Capítulo 58: Familia

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Aria


Decir que lo iba a matar, era un eufemismo. Sabía que era Luke, no porque había visto su cara, no, sino por el arma homicida: una flecha. En cuanto saliera de la puta comisaria, tenía las horas contadas.

Estaba allí metida como testigo, pero el teniente Malcom movió los hilos y pudo acelerar el proceso. En cuanto pisé la calle, me alejé unos cien metros del lugar y envié a Ryan la ubicación de la casa de los abuelos de Aaron, a continuación, le llamé.

—L, mira las grabaciones de hace una hora y media de las cámaras de seguridad cercanas a esa casa.

—¿Qué estoy buscando? —escuché el sonido del teclado, por lo que deducí que ya se estaba poniendo en marcha.

—A cualquier hombre herido. En cuanto tengas algo, llámame —colgué.

No sabía qué hacer, si ir a la Organización o al hospital para comprobar el estado de Aaron. No obstante, una llamada me sacó de dudas.

—¿Señora Martínez? ¿Cómo está Aaron? —pregunté con urgencia.

—Aria... Se ha ido.

Un escalofrío recorrió mi espalda.

—Por favor, dígame que se ha ido del hospital —pedí en un ruego.

Esto no podía estar pasando, no era real.

—Ya no está con nosotros —rompió en llanto.

Ante esas palabras, las lágrimas se agolparon en mis ojos, pero quise mantenerme fuerte, así que miré al cielo, al sol escondido tras una nube, y parpadeé con fuerza.

—Cuál... ¿Cuál fue la causa de la muerte? —mi voz salió estrangulada.

—Veneno —dijo entre sollozos la pobre mujer—. Los médicos dijeron que fue veneno de cobra real. Tardaron en dar con ello, fue tarde para darle el antídoto.

—Lo siento, por todo —fue lo único que acerté a decir.

Mi brazo cayó como inerte y colgué la llamada. De alguna forma, sentí que mi energía se había ido. El cielo se encontraba nublado y no había señal alguna de que volvería a salir el sol. Sonreí con tristeza ante eso.

—Así no iba el mito —susurré—. Era Orión quien moría por culpa de Apolo, no al revés. Una muerte por picadura de escorpión.

Esa era una de las versiones. Otra era que Artemisa fue engañada y la retaron a disparar a un objeto que se movía a lo lejos. Ella, sin saber que era Orión, disparó, hiriéndole de muerte.

—¡Maldita sea! ¡Por qué Luke tenía que manchar un mito tan hermoso! —no me importó que los transeúntes me escucharan.

Orión estaba enamorado de Artemisa y Apolo lo mató o bien porque pasaba mucho tiempo ella con él, celos de hermano, o bien, ella descuidaba sus ocupaciones estando siempre cazando.

—Bien, Luke —mis ojos brillaron desafiantes—. He captado la referencia, eres un hijo de puta, pero juro por... Juro por Apolo y Artemisa que cumpliré con la parte del mito. Morirás por mis manos.

Ryan me volvió a llamar.

—He captado por las cámaras a un hombre con dificultades para caminar hablar por teléfono.

—Dime inmediatamente dónde está ese bastardo —le apremié.

—Hace cuarenta y cinco minutos ha ocurrido un accidente automovilístico.

No me jodas de que le ha atropellado un coche.

—¿Sabes si está vivo?

—Estoy accediendo a los datos del hospital —dijo por contestación.

Agente 1546Onde histórias criam vida. Descubra agora