Capítulo 23: Castigo

5.6K 470 151
                                    

Al bajar, vimos cinco furgonetas negras blindadas con los cristales tintados y a sus ocupantes al lado. Eran Alice, Thomas, Mark (doctor de Chase), Sheila (veterinaria de la organización) y James en persona.

—Me alegro de que lleguéis con vida —felicitó—. Y ahora, revisad sus heridas —dijo dirigiéndose a los doctores.

No se hicieron de rogar, en menos de un minuto estaban a nuestro lado analizando nuestras heridas. Aunque Alice estaba checándome, no se me escapó que de vez en cuando, mataba a Marcus con la mirada y éste, sonreía nervioso.

—No tienen nada grave, jefe, solo heridas superficiales y varios hematomas.

—Bien —suspiró James aliviado—. Ahora dadme vuestro informe de forma oral.

Marcus y yo nos miramos de forma nerviosa, pero Chase se adelantó y redactó su informe sin saltarse nada y luego nos tocó a nosotros. James nos miró sombríamente antes de hablar.

—Los tres habéis actuados irresponsablemente en esta misión. Agentes Black y Silver, no quiero que volváis a entorpecer la misión ni que la sobreprotejáis —dijo mirándome—. No es la mejor agente de esta organización por nada. Y agente 1546 —dijo dirigiéndose a mí— las órdenes eran ayudar a los policías del cuerpo nacional a capturar a los narcotraficantes, no matar a un principal cabecilla.

Bajé la cabeza mientras apretaba los dientes, no tenía excusa.

—Estaréis suspendidos de las demás misiones. Solo os centrareis en proteger a los hijos de Richard Stone. Como castigo por vuestras acciones, haréis un circuito de ejercicios intensivos lo que queda de día sin descansos hasta las doce de la mañana —sentenció.

Apreté los puños. Éramos un equipo, así que, si fallaba uno, fallaban todos. Eso significaba que también impondrán un castigo a Colmillo Blanco. Además, no podría entregar personalmente los regalos ni disculparme apropiadamente.

Nos subimos a las furgonetas con nuestros respectivos doctores. Por dentro, eran como unas ambulancias y mientras duraba el trayecto, Alice se encargó de desinfectarme las heridas que tenía y de aplicarme hielo en los moratones.

—Alice —llamé tras pensarlo un rato—. Necesito pedirte otro favor, quiero que envíes a mis amigas y a los hermanos Stone los regalos que hay en esa maleta —la señalé— en cada envoltorio están sus nombres.

—Está bien, Aria, si eso es lo que quieres...

Llegamos más pronto que tarde al lugar de entrenamiento. En parte, porque no era en la Organización y porque quedaba a medio camino del aeródromo.

Intuyendo lo que se me venía encima, me coloqué un top deportivo negro, un short elástico y unas buenas playeras para poder resistirlo. Marcus y Chase ya estaban en la sala. Ellos vestían una camiseta deportiva amarilla y naranja respectivamente, y unos shorts de deporte.

—Bueno, será mejor empezar —dijo Chase.

Nos separamos un poco entre nosotros y empezamos a estirar durante diez minutos. Hicimos especial hincapié en las articulaciones como los tobillos, las rodillas, la cadera, las muñecas y los hombros. Después, realizamos cinco minutos de high knees teniendo cuidado de mantener la espalda recta y el torso erguido a la vez que aumentábamos el ritmo según pasaba el tiempo. A continuación, realizamos tres minutos de abdominales.

Luego saltamos cuarenta segundos con la comba rápida para acelerar el pulso y posteriormente estuvimos haciendo sprines subiendo y bajando escalones durante tres minutos. Seguidamente, salimos al exterior donde había un circuito con una serie de obstáculos que debíamos sortear saltando o pasando por debajo de ellos: redes, escalar muros, atravesar zonas con fuego, pasar bajo alambreras, subir muros inclinados, saltar fosos con ayuda de cuerdas, sortear vallas de diferentes alturas y saltar fosas. Todo eso con cinco kilos de más encima durante veinte minutos.

Agente 1546Donde viven las historias. Descúbrelo ahora