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Seis meses. Seis meses desde que pudiste sentir sus manos en tu piel. Seis meses desde que pudiste escuchar su risa cerca de tu oído. Seis meses desde que habías sido feliz.

Niall intentó advertirte que la distancia sería difícil; que su tiempo junto a ti, aunque no quisiera, se dividiría entre estar en el estudio, estar de gira de promoción y estar de tour. Y tú le aseguraste que todo estaría bien... hasta que no lo estuvo.

Mirando hacia el pasado la ruptura entre ustedes había sido completamente innecesaria. Pero habías sido demasiado terca. Habías querido que él fuera tras de ti, que te rogara que regresaras y que te prometiera que las cosas mejoraría. Pero Niall estaba demasiado lastimado y confundido, analizando hasta la última palabra que habías dicho tratando de adivinar en dónde fue que se equivocó. Sin embargo, al final te dejó ir. No porque quisiera, sino porque pensó que un poco de espacio para que ambos se calmaran pondría las cosas en perspectiva.

Ninguno de los dos contestó el teléfono... por seis meses.

Ahora te encontrabas en la parte trasera de un Uber, sentada afuera de su enorme casa en Los Ángeles. Podías notar las luces de colores sobre las paredes y escuchar los débiles sonidos de salpicaduras de agua así como las risas de los invitados a la fiesta alrededor de la piscina en la parte trasera de la casa. Tomaste la esquina de la invitación entre tus manos. Una simple hoja de papel de color negro con su nuevo logo en relieve y de color blanco en el centro de la misma. La fiesta se centraba en una celebración del éxito de su último single.

Cuando encontraste el sobre en tu correspondencia y sacaste el pedazo del papel del mismo, sentiste como si todo el aire hubiera desaparecido de tu habitación. Ni siquiera habías escuchado la canción todavía, asustada de las emociones que podrían acumularse.

-¿Señorita?... ¿Señorita?

-¿Hmmm? ¡Oh sí! Lo siento.- Te sonrojaste y rápidamente saliste del coche, mirando cómo las luces traseras del mismo se desvanecían cada vez más en las sinuosas carreteras del Laurel Canyion, lugar donde se encontraba situada la casa de Niall. Respirando hondo, presionaste el timbre de la puerta, escuchando unos segundos después el click que indicaba el desbloqueo de la primera puerta. Caminaste hacia la puerta principal y cuando levantaste el puño para tocarla y alguien pudiera abrir, se abrió de repente, relevando al anfitrión mismo de la fiesta. Te miró fijamente por un momento y sus ojos se cruzaron con los tuyos, como si estuviera tratando de convencerse así mismo de que eras real.

-Hola.- Mencionaste un poco nerviosa.

-Hola. Viniste.

-Lo hice.- Contestaste, tus ojos moviéndose ansiosos.

-Joder, lo siento. Pasa, por favor.- Niall negó con la cabeza y dio un paso hacia atrás para dejarte pasar por la puerta principal.

Mientras escaneabas la casa, podías ver muchos invitados en la cocina, en la sala de estar y el patio trasero. Había música que sonaba a través de las bocinas de la casa, sonaba una canción que podías reconocer de una de sus listas de reproducción de Spotify llamada "Nialler's Party Mix." Algunas cosas nunca cambiaban.

Niall se acercó a ti y te diste cuenta un segundo demasiado tarde que te iba a dar un abrazo. Tu cuerpo se tenso cuando envolvió uno de sus brazos a tu alrededor, incómodamente le devolviste el gesto, posicionando la palma de tu mano sobre su espalda. Cuando se alejó de ti, de inmediato tus sentidos fueron invadidos con su esencia. En un instante pudiste ver cómo todos los momentos íntimos que vivieron en esa casa pasaron por tus párpados. Ambos quedaron mirándose el uno al otro por un momento hasta que los modales de Niall comenzaron a aparecer de nuevo.

-¿Quieres algo de beber?- Te guió a través de la larga cocina donde había varias hieleras llenas de botellas de cerveza y también había un pequeño bar a un lado con distintas botellas de licor como vino, vodka, whisky y tequila y algunas batidoras. -¿Tendrás una noche de cerveza o de vodka?- Preguntó, mirándote con una pequeña sonrisa dibujada en sus labios. Dejaste salir una pequeña risita y rodaste los ojos.

Imaginas | NHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora