60.*

7.1K 224 27
                                    

Todo estaba listo. Te acurrucaste entre los suaves cojines del sillón, tu espalda baja tenía como soporte una almohada que no coincidía con los demás cojines y que había sido producto de demasiadas compras en línea a altas horas de la noche y una copa de vino mientras estabas un poco borracha. Tus planes para este viernes por la noche tan solo eran relajarte con un maratón de "How I met your mother", preparar un paquete de palomitas de maíz como cena y quedarte dormida temprano. El bowl con las palomitas estaba sobre tu regazo y tu pulgar estaba sobre el botón de PLAY cuando escuchaste un golpe en la puerta.

Teniendo en cuenta que en tu edificio vivían varios grupos de niños, no era inusual que algunos de ellos tocaran a tu puerta y suplicaran que compraras sus productos para recaudar fondos, o que probaras su limonada o simplemente alguno de sus padres para pedirte si podrías cuidarlos por unas horas. Pero conocías ese toquido. Tres golpes lentos pero pesados eran característicos de Niall, uno que sólo usaba cuando estaba molesto. Tu estómago se tensó al pensar en él molesto, ese chico tenía un lugar tan especial en tu corazón. Siempre lo tendría, pensaste. Amabas a Niall con todo tu ser, lo amaste durante todo lo que duró su relación y lo seguías amando a pesar de la ruptura. Ninguna fuerza en el cielo o en la tierra podría hacerte dejar de amarlo.

-¡Está abierto, Ni!- Lo llamaste, lo suficientemente fuerte para que te oyera. A pesar de que las cosas terminaron entre los dos, nunca cambió nada. Independientemente del romance, los dos tenían esa sensación de pertenecer al otro. Cada vez que estaban juntos, todo se sentía bien, se sentía como en casa.

Unos segundos más tarde, su figura larga llegó a la sala de estar, una camisa azul marino aferrada a sus brazos y pecho. Le habías insistido que comprara ropa nueva con una talla más grande ya que había ganado bastante músculo pero él no se molestó en ello. Y no es que te estuvieras quejando, su cuerpo había ganado una forma increíble.

-Necesitas cerrar la puerta, nena.- Frunció el ceño, mirando hacia la puerta por la que había entrado. Nunca habías sido demasiado consciente de lo peligroso que podría ser dejar la puerta sin seguro alguno y Niall siempre había estado detrás de ti por eso, presionándote a cerrar las puertas y asegurarte de no dejar objetos de valor en tu auto, el chico era un video de seguridad andando. -Ya sabes que me preocupo y no me gusta que dejes la puerta así.

-Dios, suenas como mi mamá.- Rodaste los ojos y colocaste el tazón de palomitas de maíz sobre la mesa de centro. Levantaste la vista hacia Niall y frunciste el ceño cuando lo viste dar pasos inseguros y metiendo los pulgares en los bolsillos de su pantalón.- ¿Niall? ¿Qué pasa?

Dejó salir un suspiro, relamiendo sus labios antes de fruncir el ceño. Siempre estaba inquieto cuando tenía algo en la mente, jugaba con cada parte de su cuerpo en lugar de hablar. Siempre te había vuelto loca que él dudara demasiado en decir lo que le molestaba, en realidad esa fue una de las principales razones de que rompieran, la falta de comunicación. Había sido doloroso sentir que su relación comenzó a debilitarse y desmoronarse, pero hubiera sido más doloroso perderlo por completo.

-Terminamos.- Finalmente dijo, mirándote por unos segundos.

Él y su novia, si podías llamarla así, habían salido durante aproximadamente tres meses. Dudaste del título porque ella obviamente había dudado demasiado antes de aceptar salir con Niall. Estuvieron hablando por un buen rato antes de que ella aceptara una cita con Niall. Ella no era lo suficientemente buena para él, lo sabías, estabas segura de eso, pero nunca te atreviste a decirle esa opinión a Niall. No querías ser esa ex celosa y que seguía sufriendo y estaba empeñada en sabotear cada relación que el chico tuviera hasta lograr que terminaran, aunque en realidad así lo quisieras.

Imaginas | NHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora