Uno.

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Estaba en el estacionamiento de la universidad esperando que Taehyung viniera a buscarme, ya era de noche y recién había salido de mi última clase.

Mi compañera y amiga, Dae, se había ido con su novio, por lo que me encontraba sola, esperando.

Reconocí el auto gris que se estacionó cerca de mi y abrí la puerta para subirme, Tae me miraba con una sonrisa y yo me acerqué para darle un beso corto en los labios.

–Linda, ¿cómo estuvo tu día? –Dijo cuando nos separamos.

–Bien –sonreí–, ¿y el tuyo, amor?

–Muy bien, me fue excelente en el examen. –Sonaba orgulloso, arrancó el auto. –¿Cómo te has sentido hoy? ¿Estás segura de ir al cine? –Me miró brevemente y volvió su vista a la vía.

–No te preocupes, cariño. Hoy me he sentido mejor –le acaricié el cabello– además quiero relajarme después de tanto estrés.

Amaba que fuera tan atento conmigo, Taehyung y yo llevábamos casi dos años de relación. Nos conocimos cuando llegué a Seúl.

Yo nací en Hawái, Honolulu específicamente, soy hija única. Mi padre es coreano y mi madre nació en en la isla, pero mis abuelos provienen de Tahití, eso quería decir que en nuestra familia existían varias mezclas. Y eso me encantaba, porque aprendí cosas de diferentes culturas mientras crecía.

Por el trabajo de papá tuvimos que mudarnos a Corea, cuando yo tenía dieciséis años. Vivimos en Busan por un año y luego nos mudamos a la capital. Desde pequeña aprendí el idioma, por lo que al mudarnos, no me costó tanto adaptarme a éste.

Ya se cumplieron cuatro años desde que llegamos al país, y a veces me pegaba la nostalgia, además de que mis abuelos se habían quedado en la isla, aunque nos han visitado algunas veces. Igual los extrañaba mucho.

Desde pequeña quería ser Diseñadora de Modas, y me esforcé mucho por entrar a la universidad. Mis padres me ayudaban a pagarla, pero decidí conseguir un trabajo porque quería independizarme un poco y no depender tanto de ellos.

Conseguí un trabajo en un bar-restaurante, muy exclusivo, del centro de la ciudad. Allí empecé como mesera y haciendo otras cosas, pero me entró el interés por ser bartender, ahí fue cuando conocí a Tae.

Él trabajaba como bartender en ese mismo lugar y poco a poco nos hicimos más cercanos, me enseñó todo sobre tragos, pero ese compañerismo se transformó en algo más, y no dudamos en empezar una relación.
Aunque ya no trabajábamos juntos, puesto que, los dueños del restaurante abrieron un nuevo local en otra zona de la ciudad, y a él lo transfirieron para allá.

Teníamos muchas cosas en común, él estudiaba Artes Plásticas.
Nosotros convivíamos muy bien, aprendimos a manejar el trabajo, los estudios y nuestra relación, hace unos meses que decidimos mudarnos juntos.

En verdad me sentía muy feliz con él, a pesar de que nuestra vida era algo ocupada, cuando él necesitaba alguna ayuda yo siempre estaba dispuesta a darle una mano y viceversa, así estuviésemos muertos del cansancio debido a nuestros turnos. También, cuando teníamos algún tiempo libre, por pequeño que fuera, tratábamos de disfrutar al máximo, el uno del otro.

A mis padres, en un principio, no les agradó que me fuera a vivir con Tae, pero después lo aceptaron. Lo querían mucho.

En dos días sería nuestro aniversario y ya podría concentrarme en eso, mis semanas estresantes habían culminado. De hecho me sentía un poco mal de salud, tenía mucho cansancio, dolor de cabeza y de vez en cuando me daban náuseas, pero eso solía sucederme cuando era época de exámenes, esperaba sentirme mejor pronto.

UNEXPECTED. |MYGWhere stories live. Discover now