía siendo la misma. Una chica rubia, joven, de ojos preciosos y muy guapa que antes jugaba con Teo y le daba de comer mientras miraba a Luis con los ojos que tantas veces le miró ella, ahora le sacaba fotos a su hijo en el mismo lugar que ella se sentó para la sesión sorpresa.

-Quizá te debería haber preguntado pero era una sorpresa para los christmas de Navidad.

-No te preocupes, aunque mejor os dejo solos

-Vaya tontería, anda siéntate y te presento

Ella, a regañadientes se presenta a esa tal Paula, Paula Gureta, fotógrafa y amiga de Luis. Si Luis, eso es lo que probablemente más la dolió. Entre sonrisas fingidas y carcajadas del pequeño terremoto pasan la tarde los cuatro. Una vez han terminado la catalana se despide seca, demasiado seca, incluso de la madrileña y, aunque intenta esquivar a Luis no lo consigue así que recibe un beso en la frente.

Llega a casa exhausta, ha recorrido todo el camino lo más rápido posible, pensando así que se libraría de todos sus fantasmas. Entra por la puerta con Teo ya en sus brazos y lo primero que hace es empezar a llorar. Intenta secarse las lágrimas pero no a tiempo para que nadie la descubra. Amaia está tirada en el sofá, sin moverse cuando ella entra, la pamplonica se levanta bien rápido y al verla llorar se extraña.

-Aiti...¿Qué ha pasado?

-Nada, nada, estoy bien

La chica del flequillo se seca las lágrimas mientras su amiga va a abrazarla. Dejan a Teo en la cuna bien dormido después de un rato meciéndole y racándole la espalda. Manías de bebés. Ambas se tiran al sofá como si hubiese sido el peor día de su vida y es que, en parte, lo es. La catalana mira a su amiga, la conoce y sabe que la pasa algo. Lo que no sabe es que es más grave de lo que parece y su motivo de vida se ha esfumado con el que en algún momento también lo fue.

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Holaa!!! Bueno, ya sé que hace unos días que no publico capítulo pero bueno, espero que os haya gustado. Os tengo que dar las gracias por varias cosas, lo primero: a AitedaC por desearme suerte en la compe y por ser como es -TE EMPIEZO A QUERER MUCHO- y lo segundo, GRACIAS GRACIAS GRACIAS GRACIAS GRACIAS por esas 17'2k visualizaciones, por cada comentario, por cada voto, de verdad, me hacéis inmensamente feliz, y ya no sé cómo deciros lo que os quiero y lo agradecida que estoy con vosotros, eternamente. Y ya estaría, que estoy muy emocionada y me estoy dando cuenta de que uso mucho las mayúsculas, PERDÓN. Ya me despido, os cuero mucho🖤

OS LEO!!! Besoooos💙💛

Descolocas TODOWhere stories live. Discover now