Capítulo 7: Piensa rápido o muere lento

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Os estaréis preguntando cómo es que conduzco este tipo de moto. Bien os lo explicaré.


Hoy era quince de diciembre y cumplía catorce años. No le había dicho a Marcus aún lo que quería de regalo: una moto.

—Bueno cumpleañera, ¿qué quieres este año como regalo? —me preguntó mientras íbamos de camino en el coche a un restaurante para celebrar mi decimocuarto cumpleaños.

Me hice la pensativa antes de contestar.

—Una moto, Marcus.

De la sorpresa, frenó de golpe. Por suerte, no venía nadie detrás y no nos pasó nada.

—Aria, eso es muy peligroso y no tienes edad para ello —dijo apelando a la ley.

Esa respuesta ya me la esperaba y, por ende, me había documentado con los pros y los contras de tener una moto. Y así continuamos todo el viaje, discutiendo sobre mi regalo de cumpleaños.

—Marcus, piensa un poco. Si tengo una moto, podré ir a las misiones más rápido y no tendría que esperarte a ti o tener que tomar un taxi —debatí intentando convencerle.

Esto último pareció funcionar porque se quedó en silencio.

—Aria, no sería legal y...

"¿En serio está apelando a la ley cuando básicamente la incumplimos con solo respirar?"

—Habla con James, él podría conseguirme un permiso especial —le interrumpí.

Ya tenía la mitad de la batalla ganada. Ahora sólo quedaba convencer al jefe. Buscar toda la información que recabé había valido la pena.

Al final, le convencí  y me dio un permiso especial que debía enseñar si algún policía me paraba.


Llegamos en seguida a su departamento y mientras se quitaba el casco, Lysandra me preguntó casualmente:

—¿Qué hacías allí, Aria?

Al escucharla, se me heló la sangre. Las tres me conocían muy bien y a veces me costaba bastante mentirles, además, no era realmente fan de los videojuegos, no como ella, aunque eso no quitaba que no echara alguna que otra partida con Lys.

Pensé a toda pastilla qué responderla, pero no se me ocurría nada, así que opté por encogerme de hombros.

—Pasaba por allí y te vi desde la calle —era la excusa más pobre que había soltado en toda mi vida.

—Ya, claro, y yo llevo falda —dijo con evidente sarcasmo. Había percibido que era una mentira como una casa.

—Bueno, si ahora llamas a los shorts, falda, entonces sí —dije con una mini sonrisa—. Por cierto, ¿ese que viene ahí no es tu hermano? —pregunté intentando cambiar el rumbo de la conversación.

—¿Quién? —preguntó mientras se daba la vuelta y hacía visera con la mano.

Ambas vimos cómo se acercaba un chico corriendo hacia nosotras. Parecía de veintidós años de edad, tenía el pelo corto negro y gran parecido físico con Lysandra.

—Lys, te he ido a buscar a la tienda —gruñó el recién llegado—. ¿Se puede saber dónde tienes el móvil metido? Hola, Aria —me saludó al verme.

A toda respuesta, ella sacó el móvil del bolsillo del pantalón y soltó una maldición.

—Mierda, Nick. Pareces un acosador en vez de mi hermano mayor. Me has llamado diez veces y enviado veinte mensajes.

Agente 1546Where stories live. Discover now